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Beatriz Pineda S.: El ahogado más hermoso del mundo

En mi artículo anterior titulado Para enriquecer el mundo inicié un análisis sobre el cuerpo del ahogado, que llegó en los brazos del mar a la orilla de aquel pueblo olvidado, y que cambió por completo la vida, los hábitos y pensamientos de sus habitantes. Hoy me pregunto por qué García Márquez eligió el cuerpo de un ahogado como motor de la imaginación, del pensamiento, del sueño y de la conciencia de un pueblo.

José Antonio Marina al describir el origen de nuestras ocurrencias en su Teoría de la inteligencia creadora nos acerca a una posible respuesta cuando comenta que el cuerpo constituye la fuente de nuestras ocurrencias debido a que nos proporciona salidas y agudezas perceptivas, tanto internas como externas, independientes de la voluntad. El cuerpo, expresa, nos arrastra e introduce en el ámbito de las necesidades, de las tendencias, de los deseos y valores, por lo cual nos corresponde una inteligencia y una libertad corporal. El cuerpo es un sistema productor de significados, porque determina un básico sedimento de nuestra conducta y preferencias, razón por la cual lo ha llamado el Yo ocurrente.

El cuerpo del ahogado bien puede constituir la metáfora del hombre sediento por naturaleza, si a ello agregamos que el término indoeuropeo hombre deriva de la raíz sed. Esto arroja una posible explicación sobre el tema del naufragio y sobre el cuerpo del ahogado bautizado con el nombre Esteban, quien desencadenó la imaginación y las ocurrencias de los habitantes de aquel pueblo, pero, muy especialmente,  de las mujeres, quienes lo habían vestido, peinado, cortado las uñas y raspado la barba. El muerto ajeno que no pertenecía a ninguno de los pueblos vecinos fue cobrando mayor valor, mayor peso, tanto que Esteban solamente podía ser uno en el mundo. Su gesto, como diría Gadamer, abre la significatividad de la declaración sobre sí mismo. Tan legítimo eran su modo de estar, valga decir, su carácter y estilo, que cuando les tocó devolver el cuerpo huérfano a las aguas, movidos por el dolor, le eligieron un padre, una madre, hermanos y primos, de forma que todos terminaron siendo parientes. Aquel ahogado significa la elocuencia silenciosa pues despertó la conciencia de todos, por primera vez, sobre la estrechez de sus sueños, sobre la tristeza de sus calles, y la aridez de sus patios. Tuvieron la certeza de no estar completos sin él, aunque, desde entonces las puertas de las casas fueron más anchas, los techos más altos y los pisos más firmes. El pueblo anónimo que lo había recibido, sembró jardines y abrió un rasgo entre las rocas, que permitió al navegante su identificación.

Peirce nos habla de la sugerencia abductiva como acto de intuición, aunque sea extremadamente engañoso. Lo que experimentamos directamente nos brinda conocimiento, porque la abducción consiste, precisamente, en dar una explicación, que surge de modo espontáneo, al considerar lo que en una determinada circunstancia nos ha sorprendido. En el caso del texto que nos ocupa, este acto de abducción fue provocado por el cuerpo de Esteban. A partir del cual se formularon una serie de razonamientos explicativos que entrañaron alteración y variación como recursos para abolir la cristalización. Todo gracias al mirar libre, espontáneo y atípico. Los pequeños avances del conocimiento, expresa Peirce, pueden alcanzarse mediante la fase del mirar libre y de reunir ideas que nunca antes habíamos anhelado juntar. Sólo así se provocan enlaces y relaciones, que enriquecen al mundo.

 

Mi nombre es Beatriz Pineda Sansone. Nací en la ciudad de Maracaibo, Venezuela. De niña era inquieta, llena de arrojo. Admiraba a nuestro Arturo Uslar Pietri, quien conducía el programa televisivo Valores Humanos. Su ejemplo ha sido mi norte. Gracias a mis hijas he realizado grandes aventuras a favor de los niños. Creé el Taller Literario Infantil Manzanita que devino en Fundación en 1985. Más tarde, con motivo del nacimiento de un nuevo diario en Maracaibo, fundé Azulejo, el periódico de los niños del diario La Verdad –primera etapa-. Extendí el Programa La Hora del Cuento a centros de arte, museos, universidades, colegios y McDonald’s Padilla de la ciudad con el fin de cultivar en los niños el amor por la lectura, y todas sus destrezas cognitivas, afectivas y psicomotoras.

Más tarde, en 1996, obtuve el título en Filología Hispánica con el premio Summa Cum Laude en la Universidad del Zulia. Cursé estudios de postgrado (2000-2003). Me convertí en articulista de los diarios venezolanos Economía Hoy, Panorama y El Universal.

Soy autora de: Las Memorias del Maestro Ramiro (1979); Desde otro rayo (1992). Universidad del Zulia; Los ojos de la montaña (2011). Entrelíneas Editores, España; La Hora del Cuento. Enseñar a razonar a los niños a través de la lectura de cuentos (2015). Ediciones de la Torre, España; El Principito y los Ideales. Defensa de la libertad, del amor y del razonamiento (2017). Editorial Verbum, España; La Aventura nunca imaginada de un lápiz (2018). Fundación editorial el Perro y la Rana. Venezuela; Una niña de mi edad (2019). Editorial Tandaia, España. Malika, la más pequeña de la manada (2021). Europa ediciones. Roma.

En la actualidad desarrollo una intensa labor a favor de la lectura a través de las redes sociales: @beapinpaz.escritora, los chats Aventuras Literarias y Café Lectura. 

 

 

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