Asociar conflicto con resultados constructivos generalmente cambia nuestra perspectiva. “Sólo aquellos que nunca han experimentado una guerra la consideran dulce”, nos dijo Erasmo de Rotterdam, hace 600 años. Para el presidente Benito Juárez, “entre los individuos, así como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”. “No hay camino hacia la paz, la paz es el camino”, frase usada por Mahatma Gandhi, durante su histórica marcha de la sal, en el proceso de liberación de la India en la segunda mitad de la década de los 40 del siglo pasado. La paz es el fin deseado y último ¿Habrá algo bueno en el conflicto? Sí, siempre que se aborde desde la perspectiva de la paz, porque la paz, ese fin último, es el mejor camino.
En febrero de 1992 en Caracas, un ministro de la defensa, general Fernando Ochoa, decidió desmontar los ánimos de un intento de golpe de Estado desde una visión de paz y el resultado, terminó con 36 muertos. El conflicto por las mismas razones se repitió en noviembre, 10 meses después, y el nuevo ministro de la defensa, general Iván Darío Jiménez, decidió afrontar el mismo «intento de golpe», pero desde una perspectiva de conflicto y hubo 200 muertos, con mucho menos fuerza involucrada, que en el evento de febrero. A donde se quiere llegar con este breve comentario, es que el conflicto debe, siempre, abordarse desde la paz, aun cuando parezca muy difícil, porque la paz puede ser el camino, además de ser la condición ideal y el fin último, aunque el conflicto sea una parte natural de la existencia humana, como piensan algunos.