Macron da un cerrojazo contra la inmigración, provocando una crisis de su Gobierno
Retirada del permiso de residencia a los inmigrantes «que no respeten los principios de la República» o la supresión total o parcial de las ayudas médicas del Estado, son algunas de las medidas de la reforma
La Asamblea Nacional (AN) y el Senado, las dos cámaras del Parlamento francés, aprobaron definitivamente, la madrugada del martes al miércoles, un proyecto de Ley destinado a regular de manera muy restrictiva el más grave de los problemas nacionales, la inmigración.
La AN lo aprobó con 349 votos a favor y 186 en contra. El Senado, la aprobó, por 214 votos a favor y 11 en contra.
En una AN de 577 escaños, la mayoría de 349 es muy amplia, pero encubre una realidad política muy complicada y envenenada, que ha precipitado una crisis grave del gobierno y las distintas familias que apoyan al presidente.
Un número impreciso de los diputados próximos a Macron votaron contra el proyecto de su propio gobierno, que se benefició con el voto de los 88 diputados de extrema derecha. El presidente había anunciado que pediría una nueva votación, si el proyecto era aprobado con los votos de Marine Le Pen. Decisión quizá improbable.
El presidente de la República dirigirá hoy un discurso solemne a la Nación, esperando disipar dudas y clarificar un panorama político confuso y problemático para su propio futuro político personal. Ha quedado claro que Macron no tiene una mayoría parlamentaria que le permita hacer grandes reformas de ningún ipo.
Hace días, el proyecto original fue rechazado por la AN. Y el gobierno de Macron formó una comisión mixta de diputados y senadores, con mayoría conservadora, para negociar un texto de compromiso que pudiera culminar «regulando» la inmigración de manera muy «restrictiva».
El texto aprobado es una versión dura del proyecto original, con muchas concesiones inconfesables a la extrema derecha. Y varios ministros amenazaron con dimitir. El movimiento de los Jóvenes con Macron (JcM) ha denunciado la «traición» presidencial. En sus orígenes, el «macronismo» aspiraba a ser, «al mismo tiempo», de «izquierdas y de derechas». La aprobación del cerrojazo nacional contra la inmigración, contando con el voto de la derecha tradicional y la extrema derecha, divide gravemente a las distintas familias macronianas (centristas, liberales, moderadamente conservadoras, incluso socialistas, muy rosa pálido).
El proyecto de Ley aprobado por el Senado, a la espera del voto decisivo en la AN, tiene estos puntos esenciales:
Instaurar un debate anual sobre la inmigración. Se impondrán «cotas» de recepción de inmigrantes
Se creará el delito de «residencia irregular»
Se crearán «centros de retención administrativa»
Retirada del permiso de residencia a los inmigrantes «que no respeten los principios de la República»
Concesión de permisos de residencia para trabajar en sectores necesitados
Endurecer de manera importante la concesión de permisos de residencia
Recorte muy sustancial de las ayudas familiares, que solo podrán recibirse tras largos periodos de «prueba»
Supresión total o parcial de las ayudas médicas del Estado. Será necesario acreditar que se está trabajando
Muchas ayudas sociales solo se podrán recibir tras cinco años de residencia
Los inmigrantes estudiantes deberán pagar una «fianza» que permita justificar económicamente su presencia si no tienen trabajo
Será mucho más difícil conseguir la nacionalidad, en condiciones mucho más restrictivas
El reagrupamiento familiar será mucho más difícil y problemático
Expulsión inmediata de personas condenadas por delitos muy diversos
Durante los debates parlamentarios, Gérald Darmanin, ministro del Interior, advirtió que, a su modo de ver, algunos de los proyectos aprobados pudieran ser inconstitucionales… Y el Tribunal Constitucional pudiera matizarlos y reclamar una nueva redacción, cuando sigue pendiente la redacción definitiva del proyecto de Ley, que ha dividido a toda la clase política nacional.
En en el gobierno y las familias próximas a Macron, han estallado divisiones y tensiones. Circulan fechas de una posible crisis de gobierno.
Las izquierdas, ecologistas, populistas, socialistas y comunistas, siguen hundidas en su histórica crisis: juntas tienen menos votos, menos diputados y menos intenciones de voto que la extrema derecha.
La derecha tradicional de Los Republicanos (LR), el partido de Nicolas Sarkozy, ha conseguido una gran victoria táctica, imponiendo sus ideas a un Macron muy a la derecha. Pero siguen siendo muy minoritarios.
Marine Le Pen es la única personalidad política que se cotiza a la alza, y saludó la aprobación del proyecto de Ley como «un triunfo ideológico» de su familia política.
Por su parte, la empresa, la enseñanza y la Iglesia siguen con palmaria preocupación la evolución de ese arco iris de crisis nacionales.
Patrick Martin, presidente de la patronal, visiblemente contratado se limitó a comentar: «No debiéramos olvidar que Francia necesitará mucha mano de obra inmigrante los próximos años».
Un colectivo de profesores universitarios ha publicado un manifiesto insistiendo en que las medidas contra la inmigración estudiantil pueden ser muy nocivas para la cultura francesa.
La Conferencia Episcopal, por su parte, publicó hace días, una reflexión de fondo, estimando que era injusto e inhumano reducir los problemas de la inmigración a sus dimensiones policiales. A juicio de los obispos franceses es «urgente» una reflexión humanitaria sobre las dimensiones más dramáticas de las crdisis migratorias.