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Una guerra entre Giorgia Meloni y Silvio Berlusconi amenaza el futuro del gobierno de derecha en Italia

El Cavaliere la definió como “arrogante, prepotente, altanera y ofensiva” porque le negó unas carteras ministeriales y la futura premier lo dejó helado al recordarle que ella no es “chantajeable”

La líder derechista Giorgia Meloni

ROMA.- ¿Fractura interna insanable? La grieta que se abrió en los últimos días entre la futura primera ministra, Giorgia Meloni, gran ganadora de las elecciones del 25 de septiembre con uno de sus socios, el expremier y magnate Silvio Berlusconiamenaza a su futuro gobierno antes de que nazca.

Berlusconi, de 86 años y líder histórico de Forza Italia, está furioso con Meloni, de 45 años y viceversa. Como escribió este sábado el diario La Repubblica, Meloni se convirtió en la primera mujer que logró pararle el carro al veterano político famoso por sus escándalos judiciales y sexuales, que siempre hizo lo que quiso, sobre todo con las mujeres.

La pelea tiene que ver con el reparto de carteras en el futuro gobierno que Hermanos de Italia se apresta a formar junto a Forza Italia del Cavaliere y la Liga de Matteo Salvini, dos agrupaciones que obtuvieron en las elecciones un tercio de los votos que sacó ella, pero que son vitales para formar una mayoría en el Parlamento.

Pensando que sus votos eran determinantes, justamente, Berlusconi boicoteó el jueves la elección a la presidencia del Senado de Ignazio La Russa, brazo derecho de Meloni y uno de los fundadores del posfascista Hermanos de Italia. Al no votar por La Russa, que fue ministro de Defensa en uno de sus gobiernos y viejo amigo, el Cavaliere quería enviarle un mensaje a Meloni. Quería demostrarle su descontento a los vetos puestos a sus deseos y presionarla para que accediera a darle a Forza Italia el Ministerio de Justicia y, sobre todo, un ministerio a Licia Ronzulli, una de sus pupilas.

Pero Meloni le dijo que no, que de ninguna manera. Y La Russa fue igualmente electo gracias a los votos que Meloni fue a pescar en la oposición. Esto enfureció aún más a Berlusconi, que al margen de insultar a La Russa, dejó que fotógrafos y camarógrafos captaran unos apuntes que tenía en su carpeta en los que acusa a Meloni de ser “altanera, prepotente, arrogante, ofensiva” y alguien “con quien “es imposible llevarse bien”.

Aunque desde que fue electa Meloni mostró un perfil bajo y moderado, ayer, evidentemente furiosa al trascender ese apunte manuscrito, no logró contenerse. Y, ante la prensa, dijo que a Berlusconi le había faltado un adjetivo: “Yo no soy chantajeable”.

Durísima, la réplica de Meloni -una vieja conocida de Berlusconi ya que fue ministra de la Juventud en su último gobierno (2008-2011)- fue como una declaración de guerra.

Mientras se especula con la hipótesis de un gobierno de Meloni con una mayoría parlamentaria alternativa, sin Forza Italia, o al menos sin darle cargos a esos senadores que no votaron por La Russa, hay quien trabaja arduamente para una reconciliación. Salvini, que sí habría logrado obtener para la Liga varias carteras importantes –Economía, ante todo- y ayer la presidencia de la Cámara de Diputados con el ultraconservador Lorenzo Fontana, es uno de los mediadores.

“Estoy seguro de que entre Giorgia y Silvio volverá esa armonía que será fundamental para gobernar, bien y juntos, los próximos cinco años”, dijo este sábado el líder de la Liga, optimista.

Pero habrá que ver si se subsana la grieta. El clima está al rojo vivo. Meloni hizo saber que “por ahora las tratativas con Silvio se terminaron”. Y Berlusconi, animal político que una y otra vez resucitó, pero ahora anciano y por primera vez acorralado por una mujer –que además reivindica como una criatura suya-, estaría preparando su contraofensiva. Podría vengarse al no proponer su nombre en las futuras consultas, en las que Forza Italia podría ir sola, terminando de hacer estallar la alianza de derecha.

 

 

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