Zapatero desautoriza a Pedro Sánchez en Argentina
«José Luis Rodriguez Zapatero dio su inequívoco respaldo político y electoral a un partido rival de la formación política que cuenta con el apoyo de Pedro Sánchez»
José Luis Rodríguez Zapatero durante su visita a Argentina. | Europa Press
Argentina celebra este año su tradicional maratón electoral que comenzará el mes de abril en la provincia de Neuquén y finalizará a finales de octubre o noviembre con la elección del próximo -o próxima- presidente de la nación.
Una verdadera orgía democrática en la que se elegirán, además de presidente y vicepresidente de esta república, la mitad del Congreso nacional, casi todos los gobernadores provinciales y toda una galaxia de cargos provinciales y municipales y a la que concurrirá más o menos alineado con la coalición opositora y anti-kirchnerista ( recuerden, es Argentina) el gran partido socialdemócrata de aquellas tierras, la Unión Cívica Radical, la histórica UCR.
Un partido, el Radical, que es miembro de pleno derecho de la Internacional Socialista y que además ostenta una de las vicepresidencias de la misma. Ya saben, la misma Internacional Socialista cuyo presidente recién elegido hace solo unos meses resulta que es… Pedro Sánchez.
¿Demasiados datos? Ya verán como no.
Les cuento todo esto porque el pasado miércoles el ex-presidente José Luis Rodríguez Zapatero se reunió precisamente en Buenos Aires y bajo la atenta mirada del condenado e inhabilitado ex-juez Baltasar Garzón con la vicepresidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner en un acto de exaltación de la figura de la misma. Un evento de clarísima intencionalidad electoral y que marca el arranque de la interna peronista de cara a las primarias de este partido.
Hablando en plata y para los lectores poco aficionados a los silogismos: la pasada semana el expresidente y ex-secretario general del PSOE José Luis Rodriguez Zapatero dio su inequívoco respaldo político y electoral a un partido rival de la formación política que cuenta -o al menos debería contar- con el apoyo de Pedro Sánchez, ya que pertenece a la organización internacional que él mismo preside, algo que además fue utilizado por el peronismo para mostrar el respaldo internacional a sus postulados en una elección que se presenta tremendamente reñida y en la que cualquier detalle puede inclinar la balanza hacia uno u otro lado.
Algo que supongo no ha hecho demasiada gracia a la dirección de la Unión Cívica Radical en un momento en el que, tras un largo paso del desierto, este partido comienza a coger aire especialmente en un buen número de elecciones regionales (algo así como nuestras comunidades autónomas) en las que tiene posibilidades de poner gobernador e incluso, si los hados le son muy propicios, presentar batalla en las primarias del espacio opositor a la presidencia (o vicepresidencia) de la nación.
«Un reto público que socava gravemente el enorme – y cuando digo enorme es enorme- prestigio internacional del PSOE entre sus partidos hermanos»
¿Imaginan ustedes el globo que se hubiera cogido el PSOE hace unos años si un ex-presidente socialdemócrata alemán como Willy Brandt, uno francés como François Mitterrand o incluso uno sueco como Olof Palme hubieran desembarcado en España para hacer campaña por, digamos, el Partido Comunista?
Pues exactamente esa es la gravedad del desafío que José Luis Rodríguez Zapatero ha lanzado a Pedro Sánchez la pasada semana y sobre el que el presidente del Gobierno y de la Internacional Socialista ni siquiera ha tenido a bien pronunciarse.
Un reto público que socava gravemente el enorme – y cuando digo enorme es enorme- prestigio internacional del PSOE entre sus partidos hermanos, la autoridad de Pedro Sánchez como presidente de la Internacional Socialista y el peso de de esta organización en América Latina, y que en circunstancias normales habría producido suficiente ruido como para obligar a Sánchez a optar entre dos opciones: o bien desautorizar públicamente a Zapatero o bien a dimitir de forma inmediata la presidencia de la organización internacional socialdemócrata ante el escándalo.
Veremos.