Oswaldo Álvarez Paz / Desde el puente: El tiempo, recurso natural no renovable
Terminó Enero, primer mes del presente año 2022. El proceso de destrucción nacional que adelanta el régimen avanza, aunque, sin embargo, la situación de quienes lo dirigen es muy comprometida. Graves contradicciones en las alturas amenazan seriamente la estabilidad de una dirigencia probadamente incompetente y bastante corrompida. No hay señales de rectificación en ninguna de las áreas básicas. Tampoco de claridad en los propósitos. Lo cierto es que esto no puede ni debe continuar.
Con relación a Venezuela hay una expectativa vigilante en el mundo entero, especialmente en el Continente. Cerca de siete millones de migrantes son la mejor prueba del desastre nacional. Se trata de pobres y de ricos, de profesionales del primer nivel en todas las áreas, también de empleados y obreros, de desempleados y personas humanas empobrecidas en grado superlativo. Como venezolanos no podemos quejarnos de la receptividad que los compatriotas han recibido en todas partes, a pesar de los incidentes que pueden haber provocado algunos hamponoides pasando por emigrantes. Pero la inquietud relativa al futuro inmediato está presente en todas partes. ¿Volverán? El reto es crear condiciones para que eso pueda realizarse y para reafirmar la convicción de que el país está donde se encuentre cualquier venezolano.
Uno de los problemas mayores se refiere a la incertidumbre de este tiempo. Con un presente y un futuro inmediato inciertos, la tentación de delinquir puede concretarse para garantizar la sobrevivencia de alguna manera. Algo de eso pareciera estar pasando con la indiferencia y complicidad de las estructuras que deberían impedirlo. Lamentablemente son parte del problema y no de la solución.
No podemos agotarnos en repetir diagnósticos súper conocidos. No hay solución por vías tradicionales. Debemos ir a la raíz del problema y proceder a una verdadera refundación nacional. La Conferencia Episcopal lo ha planteado con claridad y algunas organizaciones lo han asumido indicando la vía constituyente originaria como camino para lograrlo. Este camino tiene una sólida base constitucional y excluye de la conducción del proceso a los poderes públicos establecidos.
Debemos promover un debate a fondo sobre este punto, pero con la urgencia que las circunstancias imponen. Puede ser un camino realmente unitario. Todos cabemos en unidad democrática, aunque sea dinámica y diferenciada. Pero el tiempo avanza.
Al mismo tiempo debemos ocuparnos de algunos temas cuya peligrosidad está avanzando. Me refiero a la presencia del narcotráfico y factores del terrorismo. Lo que sucede en poblaciones fronterizas de Apure, Bolívar, Táchira y Zulia, así como en otros estados importantes. No hay gobierno. Se impone la ley del más fuerte y, por supuesto, el ciudadano común siempre sale perdiendo. Me impresiona el silencio opositor sobre estos temas. El crimen organizado está peligrosamente activado.
@osalpaz
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