CulturaLiteratura y Lengua

Rainer María Rilke: Siete poemas

Sé paciente

Sé paciente con todo

lo que permanece sin resolverse en tu corazón y…

trata de amar las preguntas, que son semejantes

a las habitaciones cerradas y a los libros escritos

en un idioma extranjero.

No busques ahora las respuestas que te pudieron haber dado

porque no serías capaz de vivir con ellas.

Y lo esencial es presenciarlo todo. Vive las preguntas ahora.

Tal vez te será concedido, sin que te des cuenta,

vivir hasta el lejano

día en que tendrás las respuestas.

El despertar del viento

Entre la espesura de la noche, a veces ocurre

que despierta el viento como un niño.

Poco a poco, viene solitario por el sendero,

incursiona en el pueblo adormecido.

Arrastrándose, mira hacia la fuente;

después se detiene, callado, a la escucha.

todas las casas parecen pálidas alrededor;

todos los robles mudos.

Los suspiros de la amada

Toda la noche se eleva

hacia los suspiros de la amada;

una caricia suave

recorre el cielo asombrado.

Y es entonces como si en el universo

una fuerza elemental

volviera a ser la madre

de todo el amor perdido.

Las manos de la madre

Tú no estás más cercana a Dios

que nosotros; todos estamos lejos. Pero tienes

las manos milagrosamente bendecidas.

Te nacen claras del mandil,

contorno luminoso:

yo soy el rocío, el día,

pero tú, tú eres la planta.

La soledad

La soledad es como la lluvia.

Se levanta del mar hacia la tarde;

desde las llanuras lejanas, distantes,

sube hasta el cielo al que siempre ha pertenecido.

Y justo desde el cielo cae sobre la ciudad.

Aquí abajo llueve en la hora del crepúsculo,

cuando todos los callejones se giran hacia la mañana

y los cuerpos, que nada encontraron,

decepcionados y afligidos, se abandonan unos a otros;

y las personas que se odian mutuamente

se ven obligadas a dormir juntas en una sola cama:

Es entonces cuando la soledad corre junto con los ríos.

Círculos se extienden cada vez más

Círculos se extienden cada vez más

sobre los objetos y mi vida.

Tal vez no voy a cerrar el último,

pero quiero intentarlo.

Camino alrededor de Dios, en una torre antigua,

camino desde hace milenios;

y todavía no sé si soy un halcón, una tormenta

o un gran canto.

La noche y el alma

En el vientre de la noche nevada, luminosa,

cada cosa se extiende inmensa en el sueño.

Sólo un eterno sufrimiento despierta

dentro de mi alma.

¿Y me preguntas por qué calla

mi alma sin hundirse en el regazo

de la noche dormida?

Llena de mí, se desbordaría toda

apagando las estrellas.

Selección y traducción de Roberto Bernal.

 

 

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