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El asesor de seguridad de Biden descarta «un regreso a la política de Obama» con Cuba

EE UU va a facilitar las remesas para el sector privado y aumentar la lista de productos exportables a la Isla

El estadounidense de origen colombiano Juan González, director del Consejo de Seguridad Nacional para el Hemisferio Occidental, ha descartado que Joe Biden retome la política de Obama hacia Cuba en una entrevista concedida a Martí Noticias en la que tampoco considera viable que el actual presidente de EE UU llegue a visitar la isla.

«Yo creo que mucho tiene que pasar en Cuba antes de que eso ocurra», esgrimió. González admite que un jefe de la Casa Blanca se ve obligado a hablar con Gobiernos de muchos países dictatoriales o autoritarios para negociar cambios y pone de ejemplo a Vladimir Putin. «Eso no quiere decir que vaya a visitar a Vladimir», argumenta.

González formó parte de la Administración de Obama que diseñó el «deshielo» y ahora es el principal asesor de Biden para Cuba y toda la región, por eso no solo ha hablado de las decisiones anunciadas esta semana, sino que ha adelantado algunos de los movimientos que se prevén.

Entre los compromisos futuros, el funcionario añade que los derechos laborales serán una prioridad dentro de los derechos humanos y que se trabaja para expandir las remesas electrónicas

Entre los compromisos futuros, el funcionario añade que los derechos laborales serán una prioridad dentro de los derechos humanos y que se trabaja para expandir las remesas electrónicas, de manera que repercuta, también, sobre los privados, que podrán aumentar las importaciones. En este sentido, afirma que se va a expandir el número de productos que pueden ser exportados desde EE UU a la Isla y crear regulaciones que faciliten la formación para que los emprendedores puedan comerciar. Eso es clave y es central en esta política.

González enfatiza las diferencias entre el «deshielo» iniciado en diciembre de 2014 y este período, en las que las protestas del 11 de julio y la reacción represiva del régimen cubano parecen haber pesado a la hora de tomar decisiones.

El funcionario cuenta que al secretario de Seguridad Nacional, el cubanoamericano Alejandro Mayorkas, y a él les fueron encomendadas varias instrucciones tras el 11J, la primera de ellas identificar a oficiales y represores cubanos para sancionarlos individualmente y, después, el apoyo al pueblo cubano, a las familias de los opositores y ofreciendo vacunas y otras ayudas canalizadas con organizaciones humanitarias.

Pasado aquel momento de emergencia, lo que se ha hecho ahora, indica González «no es un regreso a la política de Obama, son pasos prácticos» para que haya aviones que aterricen fuera de la capital o facilitar el envío de remesas. Una de las diferencias respecto a las medidas del anterior presidente demócrata, señala, es que con él se autorizaron los viajes individuales, mientras que Biden establece los grupales a través de organizaciones educativas o religiosas.

La inmigración ocupa un apartado importante en la entrevista y centra las preocupaciones de EE UU, que ha visto multiplicarse la llegada de cubanos a sus fronteras en este año de forma vertiginosa, especialmente desde que Nicaragua dejó de exigir visado a los viajeros de la Isla para facilitar la emigración alentada desde La Habana. Según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, en los últimos siete meses han llegado a territorio estadounidense más de 114.916 cubanos.

«Hoy en día es más barato ir con un ‘coyote’, con un traficante, que ir a Guyana y es lo que muchas personas están optando por hacer y están poniendo en riesgo sus vidas»

González afirma que los cubanos no desean emigrar, pero sus deseos de ser libres y tener comida o alimentos los empuja a marcharse por no encontrar solución en la Isla, de ahí que se hayan adoptado cambios aumentando la cantidad de visas procesadas en La Habana y restableciendo el programa de reunificación familiar. «Hoy en día es más barato ir con un coyote, con un traficante, que ir a Guyana y es lo que muchas personas están optando por hacer y están poniendo en riesgo sus vidas. Entonces queremos establecer los canales regulares de viaje», defiende.

El funcionario explica que en la reunión mantenida con una delegación cubana a finales de abril sólo se abordó la cuestión migratoria y que él personalmente, junto con el subsecretario de Estado Brian Nichols hablaron con el jefe de la delegación cubana de derechos humanos. «El compromiso del presidente Biden, todo lo que hagamos nosotros en cuanto a Cuba y toda Latinoamérica va a ser de una forma transparente, con puertas abiertas y en consulta con el Congreso de los Estados Unidos y también con la comunidad», defiende.

Preguntado por las discrepancias que han mostrado políticos republicanos y líderes del exilio cubano en Miami con los cambios, González indica que comprende que haya diferencias y no se esté de acuerdo en todo, pero que sí hay un objetivo común, que es empujar un cambio democrático en Cuba. Además, niega tajantemente que no hayan consultado y tenido conversaciones con las Cámaras, que han durado todo el año largo que pasaron revisando la política hacia la Isla.

«Algunos lo verán como un premio para el régimen, nosotros lo vemos como una oportunidad para abogar por los intereses de Estados Unidos»

Consciente de las críticas que pueden venir porque deberán aumentar la presencia consular en Cuba, González pone por delante la visión del Gobierno. «Algunos lo verán como un premio para el régimen, nosotros lo vemos como una oportunidad para abogar por los intereses de Estados Unidos, tener intercambios directamente con los cubanos y resaltar el tema de los derechos humanos porque para nosotros tener relaciones diplomáticas no es un premio, es una oportunidad».

También el funcionario se defiende de las críticas recibidas por anunciar los cambios justo cuando en Cuba se aprueba un Código Penal muy represivo y señala que a veces es imposible acertar con el momento, pero que la intención sigue siendo desmontar la teoría de que EE UU tiene la culpa de lo malo que pasa a en la Isla.

«Nosotros, buscando construir puentes y apoyar al pueblo cubano, tenemos una forma de quitar esa excusa», alega. Además, añade que el 11J ha demostrado que la población está perdiendo el miedo y que el régimen tiene un apoyo popular menguante. «Es tiempo ya para que los cubanos determinen el futuro que quieren (…) no que nosotros digamos qué es lo que tienen que hacer, sino darles ese empoderamiento y ese apoyo para que ellos sean los líderes de la conversación».

 

 

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