Cultura y ArtesEntrevistasGente y SociedadLiteratura y LenguaPolítica

La resistencia de un Nobel amenazado

Gaza, Israel, Ucrania, Turquía...Orhan Pamuk: «Estoy avergonzado de la situación de la humanidad»

El premio Nobel de Literatura recoge su día a día en pequeñas agendas que ilustra con dibujos y pensamientos. Las publica ahora bajo el título Recuerdos de montañas lejanas. De ello, de la situación de su país, Turquía… y del mundo hablamos con él.

Las vistas del canal del Bósforo que se ven desde su despacho son impresionantes. El premio Nobel de Literatura Orhan Pamuk trabaja a diario con ese paisaje espectacular al otro lado de la ventana. Lo ha dibujado muchas veces en las libretas Moleskine que lleva siempre consigo. Nos explica su fascinación por los paisajes, por el dibujo y la escritura en un chorro verbal atropellado y veloz. Responde mil cosas a una sola pregunta, se hace cuestiones a sí mismo. Y se moja en política. Intenta eludirlo porque sus declaraciones le han traído serios problemas. Por criticar el genocidio de Turquía sobre Armenia lo amenazaron y procesaron, lo acusaron de «atentar contra la identidad nacional turca». Sigue amenazado, tiene guardaespaldas. Se comprende que no quiera opinar de política. Pero lo hace.



XLSemanal. ¿Por qué ha escrito este libro?

Orhan Pamuk. Llevo casi 14 años utilizando libretas. Tomo notas. Hago observaciones sobre la ciudad, anoto ideas para una novela o un personaje. Escribo. Hago garabatos. Dibujo. Es una especie de crónica de lo que estoy viviendo, de las cosas sobre las que fantaseo y lo que pienso. ¿Será narcisismo? También hago muchas fotos. Tengo unas seiscientas mil. Mira, te voy a hacer una foto (la hace) por si al final del día me olvido de apuntar en mi libreta que me has entrevistado. Y me podrías preguntar si el contenido de mis libretas no debería ser un asunto privado.

XL. Se lo pregunto. ¿No debe ser un asunto privado?

O.P. Es privado hasta que se publica. Para mí, ser artista, pintar y escribir es importante porque yo hasta los 22 años quise ser pintor. Consideré seriamente ser como Le Corbusier, arquitecto y pintor.

 

 

alternative text«Las libretas: Mis compañeras desde hace 14 años». «Tomo notas –dice Pamuk–. Escribo. Hago garabatos. Dibujo. Es una especie de crónica de lo que estoy viviendo».

 

 

XL. ¿Por qué cambió de rumbo?

O.P. Como conté en mi libro autobiográfico, Estambul, de repente se me aflojó un tornillo y quise ser novelista. Pero, después de llevar 25 años escribiendo, retomé la pintura. De manera sigilosa; quizá porque soy un escritor famoso y no quiero parecer un pintor aficionado durante mucho tiempo descarté publicar mis dibujos.

XL. ¿Por qué lo ha titulado Recuerdos de montañas lejanas?

O.P. Vivo en Estambul en una casa con vistas al Bósforo. [Gira la cámara de su ordenador y aparece una vista impresionante]. Pinto mirando este paisaje, el mar, el Bósforo, el Cuerno de Oro, aquí paso el ochenta por ciento de mi tiempo.

XL. ¡Qué maravilla de vista!

O.P. No quería alardear [se ríe], pero, si te fijas, detrás de los minaretes hay unas islas –allí es donde paso los veranos– y unas montañas lejanas. Toda mi vida me ha interesado la milenaria pintura de paisajes china. Muchos filósofos chinos, poetas y artistas se tenían que exiliar por temas políticos. Subían a las montañas y hacían dibujos y escribían poesías. Algunos de esos libros son también filosóficos porque buscan respuestas.

 

«No se habla de la gran desigualdad que hay entre los dos bandos, Gaza e Israel. Es una gran injusticia»

 

XL. ¿Cómo asimila la ciudad de Estambul el choque de culturas siempre tan presente en sus libros?

O.P. Créeme, en los últimos diez años, ese paradigma del choque de culturas, de civilizaciones del este y del oeste está olvidado. Ahora hay un flujo constante de inmigrantes, inmigrantes y más inmigrantes, sirios, afganos, gente del norte de África, muchos también de países exsoviéticos. En Estambul hay ahora millones de inmigrantes. Se habla menos del cambio cultural, de la occidentalización. Eso se terminó. Mi ciudad cambió. Ahora en Estambul se habla de la inmigración, como en la mayor parte de Europa.

XL. ¿Qué opina de eso?

O.P. Es inevitable. Y hay una horrible reacción racista de derechas a eso. Por desgracia, las medidas represivas contra los inmigrantes se están volviendo populares en Europa. Y aquí también.

XL. Pero Turquía acoge miles de refugiados.

O.P. Erdogan acoge a los inmigrantes para conseguir dinero de Europa y los utiliza para chantajearla. El mensaje de Erdogan es: «Si me criticáis y no me dais dinero para mantenerlos aquí, los dejaré marchar y os vais a enterar, vais a padecer el problema en Europa». Erdogan los sigue admitiendo y mantiene los votos. Aunque, aquí en las últimas elecciones, sin embargo, se ha visto que crece un fuerte sentimiento antiinmigración.

XL. ¿Le preocupa la situación política?

O.P. No hay libertad de expresión. No hay democracia plena en Turquía, solo democracia electoral. Sí, hubo elecciones. Pero la carrera no fue justa. El Gobierno metía en la cárcel a cualquiera que lo criticara demasiado y ponía sus fotos y carteles por todo el país. La carrera no fue justa, repito. De todos modos, no quiero hablar de esto. Mi libro es poético. Podemos pasar a otro tema.

XL. De su libro, por cierto, se deduce que usted es una persona feliz.

O.P. Escribo cuando estoy feliz. Cuando soy infeliz, no escribo en mis libretas, tampoco dibujo. Además, no olvide que el libro es una selección. Ahora estoy planeando otro en el que aparecerán incendios y otras furias.

 

 

alternative text«Escribo cuando soy feliz». Hasta los 22 años quiso ser pintor y arquitecto. Escribe a diario. Y, si las páginas del día son buenas, se siente pletórico.

 

 

XL. ¿Incendios y furias?

O.P. Dibujo muchas escenas de fuego en mis libretas, mis furias de ira ante la situación de mi país.

XL. ¿Sigue teniendo guardaespaldas?

O.P. Este es mi chiste habitual. «Antes tenía tres, pero ahora tengo uno, lo que significa que Turquía está mejorando»

XL. Dice usted que no es posible ser escritor y no comprometerse.

O.P. En la parte del mundo en la que vivo hay que hacerlo, sobre todo si la política es tan nefasta y uno es conocido. Erdogan lleva veinte años en el poder; antes yo no era tan crítico con él, pero lo que ha hecho en Turquía en la última década es lamentable. Se ha convertido en un populista de derechas y Turquía, en un país autoritario sin ley ni orden. Los periodistas me piden que me pronuncie y mis amigos me dicen que no lo haga. Uno tiene miedo de tener miedo, pero también tiene miedo de ser atacado y de que vengan otro juicio, más problemas, más guardaespaldas. Así es mi vida desde hace veinte años.

XL. Muy dura.

O.P. No me quejo. Estoy disfrutando de la vida y escribiendo, mirando un hermoso paisaje. Y soy de los novelistas más vendidos. Tengo lectores en 62 países. No debería quejarme, pero soy consciente de mi responsabilidad. Algunos escritores estadounidenses dicen: «Oh, no me importa la política». Yo no puedo decir eso. Sería desvergonzado e irresponsable.

 

«En Turquía meten en la cárcel a tus amigos, yo mismo llevo guardaespaldas… Tengo miedo a tener miedo. Pero callar sería irresponsable»

 

XL. Le preocupa la situación de Gaza e Israel.

O.P. Es horrible. Horrible. Y no se está hablando de la gran injusticia que es, hay una gran desigualdad entre los bandos. Se puede cometer un error que avergonzará a la humanidad durante siglos.

XL. ¿Cree que el conflicto tiene solución?

O.P. Me pide soluciones… Las personas que encuentran soluciones terminan siendo parte del problema. En este caso no tengo ninguna sugerencia de solución. La gente me pregunta mucho qué pasará mañana. No puedo predecir el futuro. Haz esa pregunta a los escritores de ciencia ficción.

XL. ¿Le asusta que la inteligencia artificial cree ficción?

O.P. No. Quizá. No sé [se ríe]. Al principio nos pusimos nerviosos al creer que las actividades artísticas, la creatividad, la traducción iban a morir. Que iban a despedir a mucha gente. Fue un poco exagerado. Lo que sí me preocupa, eso sí, es el uso de tu imagen o de tu voz, pero eso no es culpa de la inteligencia artificial, es culpa de las personas: te timan con la tarjeta de crédito y tú no le echas la culpa a la tarjeta.

XL. Creíamos que las máquinas no nos superarían en imaginación, emociones, creación…

O.P. Es una pregunta para un escritor de ciencia ficción [se ríe]. Pero sí, los gobiernos deberían protegernos y no escudarse en que vivimos en una sociedad liberal. Los gobiernos –en Turquía lo hacen– no deben abusar de esta amenaza para reprimir aún más la libertad de expresión. Tienen que protegernos. ¿Otra pregunta?

 

 

alternative textUn hito literario. Orhan Pamuk frente a sus libretas que rellena por completo de anotaciones. El escritor se ha convertido en el primer autor turco en ser premiado con el máximo galardón mundial de las letras.

 

 

XL. De jubilarse… ni hablar.

O.P. ¿Pero qué dices si tengo 50 años? [Tiene 71 y se ríe]. Bueno, a veces lo pienso, sobre todo al final del día. Cuando me deprimo, mi mujer me consuela y me dice: «Eres perfecto, pero trabajas demasiado». Cuando la escritura del día no se me ha dado bien, pierdo los nervios. Pero, si he quedado contento con las dos páginas que he escrito ese día, soy feliz como un niño. No hay nada más bonito que estar contento con lo que has escrito y que otras personas lo lean.

XL. Ucrania, Israel y Gaza. La situación es difícil. ¿Es usted optimista?

O.P. La guerra entre Israel y Palestina lleva ochenta años. Y en Turquía –no olvides eso– meten en la cárcel a tus amigos. A mí me han acusado, llevo guardaespaldas, me preocupan las campañas de odio. ¿Sabes? Ha habido momentos en mi vida en los que pensé que iba a perder mi reputación. Y que nunca la recuperaría. Así que sí, hay dos guerras horribles. Estoy avergonzado de la situación de la humanidad. Pero, por otro lado, soy feliz escribiendo. Soy feliz de estar vivo. Estoy envejeciendo, pero tengo tantos proyectos…

XL. ¿Planea venir a España?

O.P. Me encantaría. Me acuerdo de la primera vez que fui, hace años. Entonces, Turquía estaba pidiendo entrar en la Unión Europea. Yo repetía en las entrevistas, «por favor, admitan a Turquía, sería una magnífica oportunidad para nosotros, bla, bla, bla». En vista de mi entusiasmo, un periodista me dijo: «No se preocupe, señor Pamuk, nos admitieron a nosotros». Pero Turquía no entró en la Unión Europea. Esa es mi pena en la vida.

XL. ¿Esa es su pena?

O.P. Sí, Turquía tomó otra dirección, desafortunadamente. Antes era amiga de Europa.

XL. Todavía puede entrar.

O.P. Ahora no. Están asustados porque hay una gran tensión entre la OTAN y el resto del mundo y temen quedar fuera de la OTAN. En la actualidad, Turquía es muy obediente, sigue lo que dice América sobre Ucrania y no levanta la voz respecto a la guerra de Hamás e Israel.

XL. ¿No está jugando Erdogan con dos barajas?

O.P. ¿En serio? ¿Me preguntas otra vez por eso? He escrito un diario durante tantos años, publico un libro con mis dibujos… ¿y me preguntas por quinta vez sobre Erdogan?

 

 

Botón volver arriba