Viktor Orban anuncia un referéndum sobre la ley homófoba para «defender» a los niños
El primer ministro húngaro no ha precisado la fecha de la consulta ni si su resultado influirá en la ya aprobada ley
Hay referendos que se convocan para ganarlos y otros para perderlos. Este podría ser el caso del que ahora anuncia el primer ministro húngaro, Viktor Orban, para salir del atolladero en el que le ha puesto la Comisión Europea tras la ley aprobada en ese país para proteger a los menores de edad del supuesto adoctrinamiento que llevan a cabo los colectivos LGTBI en colegios, en editoriales y a través de la publicidad. Orban está contra las cuerdas pese a la defensa a ultranza que sigue haciendo dentro y fuera del país de una norma que vincula homosexualidad y pederastia y que por violar los principios que rigen en la UE ha sido calificada de «vergonzosa» por la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen. Numerosos jefes de Gobierno de la Unión Europea se han pronunciado en contra e incluso el Parlamento Europeo ha aprobado una resolución de condena.
Orban suele crecerse ante la presión pero en este caso no es puramente dialéctica. La Comisión Europea ha anunciado la apertura de expedientes sancionadores a Hungría -y también a Polonia- si no da marcha atrás, es decir pagará este nuevo golpe de timón autoritario con un recorte de los fondos europeos. No hay fecha para el referendo anunciado, pero su mera convocatoria deja entrever que busca vías para ceder ante Bruselas sin perder la cara. Y la manera menos bochornosa de hacerlo es por voluntad popular.
A Orban los referendos no se le dan bien. En octubre de 2016, en plena crisis de los refugiados, sometió a consulta el sistema de cuotas de reparto de refugiados pactada en la UE pidiendo el no. El referendo fue invalidado por la Comisión Electoral por falta de quórum. Pese al despliegue del partido gubernamental Fidesz, la cuota de participación fue del 43%, siete puntos porcentuales por debajo del mínimo que marca la ley. Orban retorció el resultado y se atribuyó la victoria, en tanto que el 98% de quienes votaron , lo hicieron en contra de las cuotas.
A diferencia del referendo sobre refugiados, la UE espera acontecimientos con cierta relajación. El ministro de Asuntos Exteriores de Luxemburgo, Jean Asselborn, considera la maniobra de Orban tan pintoresca que, a su juicio, lo que habría que hacer es organizar un referendo a nivel comunitario con la pregunta de «¿cree usted que la UE debe seguir tolerando a Orban?». En declaraciones al semanario ‘Der Spiegel’ Asselborn afirmó que el resultado sería, con toda seguridad, un no.
La cruzada de Orban en defensa de los valores cristianos, de la infancia y de la familia tradicional, desagrada por exclusiva en Bruselas y tampoco despierta simpatías en el Vaticano. Según ha anunciado la Santa Sede, la visita que el Papa Francisco realizará en septiembre a Hungría y Eslovaquia, se centrará en este último país. De los cuatro días que durará el viaje, del 12 al 15 de septiembre, el Papa sólo estará en Budapest unas horas, el tiempo necesario para entrevistarse durante 30 minutos con Orban y el presidente Janos Ader, y presidir la misa de clausura del 52 Congreso Eucarístico Internacional. Puede que Francisco le recuerda a Orban que el Papa es él y que para el Vaticano, todas las personas, independientemente de su orientación sexual, son hijos de Dios.
Si el referendo sigue adelante, los húngaros deberán responder a cinco preguntas sobre si deben permitirse charlas de orientación sexual a la conveniencia de que se promuevan terapias de cambio de sexo entre menores. Para todas ellas el primer ministro pide no. Entre las preguntas figuran las siguientes: «Se quejan de que en Hungría no es posible lo que en Europa Occidental ya es permanente, donde los activistas LGTB+ entran en las guarderías y escuelas, ellos realizan la enseñanza sobre sexualidad. ¿Quieren que en Hungría sea igual?». «¿Apoya usted que en los centros de educación pública se realicen charlas sobre orientaciones sexuales sin el consentimiento de los padres? «¿Apoya usted la exhibición de contenidos mediáticos sobre el cambio de sexo?».
Orban no aclaró si el resultado del referéndum podría suponer una enmienda a la ley, aprobada el pasado junio con la mayoría absoluta con la que Gobierna su partido, el Fidesz, desde hace más de diez años. El derecho europeo, en cualquier caso, prevalece sobre el nacional.
La Comisión Europea tiene varios frentes abiertos con Hungría y esta polémica ley sobre educación sexual puede hacer rebosar el vaso de la paciencia que Bruselas ha mostrado con Orban, de ahí que se haya empezado a achicar. A principios de semana, el Gobierno dio marcha atrás a una ley que, inspirada en la rusa, obligaba a las ONG a informar sobre sus patrocinadores al Ejecutivo para averiguar si eran marionetas de poderes extranjeros. Era una de las leyes cuestionadas por la Comisión Europea.