El oficialismo cubano alaba el capitalismo practicado en China y Vietnam
Silvio Rodríguez se apunta también al señalar que "todos los socialismos que prosperan tienen economías capitalistas"
Díaz Fernández detalla que el 19,6% de las ‘mipymes’ son de actividades manufactureras y el 12% de producción de alimentos y bebidas, sin especificar a qué se dedica el 68% restante. (14ymedio)
La inédita, súbita y apasionada defensa del capitalismo por parte del oficialismo cubano tiene este viernes un nuevo episodio, en una extensa entrevista a dos voces publicada en Cubadebate sobre el papel de las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) en la economía del país.
En ella, aunque dejan constancia de los recelos que tienen los ciudadanos hacia estos nuevos «actores» económicos, los especialistas Ileana Díaz Fernández y Ricardo González Águila, presentados como profesores del Centro de Estudios de la Economía Cubana, no dudan en defenderlos.
«El proceso de creación de las mipymes ha sido positivo para el país», declara Díaz Fernández, que detalla que el 19,6% son de actividades manufactureras y el 12% de producción de alimentos y bebidas –sin especificar a qué se dedica el 68% restante–, y que emplean a 225.000 personas.
A la pregunta de si se deberían considerar estas empresas «como un riesgo para el modelo socialista cubano», la economista responde que «se espera» que todas las formas de gestión no estatal no aporten más del el 13,9% del producto interno bruto (PIB) y que «además, los medios fundamentales de producción no pueden ser propiedad privada».
«El socialismo no está reñido con la economía mixta, es decir, la existencia de diferentes formas de propiedad»
«El socialismo no está reñido con la economía mixta, es decir, la existencia de diferentes formas de propiedad», prosigue Díaz Fernández. «Es pertinente que, en vez de marginalizarlos, se les involucre en la construcción del socialismo, se fomente la articulación con formas estatales».
Por su parte, González Águila se extendió: «Conceptualmente hablando, la privatización se asocia al traspaso de propiedad de un activo público a empresas privadas; o a la externalización de la gestión de ciertos servicios ofertados por el Estado, por ejemplo, de salud pública. Hasta donde yo entiendo, esto no fue lo que sucedió en Cuba. Lo que sí ha ido pasando en Cuba –y en mi opinión de forma correcta– ha sido la superación paulatina de aquel paradigma conceptual que nos decía que el progreso social era solo posible mediante el uso exclusivo de empresas estatales. Y, como consecuencia de ese cambio de paradigma, hubo una apertura al sector privado, que yo calificaría aún hoy de discreta».
Lo verdaderamente importante, opina, «es la capacidad institucional de un Estado (en este caso el cubano) de liderar, diseñar y coordinar el desarrollo de un país donde inevitablemente deberán integrarse y cooperar diferentes actores, estatales y privados».
Al respecto, el especialista pone como «referencias conceptuales» a China y Vietnam, dos países «con un sector privado vibrante que ha servido para elevar la calidad de vida de su población; y no para destruir su modelo de sociedad».
«Mientras el déficit fiscal y otras fuentes de emisión cuasi-fiscales se mantengan, la inflación no se detendrá, existan pymes o no»
En cuanto a los precios elevados de los privados, que tantas quejas concitan en la población, González Águila asevera que las mipymes «no son responsables» del «proceso inflacionario en curso», sino otra «causa subyacente»: «Mientras el déficit fiscal y otras fuentes de emisión cuasi-fiscales se mantengan, la inflación no se detendrá, existan pymes o no».
Díaz Fernández, que expone que tan solo el 4,6% de las empresas privadas son de comercio, frente al 19% de empresas estatales dedicadas a lo mismo, añade: «Mientras menos mipymes comerciales se tengan y las empresas estatales no produzcan, la demanda no se satisface, la competencia es poca y los precios suben«.
A la defensa de la empresa privada se ha unido hasta Silvio Rodríguez. En los comentarios de su blog, Segunda cita, hace unos días, respondió con contundencia a un post publicado por Fidel Vascós González, que llevaba por título Repensando el socialismo. Vascós reconocía que desde la caída de la Unión Soviética, en Cuba «el proceso no ha avanzado suficientemente, ni ha sido lineal ni concebido integralmente como debió haber sido» y pedía un «modelo cubano autóctono de socialismo democrático de mercado» abandonando «el actual modelo de socialismo de Estado altamente centralizado heredado de la URSS y del CAME» (el Consejo de Ayuda Mutua Económica creado en 1949 y al que Cuba se integró en 1972).
«La etapa de transición llamada socialismo hasta ahora no ha inventado un modo de producción superior al capitalista»
Con palabras mucho más claras, el cantautor apostilló: «Luego de una experiencia socialista nacional y de haber visto cómo les fue a muchos otros ‘socialismos’, lo primero que habría que afirmar –porque es importantísimo hablar claro en estos momentos del mundo y de nuestro país– es que la etapa de transición llamada socialismo hasta ahora no ha inventado un modo de producción superior al capitalista».
Rodríguez expuso que «todos los socialismos que han sobrevivido y prosperan tienen economías capitalistas» y criticó: «Yo creo que uno de los grandes –grandísimos– problemas que tenemos es que se pretende conducir la sociedad como si se estuviera conduciendo una reunión del partido».
«Estamos en la etapa más difícil del llamado período revolucionario, donde ha habido un desgaste de confianza y de fe como nunca antes. Y, lamentablemente, en comunicación no se ha conseguido estar a la altura de lo que una situación histórica como esta requiere», continuó el músico, que, con lucidez, aseveró: «En estos momentos proyectarse desde la superestructura sin hablar muy clara y sinceramente creo que daría un resultado contrario a lo que es necesario: una franqueza y una claridad inobjetables como la vida misma. Sólo así se empieza a cambiar una realidad: viéndola, tratándola y discutiéndola como es, no como la quisiéramos».