Oswaldo Páez-Pumar: Un reposo
Espero que el reposo que me voy a dar a mí mismo sirva igualmente a quienes me lean. No voy a hablar (más bien escribir) de política, sino de fútbol. Desde luego no de los complejos desarrollos del juego, sino del modo como se ven afectados los aficionados al juego, aunque no como ustedes lectores o yo mismo y seguramente la gran mayoría de los aficionados , sino de un modo especial porque toman con tal furia su condición de “hinchas” que creo que el seguimiento del juego, cuando de su equipo se trata, se convierte en un placer que puede llegar a superar el placer sexual, o por el contrario en un sufrimiento que no acierto con cual compararlo, aunque desde luego no sería con la abstinencia, porque el “hincha” verdadero no puede optar por privarse del juego que le sea adverso a su club, sino que asume el sufrimiento como un verdadero anacoreta.
Todo esto viene a cuento, porque el Real Madrid, que es el equipo con más títulos en España, quizá también en el mundo y que encabeza una vez más la Liga de España, sufrió un descalabro ante su eterno rival el Barcelona con un contundente 4 x 0.
Mi edad y la pandemia que me permiten ausentarme de mi oficina cuando me plazca me brindaron la oportunidad de ver íntegramente un programa de la TV española cuyo título es “chiringuito de jugones”. Lo dirige con acierto Josep Pedrerol, que se hace acompañar de unos fulanos que son la auténtica representación del “hincha”; y allí estaban varios de ellos, cuyos nombres no retengo y ciertamente no creo que sea de interés para lo que les narro.
Estos tíos, para usar el argot propio de España, han polemizado sobre los desaciertos del director técnico del Madrid y desde luego cada uno de ellos describe como debió el equipo enfrentar a su rival, todo ello para concluir que el señor Carlo Ancelotti debe ser cesanteado y sustituido por un nuevo director técnico.
No se postulan al cargo, pero la fuerza con la que exponen lo que debió hacer el Director Técnico, me induce a pensar que lo pudieran hacer mejor y lograrían más títulos que los que ha acumulado el señor Ancelotti.
No puedo concluir sin mencionar el ahorro que significaría para el Madrid nombrar como Director Técnico a cualquiera de ellos, porque lo que recibe el señor Ancelotti es una suma gruesa; y me atrevo a aventurar que si a los participantes en el programa se les ofrece el cargo, lo aceptarían hasta sin pago alguno; y cuidado si no estarían dispuestos a pagar. Excluyo de esta lista al señor Pedrerol.
Caracas, 25 de marzo de 2022