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Lula sorprende al afirmar que “el concepto de democracia es relativo”

El presidente de Brasil se mete en aprietos al defender, una vez más, al Gobierno venezolano de Nicolás Maduro: “En Venezuela hay más elecciones que en Brasil”

Refiriéndose al régimen de Venezuela, Lula ha sorprendido con su afirmación durante una entrevista: “El concepto de democracia es relativo”. Interrogado si cree que el Gobierno de Nicolás Maduro es democrático respondió que “en Venezuela hay más elecciones que en Brasil”.

Lula insistió en que Maduro solo puede dejar el poder “si es derrotado en las urnas, dando a entender que en Venezuela las elecciones, en un régimen autoritario que ha creado miseria en un país de los más ricos en petróleo del mundo, han sido democráticas.

La afirmación del presidente brasileño ha creado mayor sorpresa y preocupación, ya que su propia elección tuvo lugar ante la desastrosa presidencia del extremista de derechaJair Bolsonaro, enemigo de los valores democráticos y nostálgico de las dictaduras.

Lula ya había sorprendido negativamente cuando en mayo pasado recibió oficialmente a Nicolás Maduro en la sede del Gobierno y calificó dicha visita de “histórica” al mismo tiempo que acusó de “retórica” la acusación de que Nicaragua sea una dictadura.

La nueva afirmación de Lula parece más grave dada la tentación en varias partes del mundo, empezando por Europa, de un aumento nostálgico de pasados regímenes autoritarios, de extrema derecha, que ponen en tela de juicio los valores de la democracia considerados como una de las mayores conquistas de la civilización.

La afirmación de Lula sobre la presunta relatividad del concepto de democracia hoy en el mundo ha sorprendido más por el hecho de que no se ha tratado de criticar el posible deterioro de las democracias sino en poner en tela de juicio el concepto de las mismas defendiendo políticas, como mínimo autoritarias y que producen miseria y miedo.

Quizá como consecuencia de mi trabajo hace años en este diario como defensor del lector, seguí siempre muy atento a las cartas de los lectores en los periódicos serios de todo el mundo que suelen ayudarnos a escuchar la voz de la calle que suele encerrar una importante sabiduría natural.

Ha sido así que hoy he leído con atención las tres cartas que hoy el diario O Globo, el de mayor tirada del país, publica sobre la sorprendente afirmación de Lula para defender dictaduras como la de Venezuela y Nicaragua.

Bajo el título de Democracia y punto, Márcio dos Santos Barbosa, escribe: “Decir que el concepto de democracia es relativo es un plato lleno para la extrema derecha”. Y añade que Lula debería pedir perdón “por su declaración que solo inspira tiempos nostálgicos de dictadura militar en Brasil”.

A su vez, Carlos Eduardo Berendonk, insiste en que Lula “debería pedir perdón a los brasileños”. En la tercera carta sobre el tema, Luciano de Oliveira y Silva, rechaza la afirmación: “A pesar de que las prácticas democráticas puedan variar de país a país, los fundamentos democráticos son esenciales y no pueden ser relativizados”.

La trayectoria de Lula desde su inicial actividad sindical hasta hoy, el timón del país ha sido siempre diana de la extrema derecha y de los devaneos autoritarios.

Sin duda la situación actual de Brasil es una paradoja ya que ha superado de un régimen extremista que ha hecho despertar en el país peligrosas nostalgias de una derecha que ha rozado elementos fascistas y hasta nazis.

Lula, para poder esta vez gobernar, está teniendo que hacer concesiones peligrosas a un Parlamento de fuertes tintes y mayorías de derecha que ve en el viejo sindicalista la vuelta de un comunismo que nunca existió en este país.

Por todo ello, Lula debería aclarar, sin dejar dudas, su ambigua afirmación de que la democracia, hoy cada vez más demonizada, es más bien un concepto relativo.

No lo es. La democracia, precisamente porque se encuentra en peligro, necesita ser reivindicada y defendida como el mayor bien de la civilización, en un momento histórico en el que pujan por resucitar los fantasmas de antiguas nostalgias de canibalismo político.

 

 

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