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Beatriz Pineda Sansone: La clave de la felicidad

  “Os doy mi alegría para que la vuestra sea completa”.

El ser humano es fundamentalmente un ser de deseo. Todo deseo es la persecución de la alegría, es decir, un aumento de nuestra potencia vital. La concepción de Spinoza sobre el deseo y la afectividad constituye una ruptura profunda con la tradición filosófica y religiosa clásica. Tradicionalmente, la emoción se opone a la razón y a la voluntad dado que la misión de ambas es domar nuestros afectos. Spinoza nos demuestra que nuestros afectos no constituyen ningún mal que deba ser reprimido. Así, reemplaza la dualidad razón/afectividad por actividad/pasividad.

Estamos muy lejos de una moral del deber basada en la represión de la afectividad, el deseo y los instintos. La gestión del deseo y su reorientación se convierten en la clave de la felicidad y de la plenitud. Lo que teoriza Spinoza en términos éticos y filosóficos, ya lo había puesto en práctica Jesús, varios siglos antes, en nombre de la espiritualidad del amor que predicaba. Lo que Spinoza llama “pasión”, es decir, un deseo ligado a una idea inadecuada y, por tanto, mal orientado, Jesús lo llama “pecado”, palabra que en hebreo significa “errar el blanco”. Con los siglos y el desarrollo de la tradición cristiana, “pecado” se ha convertido en una palabra culpabilizadora, que arrastra el peso de una moral aplastante, pero el Evangelio de Jesús no juzga ni condena jamás a nadie. Cuando salva a la mujer adúltera de la lapidación, le dice: “Yo no te condeno. Vete y no peques más a partir de ahora”, frase que un adepto de Spinoza podría traducir por: “Crece en tu deseo, reoriéntalo y no te equivoques más de objetivo”.

Según Juan el Evangelista: “Dios no ha enviado a Su Hijo al mundo para que lo juzgue, sino para que lo salve”. Spinoza, al igual que Jesús, no dijo jamás “esto está bien” o “esto está mal”, sino más bien “esto es verdadero” o “esto es falso”; la frase nos hace crecer o bien nos disminuye. No hunde a sus interlocutores mediante una condena moral, por el contrario, los ayuda a levantarse mediante un gesto o una mirada amorosa. Lucas el Evangelista nos narra la historia de Zaqueo, quien era un recaudador de impuestos corrupto, detestado por todos, un publicano que le quitaba el dinero a su pueblo para dárselo a los romanos y, de paso, robaba la mitad para su propio bolsillo. Cuando Jesús llegó a su pueblo, Zaqueo se quedó muy impresionado; como era de baja estatura, se subió a una higuera para verlo mejor. Todos creyeron que Jesús comería en casa del habitante más respetable, desde el punto de vista religioso: el sacerdote o el fariseo. ¡En absoluto! Jesús levantó la mirada, vio a Zaqueo y lo interpeló: Zaqueo, baja pronto, porque hoy quiero hospedarme en tu casa” (Lc 19, 5). Perturbado, Zaqueo se cayó del árbol. Su respuesta inmediata fue recibir a Jesús con alegría (Cf., Lc 19, 6), se arrojó a los pies de Jesús y le anunció: “Daré la mitad de mis bienes a los pobres y, si le he quitado algo a alguien, se lo devolveré cuadruplicado”. Zaqueo no decidió cambiar su conducta, porque Jesús le hubiera dado una lección de moral o le hubiera amenazado con el infierno, sino porque le miró con amor. Y, gracias a este sentimiento, se despertó en Zaqueo el deseo de mejorar, de crecer, de cambiar de vida. Spinoza, al igual que Jesús, es “el maestro del deseo”, algo que fue muy bien expresado en la obra de Francoise Dolto titulada “El Evangelio ante el psicoanálisis”. Y del mismo modo que la filosofía de Spinoza es una filosofía de la alegría, igualmente las enseñanzas de Jesús conducen a la alegría: “Os doy mi alegría para que la vuestra sea completa.

Lo que constituye un mal no es entonces la afectividad o el deseo, sino la pasividad en la afectividad o en el deseo. Se trata de convertir esa pasividad en actividad mediante el uso de la razón y de los sentimientos. Convertir nuestras pasiones, ligadas a nuestro imaginario y a unas ideas inadecuadas en acciones, es decir, en afectos ligados a unas ideas adecuadas. De esta forma, ya no sufriremos nuestra afectividad. De manera consciente re-orientaremos  nuestros deseos hacia las cosas o los seres que nos hacen crecer y nos causan una alegría auténtica y duradera.

El ser humano es esencialmente un ser de deseo. Todo deseo es la persecución de la alegría, es decir, un aumento de nuestra potencia vital. El camino que propone Spinoza consiste en apoyarnos en nuestra potencia vital, vale decir, en nuestros deseos y sentimientos, iluminándolos mediante el discernimiento de la razón con el fin de reemplazar nuestras ideas imperfectas, parciales, inadecuadas e imaginarias, por un verdadero conocimiento que transforme nuestros afectos pasivos en activos, sin depender nada más que de nosotros.

 

Mi nombre es Beatriz Pineda Sansone. Nací en la ciudad de Maracaibo, Venezuela. De niña era inquieta, llena de arrojo. Admiraba a nuestro Arturo Uslar Pietri, quien conducía el programa televisivo Valores Humanos. Su ejemplo ha sido mi norte. Gracias a mis hijas he realizado grandes aventuras a favor de los niños. Creé el Taller Literario Infantil Manzanita que devino en Fundación en 1985. Más tarde, con motivo del nacimiento de un nuevo diario en Maracaibo, fundé Azulejo, el periódico de los niños del diario La Verdad –primera etapa-. Extendí el Programa La Hora del Cuento a centros de arte, museos, universidades, colegios y McDonald’s Padilla de la ciudad con el fin de cultivar en los niños el amor por la lectura, y todas sus destrezas cognitivas, afectivas y psicomotoras.

Más tarde, en 1996, obtuve el título en Filología Hispánica con el premio Summa Cum Laude en la Universidad del Zulia. Cursé estudios de postgrado (2000-2003). Me convertí en articulista de los diarios venezolanos Economía Hoy, Panorama y El Universal.

Soy autora de: Las Memorias del Maestro Ramiro (1979); Desde otro rayo (1992). Universidad del Zulia; Los ojos de la montaña (2011). Entrelíneas Editores, España; La Hora del Cuento. Enseñar a razonar a los niños a través de la lectura de cuentos (2015). Ediciones de la Torre, España; El Principito y los Ideales. Defensa de la libertad, del amor y del razonamiento (2017). Editorial Verbum, España; La Aventura nunca imaginada de un lápiz (2018). Fundación editorial el Perro y la Rana. Venezuela; Una niña de mi edad (2019). Editorial Tandaia, España. Malika, la más pequeña de la manada (2021). Europa ediciones. Roma.

En la actualidad desarrollo una intensa labor a favor de la lectura a través de las redes sociales: @beapinpaz.escritora, los chats Aventuras Literarias y Café Lectura. 

 

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