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Von der Leyen en campaña

Recientemente, los eurodiputados escucharon en Estrasburgo a una política que ha sabido crecer durante cuatro años

La presidenta de la Comisión ha empezado una campaña para repetir mandato. Esta semana, los eurodiputados escucharon en Estrasburgo a una política que ha sabido crecer durante cuatro años. Ha aprovechado al máximo su posición institucional durante dos crisis existenciales, la pandemia y Ucrania. Von der Leyen ha activado las capacidades de la Comisión y ha ido más allá de lo que se esperaba. El fondo de recuperación fue impulsado por Angela Merkel, pero su discípula se encargó de darle forma y convertirlo en un instrumento verdaderamente federal.

Frente a la invasión rusa, la Comisión ha financiado la compra de armas por primera vez en la historia, ha coordinado la aprobación de más de diez paquetes de sanciones, ha ayudado a recibir millones de refugiados y ha acelerado los pasos hacia una defensa europea, plenamente compatible con la Alianza Atlántica.

Una de las claves del liderazgo de Von der Leyen es que entiende su institución como un gobierno, por mucho que le falten las atribuciones y la legitimidad de sus pares nacionales. Su lenguaje es político y no tecnocrático y ha sabido combatir con fiereza la fragmentación que suele existir en la cúpula de la institución que preside.

La otra clave es su flexibilidad para incorporar los intereses de las principales familias políticas europeas. Es muy consciente de que preside una gran coalición y, siguiendo los pasos de su mentora Merkel, no se encasilla en una única visión de Europa. Los liberales franceses oyeron cómo la UE frenará las importaciones de coches eléctricos chinos. El Partido Popular Europeo escuchó de ella su compromiso hacia las ampliaciones a los Balcanes y Ucrania y una defensa de la industria y de la agricultura, compatible con una potente agenda verde.

La táctica de von der Leyen es no bajar a la arena para competir con otros aspirantes. Aspira a contentar a los presidentes o primeros ministros de los principales Estados miembros, de modo que el Consejo Europeo la vuelva a nombrar por otros cinco años. No quiere emocionar, sino gobernar, y está dispuesta a conseguirlo del modo más eficaz.

 

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