DictaduraEconomía

Las cuentas de 2022 confirman que Cuba gasta 16 veces más en construir hoteles que en Salud

En cambio, la exportación de servicios médicos sigue siendo la principal fuente de divisas del país

Hotel de 5 estrellas en construcción, en Primera y B, La Habana. (14ymedio)Hotel de 5 estrellas en construcción, en Primera y B, La Habana. (14ymedio)

 

Los dos sectores en los que el régimen cubano ha cimentado su popularidad desde 1959, la Salud y la Educación, recibieron juntos en 2022 una décima parte de la inversión dedicada a los servicios empresariales e inmobiliarios y alquiler. El área, considerada un cajón de sastre que incluye parte del turismo, se come el 33% de la inversión del pasado año (23.360 millones de pesos, casi 1.000 millones de dólares al cambio oficial), frente a las otras dos, que vistas de manera conjunta apenas se quedan con un 3,3%.

Las cuentas son aún peores si se separan las dos áreas. En Salud y asistencia pública se invirtió el 2,1% (1.520 millones de pesos o 63,4 millones de dólares), mientras en Educación fue un 1,2% (820 millones de pesos o 34 millones de dólares), es decir 16 y 27 veces menos respectivamente que en los llamados «servicios empresariales e inmobiliarios».

La pobreza de la inversión en Salud contrasta con los gigantescos ingresos que el Estado cubano consigue con la exportación de servicios médicos, principal fuente de divisas del país. Según datos oficiales, recogidos en los anuarios estadísticos que publica la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (Onei), en 2021 se recaudó en concepto de exportación de servicios de salud en el exterior 4.349 millones de dólares, aunque entre 2011 y 2015 se llegó a obtener más de 11.500 millones, de acuerdo con la información facilitada por el ex ministro de Economía José Luis Rodríguez.

n Salud y asistencia pública se invirtió el 2,1% (1.520 millones de pesos), mientras en Educación fue un 1,2% (820 millones de pesos), es decir 16 y 27 veces menos respectivamente

El desequilibrio de la inversión en este sector, de contenido diverso e inespecífico pero vinculado a la construcción de hoteles, es patente desde hace muchos años e, incluso, en 2021 el pellizco que recibió fue aún mayor, con un 35% del total del presupuesto, aunque menor cuantía.

La única área que se atreve a aproximarse, aun quedando muy lejos, es la industria manufacturera, que se lleva un 17,3% de las inversiones, un monto de 12.304 millones de pesos. Ahí queda excluido el sector azucarero, con un epígrafe propio que deja ver la ruinosa inversión destinada al que fue producto insigne de la industria cubana, apenas un 0,6%, con 410 millones de pesos.

Con un porcentaje de dos cifras cierra el transporte, almacenamiento y comunicaciones, que recibe el 10,3% (7.316 millones de pesos).

La cuarta posición sería, aunque apenas lo noten los cubanos, para el suministro de agua, luz y gas, al que se destinaron 6.988 millones, el 9,8% de la inversión total. Aunque la cifra parece abultada si se compara con algunas ya mencionadas, sigue siendo menos de un tercio de lo que se dedica a la inmobiliaria.

Otro de los sectores que no salen mal parados es la explotación de minas y canteras, un área en la que el Gobierno tiene puestas muchas esperanzas por los beneficios que supone la exportación de níquel, entre otros minerales. A ellas se dedicaron 5.066 millones de pesos. Hoteles y restaurantes –la parte de turismo no inmobiliaria– con 3.226 millones de pesos, y Comercio y reparación de objetos personales, con 2.506, anteceden aún al que debería ser sector privilegiado, la producción agrícola.

A esta área, que específicamente ha sido designada por el Gobierno como «priorizada», se le destinan unos pobres 1.855 millones de pesos, tan solo el 2,6% de la inversión global. «En medio de una situación de inseguridad alimentaria, es preocupante que el peso relativo de la inversión agropecuaria se mantenga estancado a un nivel que es más de 12 veces inferior al peso relativo de la inversión en servicios empresariales e inmobiliaria», clamó este miércoles desde su cuenta de Twitter el economista cubano Pedro Monreal.

Sin una mayor inversión agropecuaria no se superará la inseguridad alimentaria en Cuba, ni se mitigará la inflación, ni la pobreza, ni habrá desarrollo nacional

El experto recuerda que el agropecuario da empleo a más del 17% de cubanos, el sector que más trabajo da, pero la baja inversión lo convierte en un foco de baja productividad que lastra el crecimiento económico de todo el país.

«Seguramente se entiende, pero conviene repetirlo: sin una mayor inversión agropecuaria no se superará la inseguridad alimentaria en Cuba, ni se mitigará la inflación, ni la pobreza, ni habrá desarrollo nacional. Poco importan las consignas que se inventen», sentenció.

Los datos facilitados por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (Onei), que corresponden a todo el pasado año, ponen de manifiesto no solo la (ya) vieja evidencia de que la construcción turística es desproporcionada sobre otros sectores y en un momento en que no se corresponde con los rendimientos. También reflejan la constante contradicción del discurso gubernamental que deja de invertir en puntales de la justicia social como la comida –la pesca se lleva el 0,7% de inversión–, la salud o la educación para captar unas divisas que, para más inri, no llegan.

El escaso monto destinado al sector agropecuario, además, funciona como lastre al turismo. Como reprochan desde las propias filas deoficialismo, los turistas gastan más en gastronomía cuando llegan a Cuba que en pagar las instalaciones hoteleras, pero si no hay alimentos, se pierden ingresos a la vez que incentivos para el viajero informado.

 

 

Mira también
Cerrar
Botón volver arriba