Democracia y Política

El nuevo líder de la AN abre la puerta a la negociación con la derecha tradicional francesa

Jordan Bardella, nuevo líder de la Agrupación Nacional, puede liberarla de la herencia del patriarca Le Pen

Marine Le Pen y el nuevo líder de la Agrupación Nacional, Jordan Bardella, el pasado sábado. AFP

 

Jordan Bardella (27 años), el nuevo presidente de Agrupación Nacional (AN, extrema derecha), consuma una ruptura generacional con la sulfurosa herencia de Jean-Marie Le Pen, el patriarca fundador, expulsado por su hija Marine de su propio partido.

Históricamente, AN debía arrastrar los escándalos del apellido Le Pen. Entre 1969, 1986, 1989 y 1993, Jean-Marie Le Pen lanzó en numerosas ocasiones provocaciones espectaculares sobre la ocupación y los hornos crematorios nazis, acompañadas de declaraciones racistas, injurias de todo tipo, que fueron condenadas por la Justicia por este tipo de razones: «Apología del crimen de guerra y contestación de crímenes contra la humanidad», «provocación al odio y la discriminación racial», «injurias públicas»… Consciente de que esa herencia familiar la aislaba en el paisaje político nacional, Marine Le Pen comenzó por alejar y terminó por expulsar a su propio padre del antiguo Frente Nacional, cambiando de nombre a su partido para transformarlo en la actual AN.

Sin embargo, el apellido Le Pen seguía siendo un hándicap muy duro de arrastrar. Todos los líderes de la derecha histórica, Giscard, Chirac, Sarkozy, denunciaron siempre el racismo de Le Pen. Ante esa evidencia, Marine Le Pen decidió dar un giro histórico. Tras las elecciones legislativas del mes de junio pasado, la expresidenta de la AN decidió «pasar página», romper definitivamente con la herencia política de su propio apellido, ofreciendo la presidencia de su partido al más joven de sus escuderos, Jordan Bardella.

Con apoyo de Putin

Elegido presidente de la nueva AN, el sábado pasado, Bardella no había nacido cuando Le Pen, padre, defendió una línea abiertamente racista y neo nazifinanciado parcialmente por Vladímir Putin. Roto el cordón umbilical con esa herencia política, asociada al apellido Le Pen, Bardella inicia un cambio generacional que ofrece a la extrema derecha unas perspectivas inéditas hasta hoy.

Desde hace medio siglo, la derecha tradicional siempre consideró a Le Pen un enemigo político infrecuentable. Enterrada la era Le Pen, Bardella puede intentar alianzas a geometría variable con la derecha tradicional, huérfana de Nicolas Sarkozy.

Históricamente, la extrema derecha de la era Le Pen ya era votada por el 30 o el 35 % de los obreros franceses. Pero el racismo agresivo del antiguo FN impedía transformar ese capital social en un arma política eficaz. La elección presidencial que enfrentó a Marine Le Pen con Emmanuel Macron, en abril y mayo, y las elecciones legislativas de junio, confirmaron que el 40% de los obreros y las clases sociales más modestas votan a la derecha de la derecha tradicional.

 

Jordan Bardella, eurodiputado desde 2019, puede intentar alianzas con la derecha tradicional, huérfana de Sarkozy

 

Con 89 de los 577 diputados de la Asamblea Nacional, el partido presidido por Bardella es la primera fuerza política de oposición. A su derecha, la formación Reconquista, de Éric Zemmour, solo es un grupúsculo ultra. Entre Los Republicanos (LR, derecha tradicional, el partido de Sarkozy) hay muchas personalidades sensibles a posibles acuerdos con la AN, en terrenos tan sensibles como la inmigración o la defensa de los intereses nacionales en la Unión Europea.

Con 27 años, eurodiputado desde el 2019, Jordan Bardella no tiene experiencia, pero esa virginidad relativa tiene una ventaja excepcional: su ruptura generacional ‘libera’ a la extrema derecha francesa, siempre fiel a sus principios cardinales, de la sulfurosa herencia personal de Jean-Marie Le Pen.

 

 

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