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Oswaldo Álvarez Paz / Desde el puente: La lección de Maracaibo

 

La verdad es que no sé cuántas veces ha ido al Zulia, especialmente a Maracaibo, Nicolás Maduro. De lo que si estoy plenamente seguro es que no deben haberle quedado ganas de volver, por una parte y, por la otra, un sentimiento general de la población piensa que eso es lo mejor.

El motivo de la visita era importante. La Batalla Naval del Lago de Maracaibo está en la historia como el evento que obligó a los realistas a capitular definitivamente y a aceptar la independencia como un hecho definitivo. Poco se enseñan ahora estas cosas tan importantes. Entre bastantes jóvenes las figuras del Almirante José Prudencio Padilla y del General Manrique son bastante desconocidas, aunque al primero de los nombrados se le recuerda en Maracaibo con Avenida y Plaza a su nombre.

Menciono esto por la preocupación que tengo en general por la disminución e importancia que hoy día se da a la historia de Venezuela, de la Nueva Granada y de toda Colombia en general, tanto en la enseñanza primaria como en la secundaria. En general, así está el país. Mal manejado, al servicio de quienes tienen la responsabilidad de dirigir al régimen y con cerca de ocho millones de compatriotas fuera del país. Un de las migraciones más importantes del mundo de hoy y la mayor del continente americano.

No vamos a repetir de nuevo la inmensa cantidad de calamidades. Los problemas están sobre diagnosticados y no habrá manera de resolverlos mientras este régimen exista. En consecuencia, utilizando todos los caminos y las vías existentes o por existir, deben estar orientadas a provocar el cambio necesario en el menor tiempo posible.

No estamos en democracia. Esta es una dictatorial tiranía ya cuadrada con Cuba y Nicaragua, en busca además de alianzas y recursos políticos, económicos y militares con países cuya naturaleza es conocida. Me refiero a Rusia, Siria y otros de características similares o peores. En el fondo, la corrupción es la característica de todos ellos.

La corrupción no se refiere exclusivamente al robo de dineros públicos o a las comisiones ilegales por negocios del Estado. También incluye el engaño, la mentira, el disimulo, la represión infundada y la generación de temor paralizando por el miedo a las represalias la reacción de la gente.

Tenemos muy cerca el reto de las Primarias convocadas para el 22 de octubre. Hay la obligación de trabajar para salvarlas. El objetivo originario compartido por el mundo ajeno al oficialismo, es escoger un solo candidato capaz de aglutinar la gran mayoría de ese ochenta por ciento nacional que rechaza al régimen. Por supuesto que Maduro y su combo ya hacen todo lo que está a su alcance para impedirlas o desprestigiarlas. Lamentable que algunos “opositores” se presten al juego. No hay secretos eternos. Todo se sabe. A María Corina no la para nadie. Irá “hasta el final”.

 

 

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