La Scala de Milán no cede a la cultura de la cancelación
Brillante apertura de la temporada con la ópera 'Boris Godunov', de Mussorgski, que fue saludada con trece minutos de aplausos. Ante las protestas de la comunidad ucraniana, el presidente Matarella dijo: «Debemos honrar la cultura rusa y no permitir que Putin la destruya»
Con la invasión de Ucrania por parte de Rusia, la Scala de Milán no cedió a la ‘cultura de la cancelación’ ni a las presiones para que se eliminara del programa la ópera ‘Boris Godunov‘, obra maestra del compositor ruso Modest Musorgski. En la inauguración de la temporada, el 7 de diciembre -festividad de San Ambrosio, patrón de Milán-, La Scala puso en escena esta obra, que denuncia la ferocidad de un dictador, y a la que el público premió con una ovación de 13 minutos.
Pero el templo de la lírica italiana, símbolo de Milán y referente cultural internacional, fue no solo escenario de un bello espectáculo musical, sino que también fue un acontecimiento mundano y político de Milán y de Europa, y un reflejo, al menos en parte, del momento que vive el país, con protesta callejera incluida.
Al aparecer en el palco de honor el jefe del Estado, Sergio Mattarella, recibió una ovación de cinco minutos con el público puesto en pie. Puede decirse que, teniendo en cuenta la gran popularidad de un presidente que representa la unidad nacional, en ese aplauso participaron 59 millones de italianos, aunque en la sala solo había 1919 espectadores. Sergio Mattarella respondió con gestos de agradecimiento, llevándose la mano al corazón varias veces. A la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, situada a la derecha del jefe del Estado, Mattarella, le llamaron especialmente la atención las muestras de afecto del público hacia Mattarella.
También en el palco de honor estuvo la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, con un elegante vestido azul medianoche de Armani, y rompiendo con una tradición que no contempla la presencia, en la ‘prima’ de La Scala la presencia simultánea del primer ministro y el jefe de Estado; aunque hubo un precedente en el 2011, cuando en el palco se sentaron el entonces presidente, Giorgio Napolitano, y el primer ministro, Mario Monti.
Tuvo Sergio Mattarella que parar la ovación infinita que le dedicó el público, indicando que se podía arrancar con la interpretación de los himnos, el italiano ‘Fratelli d’Italia‘ (Hermanos de Italia) -cantado por la propia Giorgia Meloni y la platea-, y el europeo, basado en la ‘Oda a la alegría’ de la Novena Sinfonía de Beethoven, en homenaje a la presidenta de la Comisión Europea.
Fue un éxito la representación de ‘Boris Godunov’, con la dirección musical del maestro Riccardo Chailly, y con el bajo-barítono ruso Ildar Abdrazakov en el papel protagonista, y que se confirmó como un intérprete de extraordinaria personalidad.
Polémica
Pero la inauguración estuvo precedida de polémica, porque hubo quien interpretó que la elección de una ópera rusa, en plena guerra de Ucrania, podría interpretarse como propaganda para el presidente Vladimir Putin. El cónsul ucraniano en Milán, Andrii Kartysh, y la comunidad de este país en Italia pidieron que la obra fuera sustituida por otra. «La cultura es utilizada por la Federación Rusa para resaltar su grandeza y poder», se lamentó el cónsul Kartysh. Pero La Scala -que tenía programada desde hace tres años la ópera de Musorgski- y el mundo cultural y político italiano consideraron que no tenía sentido ceder a esas presiones.
El director escénico de la producción, el danés Kasper Holten, replicó a las protestas ucranianas poniendo en su contexto la ópera de Musorgski, que se basa en el drama homónimo de Aleksander Pushkin sobre las luchas de poder y la tragedia de Boris Godunov, un hombre brutal, zar de todas las Rusias desde 1598 hasta 1605: «Es una obra sobre el poder, la culpa y el sufrimiento de las víctimas de un dictador dispuesto a todo por su sed de dominio absoluto -dijo-. Un personaje que pagará un precio muy alto por sus crímenes, cayendo en la locura y la muerte. Con una trama como esa, ¿cómo se puede suponer que ‘Boris Godunov’ es propaganda a favor de Rusia?».
También se pronunciaron Mattarella, Ursula von der Leyen y Giorgia Meloni. «La cultura rusa no se puede cancelar. Forma parte de la cultura europea. La responsabilidad de la guerra se debe atribuir al Gobierno de Putin, no al pueblo ruso y su cultura», dijo el presidente italiano. «Debemos honrar la cultura rusa y no permitir que Putin la destruya», destacó por su parte la presidenta de la Comisión Europea. Giorgia Meloni defendió así su posición y la de su Gobierno: «Mi posición sobre la guerra en Ucrania es conocida, pero creo que la cultura es otra cosa y que no debemos cometer el error de mezclar dimensiones diferentes. No tenemos nada contra el pueblo ruso, con la historia o la cultura rusa, lo tenemos con las decisiones de quienes políticamente decidieron invadir una nación soberana. Son dos cosas diversas, los dos planos deben estar separados».
Compromiso a favor de Ucrania
La Scala ya demostró su compromiso total a favor de Ucrania cuando, pocos días después de ser invadida por Rusia, el director de orquesta ruso Valery Gergiev, amigo del presidente Putin, fue excluido del programa del teatro por no condenar la invasión. A Gergiev no se le permitió dirigir la orquesta en cuatro representaciones de ‘La dama de picas‘ de Chaikovski, entre el 5 al 13 de marzo.
No faltaron las protestas ante La Scala. Además de algunos manifestantes con banderas ucranianas contra la decisión de representar la ópera rusa, y sindicalistas que denunciaron el programa del Gobierno Meloni ante la crisis económica, por la mañana media docena de activistas climáticos arrojaron pintura en la fachada del teatro. Los ecologistas protestaban así contra la política medioambiental del Ejecutivo.
Más original pretendió ser el exprimer ministro Giuseppe Conte, presidente del Movimiento 5 Estrellas, que acudió a Milán para representar el papel de «abogado del pueblo», como él mismo se autodefinió cuando en el 2018 formó su primer Gobierno. El populista Conte vió la ‘prima’ de La Scala por televisión con un pequeño grupo de familias que perciben la polémica ‘renta de ciudadanía’, un subsidio para desempleados y personas en dificultades, aprobado en el 2019, por iniciativa del Movimiento 5 Estrellas. Giorgia Meloni lo quiere abolir a partir de enero de 2024, salvo para las personas efectivamente frágiles o incapaces de trabajar, como enfermos o discapacitados, que serán asistidos con una nueva forma de subsidio, dedicada exclusivamente a los pobres. Conte asegura que si Meloni elimina ese subsidio explotará una bomba social.