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Arturo Pérez-Reverte y Jorge Fernández Díaz: en defensa de la lengua y contra la estupidez

Los escritores, moderados por Jesús García Calero, hablaron sobre «la batalla del lenguaje» y «la cocina del escritor»

Los escritores Jorge Fernández Díaz y Arturo Pérez-Reverte, en Valladolid, con el director de ABC Cultural Jesús G. Calero. IVÁN TOMÉ

Comparten amistad, idioma y oficio. El escritor y académico de la RAE Arturo Pérez-Reverte y el periodista y novelista argentino Jorge Fernández Díaz se conocen desde hace 30 años. Forjados en el reporterismo, Pérez-Reverte como corresponsal de guerra y Fernández-Díaz en el periodismo policial, tienen ambos una sólida obra literaria y un territorio común: la literatura. Sobre la cocina literaria y la caja de herramientas del escritor, han clausurado la primera edición del encuentro Valladolid en la Lengua. ¿El resultado? Un alegato contra la estupidez, en toda regla. Un mano a mano literario, con aforo completo.

Moderados por Jesús García Calero, director de ABC Cultural, los escritores reflexionaron sobre el lenguaje en un momento en el que las palabras pueden resultar «sospechosas» o «cancelables». «Hoy el lenguaje está en disputa. No hay poder político que no intente establecer el perímetro de las discusiones. Perón dividió Argentina entre los ‘peronistas’ y ‘gorilas’. El uso de las palabras no es ingenuo. Esto es lo que hace el poder. La batalla de las palabras es fundamental», zanjó Jorge Fernández Díaz.

Combatir con la palabra

En ese pulso político por la palabra, los escritores y periodistas deben, intervino Arturo Pérez-Reverte, ser «intolerantes» con quienes intentan manipular e infantilizar el lenguaje. «Las palabras se contaminan, por una razón muy simple: la lengua es una herramienta de trabajo y por eso tiene que ser eficaz, limpia y neutra. No podemos permitir que se contamine con giros, venenos y deformaciones. El silencio de los corderos sólo beneficia a los lobos y en España y Europa hay mucha gente callada en este momento», sentenció el autor de ‘El club Dumas‘.

La reescritura de Agatha Christie o Roald Dahl es un signo de paternalismo, contestó Jorge Fernández-Díaz a la pregunta sobre la cultura de la cancelación. «Es muy gramsciano: el verdadero centro es el ser cultural, por lo tanto, hay que adueñarse de las palabras, de las costumbres y eso acaba infantilizando la sociedad con un talante autoritario…». «Y con la pasividad de la izquierda lúcida, que, por no verse denostada, calla y deja paso a la izquierda analfabeta y populista», interrumpió Arturo Pérez-Reverte. «La injerencia de la política en el lenguaje hace que un escritor comience a preguntarse cómo puede ser interpretado lo que escribe. ¿Y por qué? ¿Por qué un escritor tiene que pararse a pensar en estas cosas?» «Igual a vos no te veo muy preocupado», interrumpió, entre risas, Jorge Fernández Díaz.

La cocina del escritor

Del lenguaje en su esfera política, la conversación avanzó hasta la escritura como oficio, rito y juego e incluso confesiones de influencia mutua. En ocasión de su trilogía policiaca protagonizada por Remil, Jorge Fernández-Díaz se refirió a las posibilidades de la novela para contar las verdades que en el periodismo no se pueden contar. «Los periodistas sabemos mucho más de lo que publicamos, porque no podemos probarlo. Pero sí que con la ficción podía contar cosas reales».

El reporterismo como cantera y la documentación histórica como base de la ficción, salieron a relucir en la conversación. Desde el Remil hasta Falcó, una sabrosa charla sobre la cocina del escritor. En el caso de Arturo Pérez-Reverte, el gusto de la ambientación y la documentación histórica: «Ser novelista es seguir jugando a disfrazarnos de buzos italianos o pistoleros dándole elementos y pistas al lector para que te siga». En el de Jorge Fernández Díaz, la posibilidad de retratar a la Argentina actual a través de la ficción. Incluso la creación de un lenguaje surgió como tema, desde el castellano del capitán Alatriste hasta la elección de puntos de vista para que funcione una novela. Un mano a mano literario, un puente de palabras. Con aforo completo.

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