Edmundo González Urrutia: ¿Un nuevo aire para Rafael Correa?
En sintonía con la ola de cambios políticos que vienen ocurriendo en nuestra región, los resultados de las elecciones municipales que tuvieron lugar en Ecuador el pasado domingo 6 de febrero favorecieron a los candidatos de la llamada “Revolución Ciudadana” del expresidente Rafael Correa, lo cual pareciera confirmar el giro hacia la izquierda que se ha instalado en varios de nuestros países.
En Guayaquil, que por varias décadas fue un feudo conservador, se impuso el Correismo poniendo fin a más de tres décadas de gobiernos Socialcristianos. En Quito, sin dudas la alcaldía más importante del país, un ex funcionario vinculado a los gobiernos de Correa se alzó con el triunfo, aunque por estrecho margen.
Los comicios incluyeron votar sobre un referéndum para modificar la Constitución en materias de democracia, seguridad, movimientos políticos, entre otros, pero sus resultados fueron adversos al gobierno del presidente Lasso. Tal vez no era el mejor momento para esta consulta. La reacción del gobernante fue hacer un llamado para un gran acuerdo nacional, algo que fue rechazado por las fuerzas políticas. La respuesta de Correa no se hizo esperar: “un gran acuerdo nacional pasa por adelantar las elecciones presidenciales…”
Lo cierto es que el impacto de esta derrota marcó una nueva crisis política, la renuncia de algunos Ministros, así como otros cambios en el gabinete. No en balde estas elecciones eran interpretadas como una suerte de sondeo de cara a las presidenciales de 2025.
Aun cuando faltan dos años para esas elecciones presidenciales, los resultados del domingo han insuflado los ánimos de los seguidores del ex presidente Correa, sobre quien pesan varios juicios por corrupción que lo mantienen en el exilio, y quien ve los resultados del domingo como un punto de partida para su vuelta al Palacio de Carondelet. Valga aclarar, sin embargo, que este “fortalecimiento” del correismo tiene que ser visto con ciertas reservas pues se trata de un país con una alta fragmentación política y no necesariamente debe interpretarse como un repunte definitivo de esa fuerza.
De cualquier modo, Rafael Correa se siente ya en campaña electoral animado por el hecho de que las cinco economías más grandes de la región, a saber, Brasil, México, Colombia, Argentina y Chile tienen gobiernos “progresistas” y él aspira a formar parte de ese grupo, aunque advirtió que no se debe subestimar a la derecha que siempre estará atenta para no ceder espacios de poder. En algunos de sus mensajes recordó que ganar elecciones no es ganar el poder y advirtió sobre las amenazas que representan “el poder mediático que han robado nuestras democracias, el poder económico que chantajea, y el poder militar, dispuestos a cualquier cosa con tal de evitar gobiernos progresistas…”
En todo caso, hasta que ocurran las nuevas elecciones presidenciales, observaremos a un presidente Lasso debilitado políticamente y cuyo alejamiento de las mayorías de la sociedad se hará más evidente. El país seguirá inmerso en una crisis política que exigirá de consenso y coaliciones para poder gobernar. Entretanto la violencia continúa en un contexto de alta volatilidad política e inestabilidad.