Henkel García – Septiembre: recaudación en ascenso
“¿Qué tanto podemos crecer bajo el esquema actual? Esta inquietud es esencial por la presencia de la imposición de una narrativa que sugiere que sin importar el régimen político que tengamos, se puede convivir con él y también que se puede generar bienestar abundante y sostenido sin instituciones, sin libertad”.
Los primeros días de cada mes, parte del equipo de trabajo de Albusdata se da a la tarea de revisar la cuenta de Twitter de la persona que está al frente del Seniat. El portal de la institución tiene años sin actualizar la información estadística de la recaudación fiscal en Venezuela, por lo que debemos estar pendientes de la referida cuenta de Twitter para esperar el cierre de mes de esta importante variable.
Durante el mes de septiembre la recaudación fiscal alcanzó 3.104,5 millones de bolívares. La cifra en bolívares quizá no diga mucho en un país en el que sus ciudadanos piensan en dólares estadounidenses. Al tipo de cambio promedio del mes, esa cifra equivale a 377 millones de dólares. Es la cantidad mensual más alta de los últimos años, y que además corrobora el crecimiento que finalmente estamos viendo en 2022.
Otra manera interesante para revisar es la anualizada. En los últimos 12 meses el Gobierno ha recaudado el equivalente a 4.000 millones de dólares, lo que representa un máximo de al menos 7 años. En este punto tengo que acotar que las comparaciones con años anteriores están llenas de ruido por la gran variación de poder compra que ha tenido el dólar a lo interno. Un dólar estadounidense compraba mucho más en 2015 (aquel momento en el que se vendían 20 dólares para vivir todo un mes) que lo que puede hacer ahora.
Si el análisis se enfoca en lo que ocurre en términos reales, las conclusiones son similares. Después de tres meses de ralentización en el crecimiento de la recaudación fiscal, en los que la tasa descendió de 66% en mayo, a 40% en junio, julio y agosto, esa expansión se aceleró nuevamente a 60% durante septiembre.
Esto ocurre cuando percibíamos algunos signos de desaceleración económica tanto en las cifras de recaudación, como en la de ingreso de los trabajadores, movilidad de personas, entre otras variables. De hecho, fue el tema central de mi artículo de hace 15 días. Septiembre nos recuerda lo volátil que es la economía venezolana, país en el que el análisis político y económico se asemeja a estar a la merced de un potro salvaje.
El cierre de año pudiese llevar la recaudación fiscal hasta una cifra que probablemente esté entre 5.000 y 6.000 millones de dólares. Este monto implicaría una economía que se encontrará un poco por encima de los 70.000 millones de dólares. Destaco esta cifra para poner en contexto el crecimiento que hoy observamos. También es pertinente recordar que hace unos 8-9 años el Producto Interno Bruto (PIB) estaba entre 300.000 y 400.000 millones de dólares.
Es evidente lo mucho que nos falta por recorrer. En ese punto he sido reiterativo. Pero cabe la pregunta sobre ¿qué tanto podemos crecer bajo el esquema actual? Esta inquietud es esencial por la presencia de la imposición de una narrativa que sugiere que sin importar el régimen político que tengamos, se puede convivir con él y también que se puede generar bienestar abundante y sostenido sin instituciones, sin libertad.
La respuesta no es para nada sencilla, porque, en efecto, sí hay experiencias de crecimiento económico bajo regímenes autoritarios, Corea del Sur es uno de esos ejemplos. Sin embargo, en determinado momento tuvieron que hacer reformas hacia la democracia para que ese crecimiento se sostuviera en el tiempo. También tenemos casos de dictaduras muy empobrecedoras, Cuba y la Unión Soviética resaltan. El nuestro es uno aún más complejo, porque sería un régimen autoritario que en primer momento empobreció, reprimió y expulsó a millones de venezolanos y que ahora, según un grupo no pequeño de personas, pudiese ofrecernos un ambiente propicio para el crecimiento y la generación de bienestar.
Sin duda son tiempos confusos, se acumulan años de esfuerzo para lograr un país mejor y los tiempos actuales son de respiro en materia económica. Es un alivio o tregua después de la guerra. Pero queda esa sensación de que hay mejores caminos, más expeditos, de mayor crecimiento. Queda esa percepción de que los cambios que hemos visto son insuficientes y que no nos servirán para alcanzar el país que queremos.