Absoluta deshonestidad
Vota en Contra Otra Vez” es la demostración patente de que la izquierda está dispuesta al engaño, como antes lo fue con la violencia, cuando le es funcional.
No querían la actual Constitución. Para botarla justificaron la violencia del octubrismo y aseguraron que surgía “por la vía de los hechos (la calle) un proceso constituyente en todo el país”. Aseguraban que carecía de legitimidad de origen y hasta hace poco, que cualquiera era mejor que “la escrita por 4 generales” (Gabriel Boric, Presidente).
Pues ahora afirman que la vigente es mejor que la propuesta por el Consejo Constitucional y la defienden a brazo partido, pretendiendo que “ya no es la del 80” (Lautaro Carmona, presidente del PC), que es en realidad la de Lagos (Francisco Vidal) y que asegura gobernabilidad (Jaime Quintana, presidente del PPD).
¡Suma contradicción!
Sostuvieron que no descansarían hasta tener una nueva Constitución, como lo vienen exigiendo desde hace más de 10 años. Plantearon que el proceso seguirá hasta tener “una verdadera asamblea constituyente”, y que “ningún gobierno puede dar por finalizado un proceso constituyente que le pertenece al pueblo” (Daniel Jadue).
Pues ahora aseveran que si gana el En Contra, se cierra y finaliza el proceso constituyente porque “si queremos proyectar un desarrollo de largo plazo, necesitamos certezas” (Gabriel Boric).
¡Inverosímil!
Querían que el órgano que redactara el nuevo texto fuera electo por el pueblo. No aceptaban que lo hiciera el Congreso o expertos electos por los partidos políticos. Se eligió por votación popular el Consejo Constitucional, se apegó a las normas que estableció el Congreso, a los 12 bordes que fijaron los partidos transversalmente, y al anteproyecto redactado por el comité de expertos, electo por los parlamentarios. Nadie reclamó que el Consejo hubiese desbordado ese marco en los organismos a los que se podía apelar (C Suprema y Comité Técnico de Admisibilidad). Pero ahora consideran el texto partisano y poco democrático.
¡Absoluta incoherencia!
Votaron en septiembre de 2022 a favor de la propuesta de la Convención que dividía a Chile en 11 pueblos, diferenciaba la justicia según etnias y arbitraba el poder y los derechos como si se tratara de amigos y enemigos. Ahora consideran que la actual propuesta “nos desune” y que es una imposición “de una mayoría circunstancial” (Gabrial Boric).
¡Indecorosos!
Lucharon por aprobar el “mamarracho” de la Convención sin expresar dudas respecto a lo refundacional y revolucionario del proyecto que plasmó la ultra izquierda para Chile. Ahora algunos parlamentarios y convencionales PPD y PS confiesan sentirse arrepentidos de haber aprobado ese borrador “por sus profundas falencias y elementos contraculturales”, pero se pronuncian por rechazar el nuevo texto en diciembre. Si vuelven a perder, ¿se arrepentirán de nuevo de haber instado a votar mal?
¡Descaro!
Pregonaron al mundo que perdieron el plebiscito anterior por las fake news de la oposición. Ahora montaron una franja electoral que desafía las mínimas normas éticas. Es una cadena de mentiras respecto a la propuesta constitucional que votaremos el 17 de diciembre:
¿Qué es lo que nadie quiere?, plantea la publicidad electoral de la izquierda que financiamos todos los chilenos en la TV: que le roben sus ahorros (cuando consagra la propiedad e inexpropiabilidad de los fondos), una mala educación para sus hijos (¿?); salir a la calle con miedo (¿cómo ahora?), que omita el combate a los narcos (al contrario, establece medidas ad hoc para combatirlo); que nos quiten derechos (suma, no resta); que haciendo el mismo trabajo el hombre ganará menos que la mujer (por primera vez consagra a nivel constitucional la paridad de remuneraciones) y, entre otros, que unos pocos se queden con el agua (nada permite aseverarlo).
Votaron Apruebo en el plebiscito que preguntó sobre una nueva Constitución. Volvieron a votar Apruebo cuando se plebiscitó el texto donde la ultra izquierda tenía mayoría. Y ahora, sin embargo, usan como jingle de su franja electoral “Vota en contra otra vez”, pensando recoger votos del 62% del Rechazo en el plebiscito anterior. ¿Se sostiene le democracia con una izquierda dispuesta al engaño, como antes lo estuvo con la violencia, cuando le es funcional?
¡Deshonestos!