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Raúl Ochoa Cuenca:   ¿ Ampliamos ese cerrado club oposicionista ?

 

Aún me pregunto si la visita del Fiscal de la Corte Penal Internacional a Venezuela podría haber servido como elemento acelerador de una solución de la crisis venezolana,  la cual crece y abarca día a día más víctimas ante el rápido deterioro del tejido socio económico de la nación.

En otras palabras, creo que llegó el momento en el cual  las fuerzas opositoras, las serias y verdaderas, nos hagamos un examen de conciencia y aceptemos los errores y en consecuencia procedamos a la creación de una novedosa estructura política, teniendo como principal base al 90 % de la población, la cual vive y batalla en la provincia venezolana.

Esa provincia, recordémoslo, es prácticamente casi todo el territorio patrio. Ese país nacional necesita que la conciencia de sus líderes naturales tengan como norte el interés colectivo, retorne a la conducción de lucha, ya que disposición de tal envergadura no debe ni puede permanecer en las mentes de pocos, quienes pareciera que por momentos hayan perdido la visión cosmopolita del país para circunscribirse a unos pocos kilómetros en la ciudad capital, perdiendo de vista la gravedad de situaciones de tal magnitud y sobre las cuales pareciera que estamos caminando a pie descalzo marchando sobre un sendero que está conduciendo a la desintegración de la nación.

En estos días a mi parecer, sombríos y oscuros, el régimen y algunas agrupaciones políticas de oposición nos invitan a votar el 21 de noviembre sin saber a ciencia cierta si Venezuela aún conserva parte de su soberanía o es simplemente una pieza del ajedrez de la geopolítica mundial o aún peor,  si la nación no es más que co-protagonista de esa nueva realidad del crimen transnacional.

Es necesario y urgente, como de vida o de muerte,  reconstruir los mecanismos sociales y políticos que permitan reunir y aglutinar a los patriotas venezolanos, para emitir una respuesta común a los urgentes desafíos que se ciernen sobre la nación. Pareciera que las decisiones que ese grupo reducido de dirigentes de partidos tomó para buena parte del territorio nacional ante las llamadas elecciones regionales, no parecieran de gran augurio.

La propuesta de creación de esa estructura de oposición se refiere a un espacio donde los principios democráticos sean los que rijan la conducta interna, la cual no puede ser otra distinta a los valores primarios sine qua non​ de la democracia: la libertad y el respeto de la mayoría.

También me pregunto si a la actual estructura, la que entiendo que a partir del 1 de septiembre  la denominaron “Plataforma Unitaria de Venezuela” conformada por muchos dirigentes de gran experiencia y jóvenes que se comportan como veteranos de la llamada 4ta república, ¿estarán de acuerdo unos y otros  por ejemplo, en luchar codo a codo por la aprobación del Referéndum Revocatorio? ¿No podría ser esa la salida, la solución, inclusive desde el punto de vista práctico para la banda de Miraflores?

Estoy convencido que la situación la cual se nos avecina será mucho más difícil de soportar después de las elecciones del 21 de noviembre, ante la muy probable desilusión que la ciudadanía sufrirá, al poder constatar que algunas victorias electorales de la oposición no mejoran en absoluto sus difíciles condiciones de vida y que ante el quiebre del estado venezolano (para el 31 de octubre las reservas reales de Venezuela eran  poco menos de 5 mil millones de dólares) este resultado se reflejará en un mayor castigo para ese pobre pueblo. Castigo el cual inexplicablemente la oposición se ha endosado.

¿Es que la población del estado Nueva Esparta  gobernado por un exponente de la oposición, ha estado en mejor situación durante estos 5 años que los ciudadanos del estado Trujillo ? ¿O que el estado Anzoátegui, entidad federal gobernada por un militante de Acción Democrática, donde el gobernador denuncia que desde febrero del 2019 “no hemos recibido un bolívar y tampoco nos dan acceso al Consejo Federal de Gobierno ni al Fondo de Compensación Interterritorial para recibir recursos que puedan invertirse en obras públicas”?.

Honestamente ante estas realidades me cuesta entender las razones que han motivado a los partidos de oposición, agrupados en el llamado G4, a participar en estas elecciones del 21 de noviembre.

No olvidemos que el lloriqueo no soluciona absolutamente nada. Quizás si desde ya exponentes de la oposición participante de la iniciativa electoral de Maduro, le ofrecieran a la ciudadanía muestras de su rompimiento con las costumbres de la Venezuela revolucionaria, malas costumbres estas que nos llevaron al foso donde estamos, podría ser el inicio de respuestas que ese mismo pueblo está desesperadamente esperando. Se me ocurre que una rendición de cuentas de los costos y la proveniencia del dinero invertido en esta campaña electoral podría ser una respuesta, así como un excelente re-inicio y aviso de que estos partidos opositores, me refiero a aquellos que están participando en las elecciones del 21 de noviembre,  podrían demostrar a través de estas rendiciones que sus dirigentes son personas muy distintas a las de la ya conocida como la banda de  Miraflores.

Los datos estadísticos los cuales leemos diariamente sobre la marcha de la nación me obliga a pasar días inmersos en la tristeza, que unido a la maldad y al cinismo a lo cual la dictadura nos tiene acostumbrados, me hace temer lo peor para tiempos no lejanos por lo que o los opositores se unen basados en el interés colectivo o simplemente Venezuela desaparecerá como nación.

 

Raúl Ochoa Cuenca, en Anfi del Mar el 13 de noviembre del 2021

 

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