Una vida encuadernada entre libros
César Antonio Molina y Mercedes Monmany relatan la historia de su biblioteca. Hace más de una década la donaron a la Diputación de Coruña y continúan aportando volúmenes, cartas y documentos
Se conocieron hace más 25 años, en Santiago de Compostela. Mercedes Monmany venía de Barcelona. César Antonio Molina, de Coruña, pero completaba entonces la carrera de Derecho en aquella ciudad. Ella tenía 18, él 25. «De las primeras imágenes que tengo de César es la de él y Álvaro Cunqueiro paseando juntos», dice Mercedes sobre César Antonio Molina, escritor, periodista y su esposo desde hace más de dos décadas.
Han construido juntos una vida, una familia y en el centro de ese universo: una biblioteca, el lugar de la casa que resguarda el espíritu y la memoria. Han leído los mismos libros, pero, a pesar de eso, recuerdan cosas distintas de una misma historia. Al hablar, Mercedes Monmany y
César Antonio Molina se quitan la palabra, como si muchos episodios que ahora recuerdan acabaran de suceder o emergiesen con una renovada intensidad.
«Toda nuestra vida, tanto la de Mercedes como la mía, ha estado dedicada a la cultura y, dentro de la cultura, al mundo del libro y la lectura. Hemos juntado una biblioteca muy grande: libros nuestros, otros heredados, también muchos documentos, cartas y fotografías». Tan extensa es su biblioteca que de ella nació otra. «Somos dos personas que nos hemos dedicado a lo mismo, yo la admiro a ella y creo que ella algo a mí. Quisimos donarlo a ese lugar del que formamos parte y donde nos conocimos».
En la Biblioteca César Antonio Molina y Mercedes Monmany, que forma parte de otra mayor, la de la Diputación de Coruña, los lectores pueden acceder y consultar libros dedicados, primeras ediciones del 27, manuscritos, premios y cartas de sus colecciones personales. Desde hace más de una década, este lugar recibe a coruñeses y a todo el que desee consultar, no importa en cuál parte del mundo se encuentre: además del soporte físico, hay casi treinta mil libros, seis mil cartas y decenas de miles de documentos disponibles en línea.
Libros propios y heredados
Haber vivido y haber leído forman una línea continua en la biblioteca que lleva sus nombres: las ediciones firmadas por autores amigos, como Claudio Magris o Milan Kundera, con quienes Mercedes ha trabajado durante décadas, o la correspondencia de Molina con Jünger, Steiner y muchos otros autores a los que invitó a España en sus años como director del Círculo de Bellas Artes. A esos se suman páginas que Ernesto Sábato, Álvaro Mutis o Carlos Fuentes les cedieron como muestra de afecto.
«Esta biblioteca nació de la intención de no venderla. Se han visto muchos casos de bibliotecas mal vendidas o troceadas por sus herederos. Puedo entender a quienes tienen esa intención, pero la nuestra era donarla», explica Mercedes Monmany. «En los años 90, Salvador Fernández Moreno, una figura importante en el socialismo gallego, me preguntó qué haríamos con nuestra biblioteca. Tuvimos muy claro que queríamos donarla». Molina hace una pausa y puntualiza: «Advertí que no quería que costara ni un duro. Así que le propuse buscar un sitio en la biblioteca de la Diputación, que es la más importante de toda Galicia después de la de la Universidad de Santiago».
Biblioteca de plata
Quince años como director de las páginas culturales de ‘Diario 16’ y muchos otros como gestor cultural, así como el trabajo continuo de Mercedes Monmany como periodista y crítica literaria la llevó a cartearse e intercambiar textos e ideas con autores italianos, franceses, checos, centroeuropeos y latinoamericanos, cuyos libros, firmas y correspondencia forman parte de esta biblioteca. Como su matrimonio, ésta es una biblioteca de plata.
Coinciden en esas estanterías libros encontrados y legados. Mercedes Monmany había heredado la biblioteca familiar y César Antonio Molina la de su abuelo, , «como buen republicano», dice él, estaba muy bien surtida: «ediciones de Balzac y de Zola, también muchos libros de autores exiliados». Mercedes Monmany evoca con nostalgia: «Tenemos muchos de nuestros amigos latinoamericanos más queridos. Hay algunos que ya no están: a Álvaro Mutis, a quien echo mucho de menos. Le teníamos mucho afecto también a Monterroso, a Severo Sarduy, Barbara Jacobs, a Vicente Rojo».
César Antonio Molina interrumpe a su mujer, justo para destacar su importancia en el crecimiento de aquella biblioteca: «Como dice Claudio Magris en el prólogo de ‘Por las fronteras de Europa’: Mercedes es un halcón. Lo ve todo desde arriba. Ella fue la primera en reunir aquí en España a escritores a punto de cosechar un enorme éxito: Herta Müller, Inmre Kertezs , Margaret Artwood, Fleur Jaeggy, la mujer de Calasso, Agustina de San Luis».
Aquella biblioteca a cuatro manos se hizo entre mares y aeropuertos. «En los ochenta, traje maletas repletas de libros, de revistas de vanguardia de Buenos Aires, Montevideo… y también Mercedes, que ha trabajado con muchos autores europeos. Esa década fue extraordinaria —recuerda César Antonio Molina—. Había muchas bibliotecas de exiliados, dedicados por María Zambrano o Francisco Ayala, había un montón de posibilidades que los libreros de viejo especializados se lanzaron sobre ellos».
—Ambos leyeron en un mundo complejo, convulso y de una riqueza intelectual portentosa. ¿Volverá ese tiempo?
—No lo creo —responde César Antonio Molina, tajante.
—¿Por qué?
—Por la diferencia de aquel mundo con el que vivimos. Comenzando por la tecnología.
—Los correos electrónicos —completa Monmany— además de ir contra el ritual de abrir una carta, lo vuelven todo mucho más breve. Habrá que aprender a catalogarlos como correspondencia, al igual de los WhatsApp. César los desarrolla casi como correos.
—Pudimos pensar lo mismo del Fax, y no fue definitivo.
—Tengo muchos de Yevgueni Yevtushenko. Javier Marías también mandaba muchos faxes.
—Es una biblioteca conjunta, pero hay dos lectores, ¿qué género abunda?
—La novela, el ensayo, la poesía… —dice Molina.
—La filosofía —añade Monmany.
—Y la arqueología, que para mí ha sido fundamental. También la historia de las religiones.
—Es una biblioteca selectiva…
—Como somos nosotros —completa él—. Es una biblioteca fundamentalmente literaria y de pensamiento. El libro hace compañía, cuando estás rodeado de libros es como si tuvieras un ejército. Nunca estarás solo.
La biblioteca en cifras
La biblioteca de la Diputación de la Coruña (www.dacoruna.gal/biblioteca ) aloja la que han donado Molina y Monmany, ésta incluye cerca de 28.698 libros, un archivo documental con casi mil documentos audiovisuales y 1.195 de revistas. Además de 80 objetos y 6.089 expedientes de correspondencia.