Bill Evans, elegía al caer la noche
El pianista Bill Evans grabó su emblemático 'Waltz for Debby' en Nueva York en 1961 junto a Scott LaFaro, que falleció once días después
Zelda Fitzgerald confesó que tenía el sentimiento de que el desastre siempre había acechado su vida. Bill Evans compartió esa sensación. Murió a los 51 años de una cirrosis hepática. Tuvo una vida marcada por la depresión y las drogas que aceleró su final. Pocos pianistas en el mundo del jazz han dejado un legado tan fructífero como Bill Evans, compositor e interprete.
Tras tocar junto a Miles Davis y meses después de grabar el mítico álbum ‘Kind of Blue’, Bill Evans decidió volar por cuenta propia. En 1959, formó un trío con el contrabajista Scott LaFaro y el batería Paul Motian. Grabaron cuatro discos con el sello Riverside en los que Evans creó una nueva estética musical, sumándose a lo que posteriormente se denominaría «cool jazz», un sonido que rompía con el estilo «bebop».
En el Village Vanguard
El último de los discos de ese trío es ‘Waltz for Debby’, grabado el 25 de junio de 1961 en el club Village Vanguard de Nueva York. Es tal vez el mejor trabajo de su carrera y uno de los álbumes más notables en la historia de este género musical. Hay en él no sólo una perfecta empatía sino además el virtuosismo de las interpretaciones individuales de tres genios que aunaron su talento en aquella noche en Manhattan, donde todavía existe el templo del jazz llamado Village Vanguard, no muy lejos del también legendario Blue Note.
‘Waltz for Debby’ salió como disco de vinilo en 1962 con media docena de temas. Hay una muy posterior edición en CD con cuatro grabaciones adicionales que enriquecen la primera versión, registrada en directo con público. Bill Evans tenía 31 años y se hallaba en el momento de mayor creatividad de su carrera.
No sabemos si a lo largo de esas sesiones el pianista nacido en Nueva Jersey tuvo ese presentimiento del desastre. Pero el 6 de julio de 1961, once días después de acabar el trabajo, Scott LaFaro perdió la vida en un accidente de tráfico en los alrededores de Nueva York. Tenía 25 años y había actuado en las vísperas con Stan Getz en el festival de Newport. Era ya un bajista consagrado por su creatividad y su originalidad que se pueden apreciar en ‘Waltz for Debby’.
Depresión
Evans se sumió en una depresión que le duró meses. LaFaro no sólo era su alma gemela musical sino un amigo en el que podía confiar. Se encerró en una habitación, donde tocaba obsesivamente ‘I love you Porgy’, el tema de George Gershwin que ambos admiraban. Su familia llegó a temer incluso que no fuera capaz de salir de esa crisis. Pero lo hizo al cabo del año que dejó de actuar en público. En agosto de 1962, grabó ‘Undercurrent’ junto al guitarrista Jim Hall, otro álbum mítico en la historia del jazz.
‘Waltz for Debby’, el tema que da título al disco, fue compuesto por Evans, en honor a su pequeña sobrina. Estaba fascinado por la vida familiar de su hermano, que contrastaba con la inestabilidad sentimental que caracterizó la existencia del pianista, agudizada por su dependencia de la droga. Hay en esta grabación una presencia indudable del impresionismo musical encarnado por Debussy y Ravel, dos compositores que había estudiado y que influenciaron sus trabajos. Y hay una ruptura con la forma de interpretar de los pianistas de jazz que marcaron los años 50 como Erroll Garner, Bud Powell y Oscar Peterson. Evans toca con un aire intimista que sumerge al oyente en un clima de nostalgia e introspección.
Peter Pettinger, biógrafo de Evans, escribe sobre ‘Waltz for Debby’: «La melodía y la amplitud lírica cautivan al oyente. Ambos factores contribuyen a crear una sólida base para los solos del trío. Pero no es ese despliegue técnico lo que nos llama la atención. Lo que sencillamente nos enamora es la belleza y la delicadeza de la canción».
Telepatía
No sólo esta composición de Evans sino también el resto de las grabaciones del disco generan una conexión con el público que reflejan esa telepatía entre los tres componentes del trío, en el que LaFaro muestra que su muerte nos privó de un genio a la altura de Mingus con su impresionante solo en el tema dedicado a Debby.
En última instancia, estamos ante un trabajo inclasificable, una obra que supera los límites de los géneros tradicionales y que podríamos encuadrar como un clásico de la música. Sencillamente es eso y mucho más. El espíritu de Evans y LaFaro pervivirá en este álbum.
«My Foolish Heart»:
«You Must Believe in Spring»: (con Eddie Gomez en el bajo y Elliot Zigmund en la batería)