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Esperen más de lo mismo de Fox News

Tucker Carlson está fuera - pero Sean Hannity, Laura Ingraham, y muchos otros todavía llevan la bandera de Fox News, y lo hacen con orgullo.

 

Si esperaban que Fox News, despojada de su controvertida estrella, Tucker Carlson, y obligada a pagar 787,5 millones de dólares a Dominion, se transformara ahora en una brillante organización de noticias, se van a llevar una gran decepción. Fox no hizo sus miles de millones cubriendo las noticias, aunque algunas veces lo hacía; los hizo atendiendo a un gran segmento de estadounidenses blancos descontentos, en su mayoría cristianos, que temían que «otros» estuvieran subrepticiamente tomando el poder en «su» país y por ello había que detenerlos. Aunque las cosas han empezado a cambiar en el repentinamente avergonzado universo Fox, todavía hay pocas razones para creer que Fox pronto sentirá la necesidad de emular a The New York Times.

El multimillonario propietario de Fox, Rupert Murdoch, sintió la necesidad de limpiar la casa, no de venderla o abandonarla. Enfrentado a semanas de drama judicial en la demanda por difamación de Dominion Voting Systems, en la que habría tenido que testificar y explicar la difusión por parte de Fox de mentiras inspiradas en Trump, y Carlson habría tenido que justificar su fabricación en el aire de falsas conspiraciones, Murdoch optó por tragarse su orgullo, pagar a Dominion, despedir a Carlson, y tratar de persuadir al resto del mundo de que Fox estaba pasando una página de su historia, y seguía adelante. Pero basándome en mi experiencia como alguien que hizo comentarios para Fox durante cinco años, de 2010 a 2015, dejándolo cuando Fox  decidió dejar de cubrir, para sencillamente abrazar como propia la primera campaña presidencial de Donald Trump, creo que Fox no puede cambiar sus manchas con uno o dos cambios dramáticos en sus principales personalidades. Adiós Carlson, pero Sean Hannity, Laura Ingraham y muchos otros siguen llevando la bandera de Fox, y lo hacen con orgullo.

Además, debido a su sólida base de televidentes devotos, que aceptan sin pensar el universo de realidad alternativa de Fox y descartan cualquier otra versión como tonterías anti-Trump, la base financiera de Fox sigue siendo fuerte. Por ejemplo: los 787,5 millones de dólares que Fox debe pagar ahora a Dominion son aproximadamente una quinta parte de los ingresos trimestrales estimados de Fox de 4.600 millones de dólares.

Cuando se habla de Fox, se habla de mucho dinero. Mentir paga. Retorcer la realidad paga. Inflamar las guerras políticas de Estados Unidos, disminuir su posición mundial, intensificar las tensiones culturales y raciales de la nación, todo eso también paga, como lo descubrió Fox.

Fox se enfrenta a otras demandas. Smartmatic, otra empresa de sistemas de votación, ha demandado a Fox por 2.700 millones de dólares. Teniendo en cuenta el precedente sentado por el caso Dominion, Fox podría verse obligada a extender otro abultado cheque. Además, un accionista de la Fox la ha demandado alegando que la división de noticias emitió deliberadamente declaraciones electorales falsas, saboteando así unas elecciones libres.

La crónica de Fox News, si alguna vez llega a los tribunales, tiene visos de hacer historia. Podría ayudar a definir los límites aceptables de la expresión periodística en un momento en que muchas redacciones están perdiendo el norte y las redes sociales están expandiendo su influencia al tiempo que rompen reglas establecidas desde hace tiempo. Por supuesto, también se ha argumentado que definir esos límites podría ser perjudicial para una prensa libre, que disfruta viviendo con menos directrices.

En cualquier caso, el asunto se habría aireado, debatido y comprendido mejor. Un juicio también podría ayudar a educar a millones de personas sobre los graves fallos de Fox News y las ventajas de una presentación verdaderamente «justa y equilibrada» de las noticias. Y tal vez podría abrir la puerta a un posible cambio en nuestro diálogo nacional sobre lo que es bueno y malo para este atribulado país.

Aún queda mucho por saber sobre lo que hay detrás del último y llamativo drama de Murdoch. Otros movimientos pueden seguir, otros titulares creados. Pero a menos que Murdoch cambie todo su elenco de personajes y dé a los nuevos presentadores un mandato operativo fresco, aunque anticuado -como intentar cubrir las noticias y no fabricarlas-, una Fox sin Tucker Carlson seguirá presentando el mismo reparto de Hannity y el mismo guión de Hannity.

 

Marvin Kalb es el director fundador del Shorenstein Center on Media, Politics and Public Policy de la Universidad de Harvard.

Este artículo de opinión se publicó originalmente en The Boston Globe el 26 de abril de 2023.

Traducción: Marcos Villasmil

 

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NOTA ORIGINAL:

SHORENSTEIN CENTER 

Expect more of the same from Fox News

By Marvin Kalb

Tucker Carlson is out – but Sean Hannity, Laura Ingraham, and many others still carry the Fox News flag, and they do so proudly.

If you had hoped that Fox News, stripped of its controversial star, Tucker Carlson, and obliged to pay $787.5 million to Dominion, would now be morphed into a shiny news organization, you’re in for a big disappointment. Fox did not make its billions by covering the news, though it did on occasion; it made them by catering to a large segment of disgruntled white, mostly Christian Americans, who feared “others” were surreptitiously seizing power in “their” country and had to be stopped. Though things have begun to change in the suddenly embarrassed Fox universe, there is still little reason to believe Fox will soon be driven to emulate The New York Times.

Fox’s billionaire owner, Rupert Murdoch, felt the need to clean house, not to sell or abandon it. Faced with weeks of courtroom drama in the Dominion Voting Systems defamation lawsuit, in which he would have had to testify and explain Fox’s dissemination of Trump-inspired lies, and Carlson would have had to justify his on-air manufacturing of fake conspiracies, Murdoch chose to swallow his pride, pay Dominion, cut Carlson, and try to persuade the rest of the world that Fox was turning a page in its history, and was moving on.
But based on my experience as someone who did commentaries for Fox for five years, from 2010 to 2015, quitting when Fox embraced rather than covered Donald Trump’s first presidential campaign, I believe Fox cannot change its spots with one or two dramatic changes in its leading personalities. Bye-bye Carlson, but Sean Hannity, Laura Ingraham, and many others still carry the Fox flag, and they do so proudly.

Besides, because of its solid base of devoted viewers, who mindlessly accept Fox’s alternative universe of reality and dismiss any other version as anti-Trump gibberish, Fox’s financial base remains strong. For example: the $787.5 million Fox must now pay Dominion is roughly one-fifth of Fox’s estimated quarterly revenue of $4.6 billion.

When you’re talking Fox, you’re talking big money. Lying pays. Twisting reality pays. Inflaming America’s political wars, diminishing its global standing, intensifying the nation’s cultural and racial tensions — that too, Fox has found, pays a goodly sum.

Fox faces other challenging lawsuits. Smartmatic, another voting systems company, is suing Fox for $2.7 billion. Given the precedent set by the Dominion case, Fox may be obliged to cut another fat check. In addition, a Fox shareholder is suing Fox arguing that the news division wittingly broadcast false election claims, thus sabotaging a free election.

The Fox story, should it ever make its way into a courtroom, has the makings of history. It could help define the acceptable limits of journalistic expression at a time when many newsrooms are losing their way and social media is expanding its influence while breaking long established rules of the road. Of course it has also been argued that defining those limits might be injurious to a free press, which enjoys living with fewer guidelines.

The issue in any case would have been aired, discussed, and better understood. A trial could also help educate millions on the gross failings of Fox News and the advantages of a truly “fair and balanced” presentation of the news. And perhaps it could open the door to a possible change in our national dialogue about what’s good and bad for this troubled land.

Much will yet be learned about what’s behind Murdoch’s latest, eye-catching drama. Other moves may follow, other headlines created. But unless Murdoch changes his whole cast of characters and gives the new anchors a fresh, yet old-fashioned, operating mandate — such as try covering the news and not making it — a Fox without Tucker Carlson will still be featuring the same Hannity cast and the same Hannity script.

Marvin Kalb is the founding director of the Shorenstein Center on Media, Politics and Public Policy at Harvard University. 

This op-ed was originally published in The Boston Globe on April 26, 2023.

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