Michèle Labbé: La trampa del tejo pasado
No caigamos en la estrategia de la extrema izquierda que quiere destruir el único sistema que ha demostrado generar riqueza para todos, y no sólo para “el partido”, y que permitió que Chile se convirtiera en el país más avanzado de Latinoamérica.
Todos aquellos que han estado involucrados en una negociación, o los que han estudiado estrategias de negociación, conocen la teoría del tejo pasado. En simple, es un proceso en el cual quienes negocian solicitan inicialmente algo muy superior a lo que buscan realmente obtener para así generar espacio que les permita ceder en la negociación posterior, y así, “cediendo en la negociación”, obtener lo realmente buscado.
La Convención Constitucional se encuentra ahora trabajando a toda máquina, discutiendo y aprobando, en muchos casos, todo tipo de burradas, tal como la teoría del crecimiento negativo o los derechos de plantas y piedras.
Muchos habrán pensado o escuchado hablar de que pareciera ser que la estrategia para la aprobación de una constitución al gusto de la extrema izquierda, que posee el 80% de los votos de la convención, es la de presentar al pleno de la misma todo tipo de propuestas pasadas de tejo para que al final se pueda aprobar lo que en el fondo fue siempre el objetivo de los representantes del Partido Comunista y afines, que buscan dirigir las votaciones para finalmente aprobar una nueva constitución a su gusto, tal como es el caso, por ejemplo, del señor Atria. La estrategia práctica consistiría en que las comisiones aprueben todo tipo de payasadas, para que una propuesta algo menos bruta que la entregada por la comisión sea aprobado como un mal menor.
Esto pareciera explicar lo que hemos observado en las últimas semanas, o quizás lo que hemos visto desde un principio en la Convención. Un grupo de convencionales estarían aplicando dicha estrategia; otros, sin embargo, parecen creer ciegamente que están inventando la rueda que cambiará al mundo, y están proponiendo y discutiendo todo tipo de normas desconectadas de la realidad, que solo nos llevarán directamente a generar pobreza distribuida igualmente para todos.
El problema es que este tipo de estrategias existen porque funcionan, y es demasiado fácil caer en la trampa de creer que se obtuvo algo al evitar que se aprueben estos tejos pasados, cuando nunca fue el fin de la contraparte, y peor aún, cuando ello sólo generará peores condiciones de vida para todos los chilenos.
Los cambios en la política económica y la destrucción de las instituciones que se viene implementando desde Bachelet II, cuando el foco de Chile dejó de ser disminuir la pobreza y empezó a ser mejorar la distribución del ingreso, aún a costa de aumentar la pobreza, ya han generado tasas de desempleo mucho más altas que las históricas y disminución en el crecimiento de los ingresos, en especial de los estratos con menores recursos, que desembocaron en el 18-O, donde -a mi juicio-, los chilenos salieron a protestar no porque querían una mejor distribución del ingreso, sino porque querían más ingresos y mejores oportunidades y trato.
No caigamos en la trampa del tejo pasado, que es la estrategia de la extrema izquierda que, sedienta del poder que ha perdido alrededor del mundo, quiere destruir el único sistema que ha demostrado generar riqueza para todos, y no sólo para “el partido” y que permitió que Chile se convirtiera en el país más avanzado de Latinoamérica, aquel al cual los inmigrantes tratan de entrar contra viento y marea y no del que tratan de salir o escapar a toda costa.