Diputados en la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba. (Cubadebate)
Desgranan los datos. Todos negativos. La zafra azucarera se hunde, la producción de alimentos disminuye y el dinero para importar productos básicos escasea. En las actuales jornadas de la Asamblea Nacional, en el Palacio de las Convenciones de La Habana, se erige en toda su inmensidad, entre las butacas y las manos alzadas de los parlamentarios, el elefante de la urgencia de un cambio de sistema. Todos sienten su presencia y protagonismo, pero nadie se atreve a mencionarlo.
En lugar del gesto valiente de reconocer que el país tomó, hace seis décadas, el rumbo equivocado y que imponer un modelo centralizado nos condujo al abismo en el que estamos ahora, los delegados siguen insistiendo en recomendar medidas, ajustes y más controles para salir de la crisis. Pero con cada intervención y cada nueva cifra anunciada, va haciéndose más nítida la radiografía de ese paciente terminal que es la economía cubana. También va quedando claro que el modelo decretado por el Partido Comunista de Cuba (PCC) solo conduce al fracaso y que las autoridades no tienen la audacia ni la capacidad para mejorar nuestras vidas.
Nada de lo que se haga dentro de las leyes y postulados económicos del PCC logrará frenar la caída de la nación en los abismos de la miseria y el deterioro irreversible de su infraestructura
Gastan horas y horas en justificaciones, se extienden en explicar las maldades que les ha hecho el clima, la cercanía del vecino del Norte o el precio de la harina de trigo a nivel internacional, pero les falta el coraje para decir lo que tantos pensamos: este sistema hay que cambiarlo, desmontarlo y sustituirlo por otro que tenga menos consignas y más realidades. Nada de lo que se haga dentro de las leyes y postulados económicos del PCC logrará frenar la caída de la nación en los abismos de la miseria y el deterioro irreversible de su infraestructura.
El paquidermo se estira, barrita, sacude las orejas entre los parlamentarios. Algunos casi le rozan la trompa cuando cuestionan que a pesar de las nuevas directrices en la agricultura, el arroz que se consume en las mesas cubanas llega prácticamente en su totalidad desde el extranjero. El presidente de la Asamblea, Esteban Lazo, se pega a la cola del animal al afirmar que «estamos ya muy cansados de programas, medidas, estudios, diagnósticos». Sin embargo, ninguno nombra al «elefante», todos evaden definir como «fracaso» a esas decisiones que han alimentado y engordado al enorme mamífero en mitad del salón.