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La guerra en Ucrania hace tambalear la Cancillería de Scholz

La última encuesta ‘Forsa’ vuelve a igualar a la CDU con el SPD en el 25% de intenciones de votos

Si este domingo hubiera elecciones en Alemania, no las ganaría Olaf Scholz. La última encuesta ‘Forsa’ vuelve a igualar a la conservadora Unión Cristianodemócrata (CDU) con el Partido Socialdemócrata (SPD) en el 25%, pero el 65% de los encuestados rechaza a Scholz como canciller, mayoritariamente por considerar su liderazgo «muy débil».

En el cargo solamente desde enero, arrastra ya la dimisión de una ministra y varios serios fracasos políticos, como los intentos fallidos de legislar la vacuna obligatoria o un límite de velocidad para las autopistas, pero sin duda es la invasión rusa de Ucrania la que ha puesto de manifiesto un gobierno bloqueado en el que Scholz no logra controlar a sus socios de coalición, con los que apenas se entiende.

Además del apoyo de los votantes y de sus socios, Scholz ha perdido incluso el respaldo de parte de su propio partido. El portavoz en materia de política exterior del SPD, Michael Roth, se ha declarado reiteradamente a favor del envío de tanques, argumentando que, en caso de victoria militar rusa, el conflicto podría extenderse a otros países como Moldavia, Georgia o Bosnia-Herzegovina. «El mundo no será más pacífico y más seguro si nos contenemos», dijo en Twitter y llamó a «evitar una conflagración europea». Si la oposición alemana presentase hoy una moción en el Bundestag a favor de esos envíos, Scholz saldría muy probablemente derrotado.

Dudas en el liderazgo

Casi a diario, el presidente de la Comisión de Asuntos Europeos, que pertenece a los Verdes, Anton Hofreiter, pone en duda las cualidades de liderazgo del canciller en relación con la ayuda militar a Ucrania. Le duele que su país se quede atrás, respecto al resto de Europa y ridiculiza el apoyo de destacados socialdemócratas al gasoducto Nord Stream 2, como Manuela Schwesig, presidenta regional de Mecklemburgo-Pomerania Occidental, la región alemana en la que desemboca el flujo de gas ruso.

Y lo que Hofreiter es para los Verdes, es para el tercer socio de la «coalición semáforo», el Partido Liberal (FDP), la presidenta de la Comisión de Defensa, Marie-Agnes Strack-Zimmermann. Ella también cuestiona abiertamente el liderazgo de Scholz en relación con las entregas de armas a Ucrania sin que los líderes de su partido, incluido el ministro de Finanzas, Christian Lindner, se interponga en su camino. Y el canciller da la callada por respuesta.

Tres días después del comienzo de la guerra anunció ante el pleno del Bundestag entregas de armas defensivas a Ucrania y 100.000 millones de presupuesto extraordinario para rearmar el Ejército alemán. El 27 de febrero prometió a Ucrania «solidaridad sin reservas». En total han sido cuatro comparecencias parlamentarias en las que reconoce la seriedad de la situación y se deja cuestionar, pero en las que sigue manteniendo contra sus socios la negativa a enviar armamento pesado.

El último «no» lo ha dicho en la videoconferencia del G7 y la OTAN del martes, el mismo día que su ministra de Exteriores, Annalena Baerbock, aseguraba durante una visita a Letonia que las entregas de tanques son «posibles en principio». «No es un tabú, incluso si a veces suena así en el debate alemán», dijo, aunque admitió la última tesis de Scholz para retrasar los envíos, que sostiene que «a corto plazo no tenemos nada que podamos entregar de inmediato».

Denuncia también la existencia de unos 800 tanques de transporte Fuchs que Alemania no utiliza

El embajador de Ucrania en Berlín no opina lo mismo. Andrij Melynk insiste en que la Bundewehr tiene más de 400 vehículos de combate de infantería Marder, de los cuales un centenar se utiliza para educación y entrenamiento y podrían ser entregados al momento. Denuncia también la existencia de unos 800 tanques de transporte Fuchs que Alemania no utiliza. «Y la entrega de obuses autopropulsados 2.000 sería decisiva», añade sobre las alrededor de 120 piezas de artillería de largo alcance.

Pero Scholz se mantiene en su negativa y se limita a firmar partidas monetarias para ayudar a Ucrania a comprar sus propias armas antitanque, equipos de defensa aérea y municiones. La última es de 1.000 millones, pero la inflación la dejará en breve bastante más reducida. Su cerrazón lleva a no pocos analistas a sospechar que sabe algo que el resto ignora. El expresidente del SPD, Sigmar Gabriel, ha sugerido que «si Alemania entrega tanques que ataquen a tropas rusas, Putin puede utilizarlo como excusa u oportunidad para usar armas nucleares». El argumento es, sin duda, de peso, pero no proviene de ninguna fuente y deja en el aire la sospecha de que Putin haya formulado alguna secreta amenaza que no haya sido dada a conocer.

Desde el punto de vista del portavoz en materia de defensa de la CDU, Serap Güler, una entrega de armas pesadas a Ucrania es «absolutamente necesaria y correcta». «Al comienzo de la guerra hubo consenso para suministrar solo armas defensivas. Pero Ucrania está siendo brutalmente atacada por un agresor (…) y también deberíamos estar listos para apoyarlos con armas pesadas», dijo.

 

 

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