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  Raúl Ochoa Cuenca: Pedro Pablo Aguilar

He vivido para ver al último guerrero de la sabia raza de los mohicanos quien era conocido como amante de la paz y la amistad

 

Queridos y pacientes lectores, hoy no escribiré ni una sola línea en lo que considero es la única forma a mi edad de contribuir en la lucha por reinsertar a Venezuela en el concierto de la naciones y la cual no es otra que de transmitir informaciones verídicas y las reflexiones que inspiran mis notas.

Hoy   trataré de rendir homenaje a uno que podría llamar el último de los mohicanos, me refiero a Pedro Pablo Aguilar, aquel potente secretario general del partido social cristiano Copei que podía sugerir ministros o presidentes de empresas del Estado y sobre lo cual el presidente de la república, fuese adeco o copeyano, seguramente lo habría pensado.

Pues Pedro Pablo a sus sonados 92 años fue admitido a la emergencia de una clínica de Caracas, luego de un proceso de negociación con el fin de sortear obstáculos que se presentaban. Pedro Pablo ha enfrentado, como tantos otros parlamentarios jubilados como él,  el problema de que el gobierno del presidente obrero suspendió los pagos del seguro para los ex parlamentarios. Luego de ser tratado satisfactoriamente en la clínica, ha sido «hospitalizado» en su casa. Y ha recibido asimismo el apoyo de muchos amigos.

Su experiencia,  sus consejos e interpretaciones del acontecer político, seguro estoy, ayudarían  mucho en este momento crucial para el presente y más aún para  el futuro de la patria.

Pero PPA nos enseñó  que siempre se puede, y los médicos lo enviaron, luego de atenderlo,  a su casa para que desde allí pudiera continuar con un tratamiento que le permitiese  a su maltrecho corazón seguir latiendo.

Queridos lectores,  Pedro Pablo Aguilar,  ese trujillano  de poco reír y de hablar muy pausado,  ha tenido que sufrir la inhumanidad de un régimen que desprecia la salud ciudadana.

Su familia puede estar muy orgullosa de ese hombre. No solo su familia, también sus amigos que -y por favor permítanme incluirme- siempre vimos en él un ejemplar ciudadano y un ejemplar hombre público.

Es por esto amigos  que se necesita  nuestra buena voluntad y disposición a darle una mano al último de los mohicanos, al último de los próceres que lucharon para que nuestros hijos heredaran un país mejor y no la ruina en el cual estos desalmados nos han postrado.

Simplemente por ejercicio mental masoquista, imaginemos al Diosdado o a la Iris o al Nicolasito pasando trabajos en una clínica porque no tienen seguro médico cubierto. ¿ Imposible verdad ? Sí, sin duda, son dos formas muy diferentes de ver la patria.

 

Raúl Ochoa Cuenca, en la clara  madrugada de Anfi del Mar el 11 de agosto del 2021.

@MTAguilarR

 

¿Fuentes:?  Mis recuerdos.

 

 

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