El nuevo PP genera preocupación en el PSOE y expectativas en Vox
Los socialistas intentarán combatir la imagen de líder centrado del nuevo presidente del PP
El rival ha cambiado a mitad del partido, y eso siempre genera incertidumbre. El nuevo Partido Popular (PP) que se perfila en el horizonte, bajo el liderazgo del aún presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, y una vez que se finiquite definitivamente la era de Pablo Casado, provoca preocupación en el PSOE, el partido al que el próximo presidente del PP intentará desalojar de La Moncloa, y expectativas no necesariamente negativas en Vox, la principal amenaza para los populares entre los votantes del centroderecha.
Los socialistas ya saben lo que es tener a Feijóo como líder de la oposición, al menos parcialmente. Ocurrió entre 2005 y 2009, cuando Emilio Pérez Touriño presidió el Gobierno gallego en coalición con el BNG.
Algunos socialistas gallegos aseguran estos días que «ahora se van a enterar en Madrid de quién es Feijóo». Una afirmación que puede tener varios significados, pero que deja entrever la preocupación del partido del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ante un rival con el empaque suficiente como para que no sirvan para desacreditarle algunas de las estrategias del pasado surgidas de los estrategas de Ferraz y La Moncloa. El sambenito de tener poca experiencia no se le podrá colgar a quien no solo lleva más de una década al frente de la Xunta sino que además posee un amplio bagaje como alto cargo del Gobierno de José María Aznar, en el que fue director del Sistema Nacional de Salud y de Correos, precisamente cuando esta empresa tuvo que afrontar el fin de su monopolio. Tampoco el de perdedor a quien acumula ya varias mayorías absolutas, ni será tan fácil para la maquinaria monclovita agitar el espantajo de la «ultraderecha» frente a un dirigente que, en su territorio, mantiene a Vox como fuerza extraparlamentaria.
Quizás por ello el PSOE tratará de desmentir la imagen de político centrado con la que cuenta Feijóo. «Feijóo no es alguien de centro, es muy de derechas» asegura un importante dirigente de la Ejecutiva Federal del PSOE, quien asegura que su ejecutoria en la Xunta no responde a esa fama con la que le reciben muchos sectores en Madrid, y no todos precisamente conservadores. A buen seguro, los socialistas tratarán de rescatar o aprovechar para el debate nacional cuestiones relativas, por ejemplo, a la redefinición del Pazo de Meirás, la residencia veraniega de Franco, sobre la que Feijóo ya polemizó en 2020 con la entonces vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo. En diciembre de aquel año, y después de una reunión en Sada (La Coruña), Feijóo reclamó la competencia sobre el lugar, una vez ganado el litigio a la familia del dictador, y pidió al Gobierno central que la memoria sobre el Pazo no se ciñera Franco sino, dijo, a su «esencia», dado que muchos años antes había sido propiedad de la célebre escritora gallega Emilia Pardo Bazán. «La memoria selectiva es otra forma de desmemoria» le espetó entonces el presidente gallego a Calvo, en una intervención que, tratando de presentarle como poco menos que connivente con el franquismo, sacará a pasear el PSOE como arma arrojadiza contra el líder que disputará a Sánchez la presidencia del Gobierno en las próximas elecciones generales.
Abascal confía en sumar
En cuanto a Vox, que hasta ahora solo ha convivido con Casado como contrincante en el PP, las expectativas ante la llegada de Feijóo no son malas. En parte porque la relación con Casado se había deteriorado hasta límites insospechados, tras el duro discurso del presidente del PP en la moción de censura contra Sánchez presentada en octubre de 2020 por Santiago Abascal. Los líderes de ambas formaciones, antiguos compañeros en el PP desde sus tiempos de dirigentes de Nuevas Generaciones, habían dejado incluso de hablarse, ante lo que Abascal consideró un ataque no solo a su proyecto político sino incluso a su persona. Ahora no es que Feijóo sea el líder popular predilecto de Vox, que en Galicia vertió duras acusaciones contra él, tildándole incluso de «nacionalista gallego», pero la formación derechista cree que juntos pueden sumar para lograr una mayoría alternativa a Sánchez dentro de dos años, siempre que el actual inquilino de La Moncloa cumpla su promesa de no hacer un adelanto electoral
La teoría de las cabezas pensantes de Vox es que ambos partidos son complementarios, y que ni ellos pueden llegar a importantes sectores del actual electorado del PP, ni sobre todo del que los populares aspiran a arrebatar al PSOE por el centro, ni el PP, y menos con Feijóo, amenaza la posición de fuerza de Vox. En las elecciones del 13 de febrero en Castilla y León el partido de Abascal consolidó un voto por encima del 15%, una barrera muy importante para cualquier formación que no sea una de las dos grandes.
Cuando el segundo tiempo de la legislatura del Gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos ha comenzado, la llegada de Feijóo obliga a replantear posiciones a ambos lados del escenario político.