Paraguay podría sucumbir este domingo a la marea izquierdista en Iberoamérica
Las encuestas apuntan a un resultado ajustado entre el candidato oficialista Peña y el opositor Alegre, que acude arropado por una gran coalición
Los paraguayos están convocados a las urnas este domingo en unas elecciones que presentan novedades en comparación con las anteriores. Una de las principales diferencias es el uso de urnas electrónicas en casi todo el país (antes se realizaba una parte de manera manual), pero esto no garantiza que no haya disputas, retrasos u obstrucciones en el proceso. De hecho, los fiscales de cada uno de los dos partidos pueden participar como observadores, lo que significa que no es imposible que haya fricción. Por parte de la Justicia Electoral, se espera que el resultado sea anunciado en la misma noche de mañana (ya que no hay segunda vuelta), a menos que algún incidente lo impida.
La preocupación por posibles disturbios ha ido aumentado, especialmente tras las intensas manifestaciones de 2021 contra el Partido Colorado, que gobierna el país, y que incluso llegaron a provocar la quema de su sede.
En contraste con las elecciones anteriores, la campaña electoral ha sido más tensa y polarizada, principalmente debido al súbito aumento de popularidad –según las últimas encuestas– del opositor Efraín Alegre. Uno de los protagonistas de la campaña han sido las ‘fake news’ y los ataques difamatorios en los medios de comunicación, especialmente dirigidos hacia Alegre.
El aspecto positivo de estas novedades es que por primera vez en décadas la alianza opositora tiene garantizada su presencia y supervisión en todas las mesas electorales del país para prevenir intentos de manipular a los votantes. Las principales encuestas apuntan a un resultado muy ajustado (34,3% de intención de voto para Santiago Peña, frente a 32,8% para Efraín Alegre), lo que indica que existe una alta probabilidad de que la diferencia entre el candidato ganador y el perdedor sea mínima.
Si el partido conservador en el Gobierno gana las elecciones, estaría manteniendo un patrón que lo sostiene desde hace décadas, ya que ha dominado la política paraguaya desde los tiempos del Gobierno dictatorial de Alfredo Stroessner (1954-1989). Esta fuerza solo estuvo fuera del poder durante el mandato del cura de izquierda Fernando Lugo (2008-2012), que fue protagonista de una polémica destitución.
En cuanto a quiénes son los principales candidatos de esta convocatoria electoral, por el partido oficialista se presenta Santiago Peña, de 44 años, quien fue ministro de Economía del Gobierno de Horacio Cartes y es considerado su protegido. Aunque en el pasado esto habría sido un factor importante para su victoria, hoy es una desventaja. Cartes, el empresario más rico del país por ser dueño de bancos, tabacaleras y supermercados, ha acumulado denuncias por contrabando y vínculos con el narcotráfico en otros países. Incluso, Estados Unidos emitió una orden de búsqueda en su contra. Debido a estas circunstancias, Cartes ha estado ausente de la campaña electoral.
Facción crítica
Peña forma parte de la facción colorada que se ha mostrado crítica y que ha hecho cierta oposición interna al sector más tradicional de la agrupación, conformada por los miembros más antiguos que han estado en el partido durante muchos años. El actual presidente, Mario Abdo Benítez, representa al cartismo más tradicional. Las tensiones entre ambas facciones han llevado a que se haya intentado el ‘impeachment’ de Abdo Benítez en más de una ocasión durante su mandato.
En declaraciones a ABC, Peña aseguró no ser «un defensor ciego del Partido Colorado. Mis críticas son públicas, pero reconozco que se trata de una fuerza que se ha sedimentado en la cultura paraguaya de manera muy fuerte».
Cuestionado sobre los elogios que en el pasado dedicó al periodo dictatorial de Stroessner (1954-1989), Peña respondió: «El Colorado es una fuerza tan estructurada que logró la fuerza para sacar a Stroessner mientras era tiempo. En cuanto a mi elogio, se limita al hecho de que, durante su mandato, hubo un acuerdo político tan sólido, sin la preocupación por las sucesiones presidenciales, que permitió diseñar políticas a largo plazo y mantenerlas, sin la inseguridad causada por las políticas electorales. Stroessner fue responsable de más de 50 años de estabilidad en el país. No quiere decir que yo apruebe los abusos de derechos humanos cometidos en ese período.
Por su parte, Efraín Alegre, un político que ha intentado ser presidente dos veces y que fue ministro en el breve Gobierno de Lugo, se identifica como un liberal de centro. Lo destacable de su candidatura es que logró unir a varias corrientes anti-coloradas en una gran coalición de centro-izquierda, algo casi inédito en el país.
Efraín Alegre ha tomado como estandarte las demandas que la gente llevó a las calles en 2021, tales como la lucha contra la corrupción y la mejora de los servicios de salud y de los planes de vivienda, temas que se han visto agravados por la pandemia. El país tiene una alta tasa de trabajo informal (65% del mercado), lo que se traduce en una baja recaudación para el Estado. Mientras que la pobreza, según cifras oficiales, afecta al 30% de los paraguayos.
Objetivo común
Efraín no se muestra preocupado ante el riesgo de que una gran alianza como la suya pueda sufrir los mismos problemas que padecen actualmente los Gobierno de Chile y de Colombia. «Es posible superar este tipo de disputas por cargos cuando se está dispuesto a alcanzar un amplio consenso. Entre nosotros, no habrá disputas internas, ya que todos compartimos el objetivo común de derrotar al partido Colorado».
A nivel regional y geopolítico, hay cuestiones de gran importancia que dependen del resultado de este domingo. Por ejemplo, el debate sobre la flexibilización del Mercosur, el cual era apoyado por Abdo Benítez y Lacalle Pou de Uruguay, pero que tiene la oposición de Argentina. También está pendiente la negociación del acuerdo comercial entre el Mercosur y la Unión Europea. Por último, otro tema relevante es el relacionado con China. El partido Colorado afirma que es importante apoyar a Taiwán, mientras que Alegre sostiene que este apoyo perjudica a Paraguay, ya que lo deja imposibilitado de hacer negocios con China.