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María Corina Machado es el fenómeno político más reciente del país, tanto para la oposición como para un sector del chavismo

María Corina Machado, siete veces acorralada por acciones oficialistas - Poderopedia Venezuela

El proceso de primarias de la oposición venezolana reactivó el resorte de la participación electoral y una esperanza de cambio pacífico. De los muchos retos que se presentan para aprovechar este momento, es fundamental calibrar muy bien si es posible propiciar una transición ordenada. De esto podría depender no solo el destino de María Corina Machado, el fenómeno político más reciente del país, sino de la oposición y de un sector del chavismo.

Septiembre ha sido un mes de intenso movimiento de distintos factores que buscan algún entendimiento entre los tomadores de decisión venezolanos y los grupos de presión. En círculos internacionales se habla mucho del cansancio de la oposición, pero poco se toma en cuenta que el chavismo quizás está igualmente agotado.

Las primarias, aunque van avanzando, son de una fragilidad tan abrumadora como una persona con huesos de cristal. El crecimiento de Machado la convirtió en una papa caliente para la oposición y para el oficialismo. Algunos perciben que su progreso, con una estrategia de líder-pueblo, reduce el espacio de una eventual negociación.

Hay quienes tienen la creencia de que la popularidad de Machado es como un alka seltzer y pasará igual que ocurrió con Juan Guaidó, quien en 2019 se erigió como el líder de un “gobierno interino” y como muchos otros terminó en el exilio. Tengo la impresión de que el auge de Machado es la expresión de un gran necesidad de cambio y un descontento generalizado que se refleja en toda la sociedad venezolana, incluyendo las bases del chavismo.

En agosto pasado una encuesta de la firma Delphos ubicaba a María Corina Machado con 74% de intención de voto para las primarias de la oposición. Ella se da baños de pueblo en cada acto de masas que hace. En uno reciente, en el oriente venezolano, se la veía como a Shakira en los premios MTV, surfeando entre los brazos de los asistentes que la alzaban, cual diosa, hasta subirla a una tarima donde daría un discurso.

Los sondeos de opinión también muestran que el Gobierno no solo es impopular sino que una candidatura de oposición, genérica, alcanza una intención de voto superior al 55 por ciento en caso de una elección nacional. Cuando de nombres se trata, Machado encabeza todas las consultas.

Ser ineficaces en la gestión pública mientras se recurre a violaciones de derechos humanos para permanecer en el poder también tiene un costo aguas adentro. A diferencia de Hugo Chávez, que en términos políticos era un portaaviones, Maduro es como un submarino con lastre. Hasta ahora, la cúpula chavista ha transmitido la idea de que está dispuesta a quedarse bajo su línea de flotación. Pero esa dirigencia sabe que en este momento es imposible ganar una elección con él de candidato.

Los seguidores del chavismo han sido afectados por la emergencia humanitaria, la crisis económica, las migraciones y el desencanto con el grupo que lo dirige. Además, como el resto, la mayoría de ellos responsabiliza al gobierno de la crisis del país.

El Gobierno de Maduro ha hecho las jugadas habituales para sacar a la oposición de la ruta electoral: inhabilitación, cambio del Consejo Nacional Electoral, intimidación, cooptación, amedrentamiento. Al no lograrlo, ha dado un paso más. El novel CNE acordó prestar un “servicio técnico integral, constitucional y legal” para las primarias. En junio pasado, la Comisión Nacional de Primarias, órgano rector de la consulta opositora, hizo esta solicitud al anterior CNE. Cuando defenestraron a los rectores, la CNP decidió seguir con un proceso autogestionado. Aunque la oferta actual parece mas bien una amenaza, en pocas horas la directiva de la instancia opositora se reunió con los nuevos rectores electorales y acordaron crear una comisión mixta.

Todo ocurre cuando queda menos de un mes para la celebración de la primaria y con tres de los candidatos inhabilitados, entre ellos, Machado.

Con esta reciente movida, el Gobierno parece buscar que sea la dirigencia opositora la que se encargue de desentronizar a la líder. De esta manera, apuesta a matar dos pájaros con el mismo tiro. Si los opositores activan la guillotina para descabezar a Machado corren el gran riesgo de echar por la borda la oportunidad de un cambio por la vía electoral.

En Venezuela hemos acuñado la metáfora de una película titulada El día de la marmota como resumen de todos los intentos frustrados ha habido para lograr un cambio. Esta vez , con toda la oposición encaminada por la ruta electoral es posible que haya una nueva oportunidad de modificar el final de esta cinta.

Fuera de las candilejas se buscan acuerdos parciales en donde el rol de los Estados Unidos es primordial. Los esfuerzos se centran en que el chavismo acepte una agenda electoral con miras al 2024; mientras que del lado del Gobierno de Maduro se trabaja, aun infructuosamente, por el levantamiento de sanciones.

Recientemente, Francisco Palmieri, jefe de misión de la Oficina Externa de los EE UU para Venezuela, reiteró en un evento del Atlantic Council en Washington DC las condiciones para flexibilizar las sanciones. Se insiste principalmente en la liberación de presos políticos, cese de inhabilitaciones y en un proceso electoral creíble en 2024.

Para Geoff Ramsey, especialista para el Centro Adrienne Arsht para América Latina, Palmieri ha dado señales de que si bien la ventana de negociación está abierta, la oportunidad no es indefinida. Ramsey considera que la pelota está en la cancha del Gobierno de Maduro y cree que, si no actúan a tiempo, perderán esta oportunidad porque Estados Unidos se sumirá en su propia agenda electoral.

Creo que la clave es un planteamiento que hace Tamara Taraciuk, directora del Programa Peter Bell Rule sobre Estado de Derecho de Diálogo Interamericano. Ella se pregunta cómo proveer un puente de oro a personas en el poder para que permitan que una transición se concrete.

Cualquier cambio real debe pasar por quienes están en el poder, pero qué hacer si la lógica es no cederlo. Es en ese espacio donde tal vez vale el esfuerzo de seguir explorando ideas que ayuden a una salida pacífica. ¿Hasta cuándo seguirá la élite chavista dispuesta a permanecer en su propia rueda de hámster?

 

 

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