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¿Tenés opciones ante un proceso electoral ilegal, ilegítimo, inexistente?

El bloqueo a la re legitimación de la dictadura es la única base necesaria para las nuevas etapas de lucha. Es una huelga electoral de rechazo total y absoluto al proceso viciado en su esencia. Es declarar una posición activa de no colaboracionismo con esa pantomima. Se trata de lograr la gran unidad nacional que declare, que sostenga, que presione con un gran boicot al circo electoral de la dictadura; que nos empeñemos en obligar a todos los vividores, parásitos y habladores a boicotear, no asistir, no participar, no apoyar, no legitimar a las farsas de la dictadura. Dejar solos a Ortega, FSLN, a Murillo. 
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En Nicaragua, el panorama de la democracia y la república, puede visualizarse en el sencillo gráfico de arriba: las elecciones pueden ser un eslabón hacia una mejor sociedad, o pueden ser una trampa. Veamos.

Cuando las elecciones son un eslabón. Las elecciones son un hito en la cadena evolutiva de la democracia y la república. No son la democracia en sí, pero van formando, sea como sea, la evolución y el mejoramiento social. El momento de elegir autoridades de gobierno es trascendental, porque el pacto entre nosotros los ciudadanos nicaragüenses, es que lo hagamos de manera libre, transparente y cada cinco años.

Si las elecciones se hacen de manera legítima, legal y puede comprobarse y certificarse su existencia, estaremos logrando las aspiraciones básicas: existe plena soberanía de los derechos humanos; funciona un estado de derecho y justicia; se lleva a cabo un crecimiento económico, con un flujo de bienestar para toda la población y es pleno el goce de las libertades y derechos políticos de la ciudadanía.

Este estado de situación que nos dice que nos movemos y vivimos en una república democrática y de bienestar, va a garantizar ir perfeccionando nuestro propio modelo político. Esto se analizará y ajustará en el siguiente ejercicio eleccionario, también mejorado y ajustado a las nuevas condiciones de la república y la democracia. Se trata de un voto útil para la construcción y defensa de la república y la democracia.

Cuando las elecciones son una trampa. Cuando el poder político en el gobierno y el Estado se ha concentrado en una minoría usurpadora que de inmediato trabaja por su continuismo, los procesos electorales y las elecciones constituyen mas bien un arma de destrucción de la democracia y la república. Un poder disolvente de este tipo puede incluso simular el proceso y las elecciones para hacer creer que procede de manera democrática y en base a los principios de una república.

Pero un poder de esta naturaleza, significa más bien una regresión hacia formas cada vez más primitivas del poder, basado en la fuerza, la imposición, el dominio de secta, la extorsión, la violencia extrema, el terrorismo de estado. Se genera una crisis de derechos humanos, donde ninguna persona humana fuera de los círculos de poder tiene garantizada su vida, su salud, su derecho educativo, a tener un espacio en la vida social o derecho a decidir sobre el estado y el gobierno. La ley salta en añicos y los procedimientos legales son sustituidos por la “voluntad de poder” del círculo dominante. Se va agudizando la crisis económica, la falta de opciones laborales de calidad, de cantidad y modernidad y se asfixian y bloquean las libertades políticas. Este tipo de poder pretende sustituir al ciudadano, por el súbdito, por generar esclavos del sistema.

El poder usurpador tiene una necesidad básica de sobrevivencia: su continuismo, el cual va a ser garantizado en el corto plazo, subordinando los principios republicanos y democráticos, a la voluntad de los usurpadores del poder. Su lógica natural es la manipulación y el fraude de las elecciones.

En el largo plazo, el continuismo va a ser garantizado por la sucesión dinástica del círculo de poder. Las elecciones resultarán absolutamente suprimidas, para una mejor estabilidad del poder disolutivo de la dictadura contra la democracia y la república.

En el caso de Nicaragua, las elecciones se han convertido en esa trampa del poder de una minoría contra la mayoría, por cierto, bien armada y organizada, con las “pequeñas ayudas de sus amigos”, los zancudos, vampiros, neozancudos y neovampiros.

Si en Nicaragua estamos viviendo y “funcionando” en esa parte baja del gráfico arriba compartido, con elecciones a todas luces ilegítimas, ilegales e inexistentes, ¿cómo actuar como ciudadanos en ese orden de cosas?

Alternativas frente a las elecciones dictatoriales. Todo ciudadano, con la claridad más que suficiente de lo que son las elecciones que organiza y promueve el régimen en Nicaragua, consciente que nos estamos moviendo en el escenario electoral de la parte baja del gráfico, tiene ante sí varias opciones, de hecho excluyentes unas de otras:

VOTAR CONFIANDO. “Con fe, esperanza y alegría”. Este es el llamado de la “oposición” que logró montarse en el potro indómito de la rebelión ciudadana de abril 2018, anulando los nuevos liderazgos y que repite aquella consigna de los anteriores procesos electorales viciados de nulidad, de lograr “una avalancha de votos”, para “demostrarle a la dictadura el repudio a su existencia”. El argumento es “tener fe” y “no perder las esperanzas”, concurrir a la “fiesta cívica” en paz, armonía y “en alegría”.

Los de esta opción pretenden o suponen que la dictadura se suicide respetando esa montaña de votos de repudio y que, resignada ante su derrota, acepte su segundo lugar. Naturalmente, optar por esta oferta de “votar confiando”, es ejercicio del libre albedrío ciudadano.

Así que el 7 de noviembre, si no hay más desapariciones forzosas o inhibiciones, el votante ingenuo y confiado tendrá varias sub-opciones: votar en la casilla del Partido Liberal Constitucionalista-PLC: o de Ciudadanos por la Libertad: CxL: o del Partido Liberal Independiente-PLI, Alianza por la República-APRE, o de Camino Cristiano-CC, dado que en tres años de espera, las siglas “opositoras” nunca pudieron lograr la tan traída y llevada como falsa cantaleta de la unidad.

Pero los partidarios de “votar confiando, con fe, esperanza y alegría” deberán renunciar al derecho que tenían de postular y escoger como candidatos presidenciales a personajes tan valorados en los escenarios mediáticos, como Félix Maradiaga, los primos Juan y Cristiana Chamorro, Arturo Cruz (el famoso dueño del vehículo electorero que hasta de su maletera lo sacaron), etc.

Obviamente, este segmento de votantes, también podrá votar directamente por Ortega y Murillo, que van por sus reelecciones anti constitucionales. Y votar confiando, a favor o en contra de Ortega, no le hace ni cosquillas al fraude ya preparado.

VOTAR DESCONFIANDO O ANULANDO EL VOTO. En esta opción, igual que la anterior, se avala el proceso electorero de Ortega y Murillo, sólo que se vota desconfiando del mismo, manchando, rompiendo, marcando por todos lados la boleta electoral o incluso pateando la caja de votación. Este voto nulo por desconfianza, tampoco le molesta o preocupa a la dictadura, porque lo que le interesa es mostrar a los votantes acudiendo y en fila a las mesas de votaciones, a fin de mejorar los números de fraude y justificar a la casilla del segundo lugar, los necesarios cómplices institucionalizados para los siguientes cinco años.

ABSTENERSE DE VOTAR. Esta opción es la que ha estado en la palestra en todas las elecciones con la participación de Ortega y Murillo. En las últimas elecciones (2016), menos del 30% del padrón total, acudió a las votaciones. Ese 70% de ausencia en las mesas electorales, fue calificado por Violeta Granera, coordinadora nacional del Frente Amplio por la Democracia-FAD y ex candidata a la vicepresidencia de la oposición, que fue excluida de participar en esa elección, como “expresión masiva del rechazo a la farsa electoral y la culminación de la ilegitimidad, credibilidad y confianza en quienes organizan y realizaron la farsa”. Violeta Granera es una de las figuras mediáticas victimas de desaparición forzosa en estos momentos. Pero para noviembre del 2021, al contrario, ella predicaba votar confiando.

BOICOT ELECTORAL. Esta opción, si bien la políticamente correcta, es la menos percibida o comprendida por la ciudadaníaConstituye la única posición activa respecto a las opciones anteriores y la única expresamente dirigida a bloquear la reinstitucionalización o el rescate político de la dictadura, luego de sus espantosos crímenes del 2018 (más de 350 personas ejecutadas por las fuerzas sandinistas).

El bloqueo a la re legitimación de la dictadura es la única base necesaria para las nuevas etapas de lucha. Es una huelga electoral de rechazo total y absoluto al proceso viciado en su esencia. Es declarar una posición activa de no colaboracionismo con esa pantomima.

Se trata de lograr en el seno del pueblo, la gran unidad nacional que declare, que sostenga, que presione con un gran boicot al circo electoral de la dictadura; que nos empeñemos en obligar a todos los vividores, parásitos y habladores a boicotear, no asistir, no participar, no apoyar, no legitimar a las farsas de la dictadura. Dejar solos a Ortega, FSLN, a Murillo. A menos que acepten las condiciones de libertad, democracia y justicia que reclama el pueblo.

Incluye la necesidad y urgencia de obligar al PLC, al CxL, PLI, APRE, Camino Cristiano, a que sus bases despierten y exijan más honradez política y beligerancia a sus respectivas cúpulas, que han vivido babeándose por “ganar” sus segundos lugares en las Presidencia y diputaciones.

La posición del boicot electoral activo, ya fue enarbolada por un grupo de 34 personas y activistas políticos: El 14 de abril 2021, en Revista Abril, se publicó la Proclama: Garantías YA o boicot” donde se leía: “llamamos a todas las organizaciones  políticas y sociales opositoras y a los precandidatos presidenciales a suscribir el domingo treinta de mayo del 2021 un Gran Acuerdo Nacional, y convocar a la  población para iniciar una campaña de boicot absoluto a las elecciones del 7 de  noviembre”.

Hay que decirlo claro: ni el voto de confianza, ni anular el voto, ni abstenerse de votar y ni siquiera un boicot electoral exitoso, llevará al derrocamiento o renuncia de Ortega y Murillo. Ni le restará un ápice al fraude electoral en marcha. La dictadura se preparó por tres años y la flamante “oposición” solo nos desorganizó, confundió y engañó con sus discursos rimbombantes, pero vacíos, durante esos mismos tres años. No deberemos permitir que eso siga sucediendo.

Necesariamente, al margen de los “resultados” del circo electoral de noviembre, la lucha Pueblo vs. Dictadura, deberá continuar y la única forma de asegurar esa continuidad, es construyendo desde ya esa unidad de propósitos, de objetivos, de enfoque que, dando la seña de arranque con el boicot a la farsa electoral, bloquee el intento de re legitimación del régimen sandinista.

Miremos de nuevo el gráfico del encabezado: Es fácil ver cuál es la ruta que nos conviene tomar, la ruta del voto útil, que nos lleva a la construcción de una nueva democracia y una nueva república. Un voto sin dictadura, ni sicarios, ni criminales, ni corruptos, ni mas asesinados o secuestrados.

 

 

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