CorrupciónDemocracia y Política

PSOE, latrocinio y lenocinio

Como ven, corrupción y PSOE mantienen una estrecha relación

En la penúltima trama socialista se advierte poca ambición: un euro recaudado vía soborno era «un bolígrafo», y daban palos de cinco mil, diez mil bolígrafos. La más depurada mafia pujolista hablaba en sus buenos tiempos de «misales»: cada misal un millón de pesetas. Y había un montón. Con los ERE no vio el PSOE necesidad de buscar nombre a las morteradas porque jamás tuvieron sensación de peligro, tan impunes se creían.

Es normal que al saberse sujetos a la lay se indignaran, y con ellos su nutrida red de beneficiarios directos e indirectos. Casos así exigirían unidades más operativas. Puesto que la gente de progreso andaluza volatilizó ahí setecientos millones de euros, no está de más pensar en clandestinas unidades de cien millones. Por ejemplo: hemos levantado siete «máquinas de coser». Cualquier cosa salvo «dinero pa asar una vaca», que es la magnitud en que cifró la fortuna de un sindicalista comprometido la buena de su madre. Entendemos el orgullo, pero hay que ser más preciso. ¿Cuánto había levantado en realidad el concienciado? ¿Cuántos billetes, y de a cuánto, hacen falta para asar una vaca entera? Nos perdemos, señora.

En otra de las innúmeras tramas de corrupción socialista, un embajador alemán tiró de etimología y llamó «convoluto» al envoltorio de veinticinco millones de pesetas. Por lo visto iban destinadas a la responsable de Finanzas del PSOE. Todo un diplomático convertido en mediador, palabra cuyo significado se ha visto alterado en los últimos días. Lo del convoluto impresionó mucho; si el receptor hubiera usado otro término, su participación habría caído en el olvido y él no habría sufrido tanta vergüenza. ¿Sirve hoy «convoluto» como unidad de medida turbia? No. Pero seguirá en la lengua española como sinónimo de mordida. Al menos entre la gente con edad y memoria suficientes.

Como ven, corrupción y PSOE mantienen una estrecha relación. Pero no me imagino a Negrín y Prieto ideando unidades secretas o discretas para referirse al tesoro del Vita que se disputaban, y que acabó llevándose el segundo. No necesitaban guiños y truquitos porque la rebatiña última de la guerra se decoró con nombres de tragedia cuyo sentido, por supuesto, traicionaron: SERE y JARE (Servicio de Evacuación de los Republicanos Españoles y Junta de Auxilio a los Republicanos Españoles). So capa de admirables intenciones, el encono feroz. El conflicto entre dos líderes socialistas que se disputaban el control de 120 maletas con lingotes de oro, joyas, monedas de valor incalculable que habían pasado por la fundición para caer al miserable precio de su peso, obras de arte, piezas robadas a las iglesias, fondos y objetos arrebatados a las cajas de seguridad de los bancos, etc. O sea, que tradición no le falta al PSOE. Pero lo de las visitas al Congreso con mariscada y cafeta es un escupitajo en la estética del latrocinio y del lenocinio.

 

 

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