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Casado acusado, Casado atrincherado

No sé si está, tampoco si ya merece la pena esperarle porque lo que él por omisión y Egea por torpe, ciega y prepotente acción han provocado es justo lo que querían evitar: tener una rival no a la CAM sino a la Moncloa

La he escuchado, atendido a su comparecencia y la he creído. Que sea yo carece de toda importancia, un plumilla más, entintando páginas o surfeando en la web. El problema para Pablo Casado es, barrunto, que son muchos más quienes confían en la palabra, la honradez y la capacidad de Ayuso antes que en la de Génova y su caterva de illuminati. Por favor, genoveses, no muten a plañideras ofendidas, ahorren ese bochorno a sus abochornados votantes, los que tengan ahora y los que puedan quedar después de la actuación razonablemente convincente de la presidenta de Madrid y la ausencia inexplicable y vergonzante del interpelado. Pablo Casado no sé si está, tampoco si ya merece la pena esperarle porque lo que él por omisión y Teodoro García Egea por torpe, ciega y prepotente acción han provocado es justo lo que querían evitar: tener una rival, una candidata no a la CAM sino a la Moncloa.

Ayuso era una estrella y en vez de aprovechar su energía han tratado de cortocircuitarla y, según denuncia Ayuso, con la actuación como garganta profunda de ¡Moncloa! Hasta en eso han demostrado su inutilidad.

¿Son los únicos culpables? No, claro que no, ocurre que el otro muñidor de esta guerra sucia tiene más callo, arte, malicia y aptitud para ello. Miguel Ángel Rodríguez ha cebado el rumor del espionaje hasta lograr convertir el infundio, hasta que alguien demuestre lo contrario, del hermano de Ayuso en un arma aún más destructiva. Tú Génova propagas un rumor sin tener ni una prueba, yo me encargo de publicitar que encargaste espiar a la familia de mi jefa. Pero todo eso ya da igual porque Casado no comparece. Lo que debería haber hecho en la madrugada de ayer es haber cesado a Teodoro y con él a muchos de su corte de los milagros y, acaso, intentar que Ayuso hiciera lo propio con Rodríguez. Pero mientras escribo estas líneas, el hombre que aspira a gobernar España sigue atrincherado tras los débiles muros de Génova. Habla la presidenta, no lo hace el presidente, y esto no es empirismo es mera observación al alcance del más jenízaro del PP.

Puede que alguno sostenga que Ayuso se ha cargado al PP. Yo creo que si esa fue en algún momento su intención no hay duda de que contó en Casado con el mejor de los aliados. Hoy Sánchez podría perfectamente convocar elecciones dopado por los fondos europeos y con el cansino mantra de evitar que la ultraderecha gobierne; hoy Mañueco puede romper la baraja desobedecer las discutibles órdenes de Génova y pactar un gobierno con Vox en Castilla y León, desautorizando así al devaluado y difuminado Casado; hoy los partidos jibarizados de la izquierda radical tienen munición que disparar en el único tema en el que son maestros, el cacareo de la corrupción; hoy Vox pasa de alternativa a algo que tanto quería evitar, única opción para muchos votantes que aún hoy siguen confiando en el PP.

Es verdad, escribo antes de escuchar a Teo. Sí, es verdad, pero soy así: llegados a este punto ya no me vale con el capataz, quiero oír al amo de la finca… si queda finca.

 

 

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