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Jabalíes: huéspedes indeseables

 

MIRAMUNDO por Gabriel Rumor

Jabalí capturado en Andalucía, Foto Junta de Andalucía.

Jabalí capturado en Andalucía, Foto Junta de Andalucía.

Las vacas esqueléticas instaladas en las ruinas de una universidad venezolana otrora pujante y una manada de antílopes que se cobija de la lluvia junto a los vecinos de un pueblecito japonés, disputan en estos días el protagonismo mediático a las piaras de jabalíes salvajes que tienen a varias provincias españolas hasta la coronilla.

Una emergencia cinegética ha sido declarada por las autoridades locales de Andalucía, aprobando la cacería hasta fines de mes, ante la invasión en urbanizaciones y playas de Marbella y el almeriense Cabo de Gata, atraídos por la basura de los turistas, y la Junta ofrece colocar jaulas en las zonas urbanas y colaborar con empresas especializadas para capturar a los porcinos; pero se carece de  una estrategia común, no todos los ciudadanos aplauden su exterminio con arqueros o a escopetazos y organizaciones ambientalistas proponen el reacomodo en espacios y parques naturales como elementos de restauración de los ecosistemas.

En las calles de Roma, foto Antonio Masiello, Getty Images.

En las calles de Roma, foto Antonio Masiello, Getty Images.

En Galicia, Alicante y capitales como Madrid y Barcelona, alertan de una situación que también mantiene en ascuas al poderoso sector vitícola de Italia de 60 mil hectáreas, cuya asociación agrupa22 mil haciendas que facturan más de un millardo de euros anuales.

Chianti, Montepulciano y Brunello di Montalcino son algunas de las famosas marcas que, literalmente, penden de los colmillos y es comprensible la ansiedad de los industriales que exportan una de cada cinco botellas de la Bota y de amigos como la principesa di Borghese por los perjuicios a sus emprendimientos agroturísticos.

Un chingiale toscano.

Un chingiale toscano.

Un reportaje del National Geographic cifraba en un millón el número de ejemplares de una especie autóctona altamente adaptable y de extremada capacidad reproductiva, cuyo peso alcanza a veces los 150 kilos, errabundos por la campiña donde destruyen cosechas, causan al menos dos mil accidentes automovilísticos cada año y  portadores de una fiebre capaz de trasmitirse eventualmente a los parientes domesticados que nutren la industria charcutera que suma otros 3 millardos de euros a la economía nacional.

Rebuscando en la basura en el céntrico Monte Mario de Roma, Foto Francesco Fotia, Getty Images

Rebuscando en la basura en el céntrico Monte Mario de Roma, Foto Francesco Foto, Getty Images

Es, hasta cierto punto, una revancha ambiental. Tardía, en el caso del continente americano, a las cuatro parejas de puercos que Colón llevó a Cuba en su segundo viaje, y más recientemente a los ejemplares que en Italia se importaron desde Polonia durante el pasado siglo para revigorizar las colonias diezmadas por la cacería deportiva; y en ambos casos, un himno a la capacidad regenerativa de la naturaleza que, aunada a la desidia de los vecinos, transforma a los animales en voraces agentes involuntarios de la limpieza en más de un centenar de centros urbanos de la Península, una vez que perdieron el miedo a sus congéneres bípedos.

Cazadores en Toulouse, Francia. Foto Francois Laurens, Hans Lucas, Redux.

Cazadores en Toulouse, Francia. Foto Francois Laurens, Hans Lucas, Redux.

 

Una de las soluciones, desde luego parcial pero práctica, es la adoptada en los Estados Unidos, tras los pasos de Italia donde sirven de ingrediente básico a sus apetitosos ragús, de incluirlos en el menú de los restaurantes, aprovechando el suministro de una población estimada en seis millones de ejemplares en 35 estados de la Unión que, por cierto, descienden de trece ejemplares que se importaron hacia 1890 de la Selva Negra alemana para satisfacción de los cazadores dominicales.

Varsovia, agosto de 2023.

 

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