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La revuelta social en el sur andino amenaza con incendiar todo Perú

Dina Boluarte declara el estado de emergencia en las zonas conflictivas y propone elecciones para abril de 2024

                                              Manifestantes cortan las carreteras. AFP

A pesar de que la presidenta peruana, Dina Boluarte, anunció el adelanto de las elecciones a abril de 2024 y declaró el estado de emergencia en las zonas más conflictivas del país, el recrudecimiento de las protestas en Perú coloca al Gobierno contra las cuerdas. Las exigencias de los ciudadanos que se manifiestan en el sur andino, parte de la Amazonia y el norte del país se concretan en la renuncia de Boluarte, el cierre del Congreso y un adelanto inmediato de las elecciones.

Los manifestantes del Frente Departamental de Trabajadores de Arequipa tomaron este lunes el aeropuerto Alfredo Rodríguez Ballón, que posteriormente fue recuperado por las Fuerzas Armadas. También fue restablecido el tráfico en la carretera Panamericana sur. Arequipa es la segunda ciudad más importante del Perú. En diversos vídeos declaran indignados que «le quede claro a ese Congreso que no marchamos por Pedro Castillo, marchamos contra las ratas del Congreso. Tenemos que luchar hasta el último de nosotros. Es una lucha de todos. Han pisoteado nuestros derechos y los haremos respetar».

Debido a la toma del aeropuerto se cancelaron todos los vuelos. Arequipa es un destino turístico muy importante, junto a Cuzco y Puno. Los manifestantes, cuyo número superó las dos mil personas, prendieron fuego a los muros que rodean las instalaciones del aeródromo, a la vez que bloquearon la vía de acceso.

La protesta de los ‘nadies’

En Arequipa, un departamento famoso por sus insurrecciones contra el poder de turno, también tomaron la fábrica de leche Gloria en Majes. Al cierre de esta edición había decenas de trabajadores retenidos por los manifestantes. El bloqueo de este aeropuerto se suma al de Andahuaylas en Apurímac, donde nació la presidenta Dina Boluarte y donde el domingo fallecieron dos manifestantes de 15 y 16 años. Un portavoz de la Defensoría del Pueblo confirmó a ABC que hay un total de cuatro muertos en las protestas: uno en Arequipa y tres en Apurímac.

La Federación de Estudiantes de la Universidad de Cajamarca, donde nació el presidente Pedro Castillo, tomó la Universidad de Cajamarca pidiendo la renuncia de Boluarte y el cierre del congreso.

En conversación con ABC, el sociólogo y experto en conflictos sociales, Omar Coronel, dijo que la crisis ha tenido varios momentos: «Primero, cuando Dina Boluarte asume la presidencia y envía señales de un pacto con el Congreso y refuerza el rechazo de sectores vinculados a Castillo que, desde hace meses, la repudiaban. Eso ocurrió el 7 y 8 de diciembre».

«Hay un segundo momento –continúa–, cuando hay nueva presidenta pero no hay nuevo gabinete. Ella no prepara un mensaje para ‘los nadies’ que están en las calles y comienza la represión policial. Este momento es clave porque se suman sectores que no habían marchado antes a favor o en contra de la destitución de Pedro Castillo y hacen que esta protesta prenda en el país».

Represión cruenta

«Siempre hay azuzadores –añade Coronel–, pero eso no implica que las marchas sigan con el paso de los días. El tercer momento es cuando la represión se hace más cruenta al mismo tiempo de la llegada de un gabinete de poco vuelo político y que se ve alejado y sin capacidad de diálogo. La muerte de los dos estudiantes y las declaraciones contra los manifestantes del primer ministro, Pedro Angulo, han echado leña al fuego».

«En Perú lo que hay es una gran desconexión de los políticos con lo que quieren los ciudadanos, y al no haber partidos que canalicen las preocupaciones de la gente pasa lo que estamos viendo: enojo, un Gobierno que no entiende y acusa a los ciudadanos de ser ignorantes que son movilizados como borregos. Eso indigna más».

En opinión de este experto, para una parte de los que protestan, Pedro Castillo simbolizaba la posibilidad de ser presidente a pesar de venir de un origen humilde, sin apoyo de la prensa, y que «no pudo gobernar por culpa del Congreso y su racismo. Por eso piden su reposición en el cargo».

«Es un deporte de alto riesgo hacer pronóstico en el Perú con instituciones tan débiles, pero lo que veo es que si sigue la represión, se niega la legitimidad a la protesta y los peruanos continúan sin escucharse unos a otros, las posibilidades de que a la presidenta Dina Boluarte le vaya mal son muy altas», concluye Coronel.

Al filo de la medianoche del domingo, la presidenta anunció que adelantará las elecciones a abril de 2024: «He decidido asumir la iniciativa de llegar a un acuerdo para adelantar las elecciones. Mi deber es interpretar las preocupaciones de la gran mayoría de los peruanos», dijo Boluarte, que asumió la presidencia después de la destitución por el Congreso del maestro rural Pedro Castillo.

No es un cheque en blanco

«Soy plenamente consciente que fui elegida, como ya indiqué, en el proyecto gubernamental [que presidió Pedro Castillo] que ganó legítimamente las elecciones del año 2021», dijo Boluarte, al tiempo que agregó: «Y remarqué que ello no era un cheque en blanco, sino un compromiso con el pueblo peruano, con nuestras instituciones y con la construcción de un futuro que una la democracia con el crecimiento económico y la justicia social».

El primer ministro, Pedro Angulo, declaró el lunes de forma sorprendente a Nativa Televisión que no ha visto en toda su magnitud las marchas en el país porque no puede «ver televisión», ya que su trabajo en estos días ha sido revisar currículums para la contratación de nuevos funcionarios.

El ministro de Justicia, José Tello, por su parte, dijo que «el Estado tiene un sistema de inteligencia que garantiza el orden público. Lo que ha manifestado el primer ministro está sustentando en reportes de ese sistema». «Existe el derecho a la protesta sin violencia. No somos ministros de escritorio, somos ministros de campo; viajaremos a las zonas de la protesta», finalizó Tello.

Desde que llegó al poder, Dina Boluarte no ha tenido ninguna actividad fuera de Lima porque de inmediato fue cercada por las protestas contra su Gobierno. El primer ministro, Pedro Angulo, nunca ha trabajado como parte de Ejecutivo alguno y, según pudo saber ABC, la elección recayó en él porque nadie de los que llamó la presidenta Boluarte aceptó el llamamiento de ser funcionario en uno de los momentos mas convulsos de los últimos tiempos.

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