Lula apuesta a la ecología
Envejecido y achacoso, añorando seguramente la frescura de su victoria electoral en 2003 y manchado por los escándalos financieros que no dejaron hueso sano al Continente durante sus primeras dos presidencias del Brasil hasta 2011, Luiz Ignacio Lula da Silva parece apostar en su nuevo mandato al tema ambiental, que hasta cierto punto favoreció su come-back, para reverdecer sus laureles.
Apoyado en la bicoca de 37 ministerios que por algún arcano mecanismo de racionalización (¡averígüelo Vargas!) no impondrían demandas adicionales al presupuesto nacional, contará con uno para la Mujer, Igualdad Racial y Pueblos Indígenas – una de sus principales promesas electorales para recuperar los territorios amazónicos y sus pobladores- y otro para el Medio Ambiente.
Sonia Guajajara, de 48 años, nacida en el territorio Araribóia en la Amazonia Oriental, bregó la vicepresidencia en las anteriores elecciones, obtuvo una diputación en las del pasado octubre y asumirá la ardua tarea de representar a 307 grupos indígenas víctimas de las más variadas vejaciones, incluido el asesinato de prominentes eco-defensores brasileros y extranjeros.
Y Marina Silva, de 64, asumirá la ingrata tarea de reconstruir la cartera ambiental – desmantelada por la Administración Bolsonaro- que ejerció durante buena parte del periodo anterior de Lula, respaldada por sus méritos como la más joven senadora brasileña y una de las autoridades mundiales en su especialidad.
Será también pieza clave en la organización de la COP-30 en 2025 en pleno corazón de la selva, anunciada por Lula en la reciente cumbre de El Cairo, entre las acciones para superar su condición de paria climático y, con el canciller Mauro Vieira, del proyecto de asociar a Indonesia y la República Democrática del Congo en una especie de OPEP de los bosques húmedos.
Una interesante iniciativa, desde luego, por tratarse de los grandes posesores de la mitad de las selvas del planeta, que brindaría al Brasil un oportuno protagonismo para coordinar esfuerzos financieros y políticos e impulsar la incorporación de otros estados con vistas a alcanzar la soñada meta de frenar el calentamiento global.
Un proyecto surgido en la conferencia de Glasgow, digno de éxito porque se trata de las cuencas de los ríos Amazonas y Congo y las forestas de Sumatra y Borneo, amenazadas por la industria maderera y la minería ilegal, de importancia vital para la comunidad internacional.
Mientras eso cristaliza, suficiente tarea será para el veterano sindicalista proteger su propio vecindario, honrando la promesa de eliminar absolutamente la deforestación amazónica, salvaguardando su vastísima superficie, para lo cual debería reavivar e instrumentar el capítulo ecológico del Pacto Amazónico que seis estados regionales suscribieron hace medio siglo sin acumular logros significativos.
Tales movidas y las declaraciones iniciales del ministro Vieira, un diplomático profesional que retorna al Palacio de Itamaraty marcando distancia con las dictaduras regionales que disfrutaron de la simpatía y la bolsa del Lula original, permiten abrigar una cautelosa esperanza en las acciones del gobierno que desde el domingo comenzó a funcionar en el coloso sudamericano. Y desearle éxito, por el bienestar global.
Varsovia, enero de 2023.