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Raúl Ochoa Cuenca: El retroceso es muy rápido

 

El asesinato de Jovenel Moïse deja un enorme vacío de poder en Haití. Su parlamento está efectivamente desaparecido y dos hombres afirman simultáneamente ser el líder legítimo del país.

Moïse designó días  antes de morir al parlamentario de su partido Ariel Henry como primer ministro, pero no fue confirmado por las cámaras ya que el congreso permanece inactivo desde el mes de noviembre del 2020.

Igualmente ha ocurrido con el primer ministro ad Interim, Claude Joseph.

Las cámaras parlamentarias no se han reunido desde el año 2020 y estaba en proceso de ser reemplazado por Ariel Henry, a quien el presidente nombró poco antes de su muerte. Henry dijo al periódico haitiano Le Nouvelliste que «Claude Joseph no es primer ministro, es parte de mi gobierno«.

Pero parece que las desgracias de ese pobre país el cual comparte la isla de la Hispaniola con la República Dominicana no terminan, sino que una nueva comienza con cada nuevo amanecer.  Luego de que asesinan al Presidente el país va directo a otra  situación de caos como ya ha ocurrido anteriormente, y en varias oportunidades.

Basta recordar el terrible terremoto del 12 de enero del 2010 que dejó 210.000 muertos y 350.000 heridos.

Mientras tanto, la pandemia de coronavirus ha ido empeorando en Haití. La Unicef, la agencia de las Naciones Unidas para la infancia, dijo el jueves que Haití era el único país del hemisferio occidental que no había recibido una sola dosis de la vacuna contra el covid-19.

El muy controversial asesinado presidente estaba en el cargo desde 2017, y se había ganado muchos enemigos en la presidencia. Primero, con sus intentos reformistas y, más tarde, con su deriva autocrática. «Dirigía un gobierno autoritario con control del Ejecutivo y los demás poderes. Uno de sus objetivos con la propuesta de reforma constitucional era buscar confirmar ese control férreo sobre las instituciones y también debilitar a la oposición, no solo política, sino también a la debilitada empresa privada y sectores de la sociedad civil», explica Mariano de Alba, analista internacional y asesor del centro de prevención de conflictos Crisis Group.

Reitero que no obstante su deriva hacia el campo del autoritarismo,  Moïse era profundamente contrario a las ideas marxistas y socialistas,  con antipatías manifiestas a todo aquel mundo de delincuentes y de cleptómanos agrupados en la superestructura política conocida como el Foro de Sao Paulo.

En la práctica él era un empresario  prestado a la política, con lo cual no pretendo proyectar la idea de que fuese un intachable ciudadano y honesto  hombre de negocios.

Me parece interesante reseñar que el gobierno de Maduro entendió que Moïse no era un títere  para moverlo con comodidad en base a los intereses de la banda de Miraflores en el  Caribe y cuando vieron que  decidió  alinearse con los postulados de Estados Unidos, especialmente en la época de Donald Trump, simplemente le declararon en forma solapada la guerra. Muestra de esto es que el chavismo habría destapado un caso de corrupción a partir del dinero que Haití ganó revendiendo el petróleo comprado a Venezuela en un esquema en el cual participaron las empresas de Moïse.

Desafortunadamente para nuestros países  la constante no ha sido otra, que en mayor o en menor cuantía,  nuestros administradores son, aparentemente igualmente en el caso del presidente asesinado,  simples depredadores de la cosa pública sin importarles en lo más mínimo las consecuencias que puedan acarrear para sus propios pueblos esa morbosa y negativa actitud.

Un breve cuadro comparativo de los dos países, comandados por dos autócratas:

  • Moise asesinado  y Maduro enconchado en los bunkers subterráneos de Fuerte Tiuna.
  • El pueblo haitiano sin vacunas.
  • El pueblo venezolano sirviendo de conejillos de Indias al proyecto de vacuna cubano por el cual Delcy y su combo se están metiendo más de 300 millones de dólares en sus asquerosos bolsillos.
  • Haití  es el país históricamente más pobre de América pasando de hambruna en hambruna.
  • Venezuela es el país históricamente más rico de América pasando de hambruna en hambruna.
  • Los delincuentes de la banda de Jimmy Cherizier  (a) Charles Barbecue controlan buena parte del territorio de la capital haitiana.
  • Los delincuentes de las mega bandas de El Koki, el Vampi y el Galvis controlan buena parte del territorio de la capital venezolana.

¿ Entonces con la revolución bonita estamos a nivel de Haití ? ¿ O peor ?

 

Raúl Ochoa Cuenca, en Anfi del Mar el 10 de julio del 2021.

 

 

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