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Jean Maninat: Las primarias de la ruptura

 

De vivir en la más fiera negación de la ruta electoral, de huir de las urnas de votación como el monstruo de Frankenstein le huye a un bisturí, de organizar bandas bravas en Twitter para perseguir colaboracionistas adictos al voto, de chancletear toda suerte de artrópodos arácnidos, de lanzar proclamas enfadadas como aquella de, “yo voto cuando me da la gana”, hemos pasado a un entusiasmo electoral que recuerda al que suscitaban las campañas presidenciales en la luminosa Cuarta República.

En la oposición ya hay un diluvio de candidaturas que anuncia el tarjetón electrónico más variopinto y colorido de la historia del voto digital. Y, yes, antes de que nos lo recuerden vía nuestros progenitores, sabemos que es muy antipático y de mal gusto decir “te lo dije”, así que no diremos “te lo dije”. Al contrario, celebramos el frenesí recuperado por el voto democrático. Claro -y no es tampoco un requisito- nos hubiese gustado al menos el asomo de una reflexión, de un microscópico gesto de contrición, un detalle que asegure que la cosa va en serio y no es una nueva pataleta opositora. Digamos, como un servicio a la comunidad, o algo más ambicioso y noble, como un acto de pedagogía política.

(Imagínense la sorpresa de una población que de repente -y luego de siglos- se ve invadida por un grupo de bulliciosos militantes con megáfonos gritando consignas: “Se ve se siente Nonin(a) está presente”. Se imaginan los comentarios de los atónitos pobladores, cuando ven avanzar en el medio a una figura fantasmal con sonrisa de oreja a oreja, moviendo las manos como un limpiaparabrisas o llevándoselas piadosas al corazón. “Marisco, chamo, esa no es la que decía que en dictadura no se vota”, “Chamo, marisco, ese no es al que siempre le roban la elección y anda todo el día con cara de arrecho”. Digamos, es como llegar a Comala sin aviso y en comparsa de carnaval brasileño.

En un sector de la oposición han decidido designar una Comisión Nacional de Primaria (CNP) para que organice la pasarela de sus precandidatos y precandidatas, sin la participación de alacranes, batracios, coleópteros, colaboracionistas y otras especies opositoras. (Básicamente los que sí llamaron a votar en procesos electorales recientes, cuando ellos se abstuvieron). Desde fuera de la pasarela ya varios anunciaron que se presentan off- Broadway y no reconocen ni CNP, ni qué ocho cuartos, y se anuncia una madriza verbal generalizada que amenaza con dejar muchas reputaciones vendadas.

Salvo la intervención de una fuerza extrahumana, el impacto de un rayo cósmico iluminador, o la aparición sorpresiva de un héroe salvador fecundado clandestinamente in vitro en Júpiter, todo parece indicar que asistiremos a un aquelarre opositor, cacofónico y autodestructivo, un todos contra todos, del que nadie saldrá indemne, y será una nueva etapa en la larga travesía en el desierto de una población sin referentes políticos opositores eficientes. Mientras el Gobierno sufre su propio terremoto y anuncia que vendrán réplicas, la oposición se interna en un proceso conflictivo que nada bueno anuncia.

@jeanmaninat

 

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