Un viejo amigo, lector dinámico y voraz, me recomendó hace poco la obra de Andrea Marcolongo, una escritora italiana treintañera residenciada en París, de quien el mismo amigo me recomendó leer un articulo sobre el aprovechamiento inapropiado del conocimiento en la web (Quijotes en el Siglo XXI, ABC, 31/01/2024). Leyéndolo me llamó la atención su conclusión de que el incendio de Roma en el año 64 dc, atribuido por el emperador Nerón a los cristianos, habría constituido la primera fake news de la historia y un ejemplo palpable del efecto polarizante de estas opiniones en los actores sociales, pues aquellos inmediatamente se dividieron entre los que defendían al emperador y su tesis y quienes se hicieron defensores de los cristianos. Este evento ígneo cuyas causas aún se discuten y se atribuyen a elementos materiales de la época, como las elevadas temperaturas y la abundancia de casuchas de madera que fueron fácil pasto de las llamas, las que podrían haber nacido de combustión espontanea o de las torcidas intenciones de un aún no determinado culpable.
Independientemente de su condición de ser o no ser la génesis del uso efectivo de la información mal generada, si constituye aquel incendio un buen ejemplo del uso malintencionado de la información para generar opinión, uso que en la actualidad se ha generalizado y extendido a la costumbre de aprovecharlo por gobiernos, empresas, grupos de opinión y organizaciones de todo tipo, que vierten en medios y redes sociales toda clase de noticias no demostradas, las que hacen tomar partido a muchas personas que, sin razón lógica o por incultura informativa e informática, las repiten en una especie de ecolalia social, en un reflejo autista de conceptos y hechos que aceptan por simple emocionalidad autocomplaciente.
Entre los emisores más contumaces de fake news del mundo se cuentan el gobierno de Venezuela, sus partidos de soporte político y sus más conspicuos aliados internacionales, comprometidos todos en una guerra de opinión contra USA y sus socios internacionales. Destaca notoriamente el uso de información maliciosa entre las costumbres del eje gobierno/psuv para atemorizar, desalentar, influenciar y dirigir a la opinión política, económica, cultural y social que es ampliada por la ecolalia de los seguidores psuvecos, hasta exagerarla y convertirla en coprolalia (definición que uso para suavizar el término feo que se usaba en mi época para la mentira y los mentirosos, que en idioma inglés equivaldría a bulshit y bullshiter).
Un reciente ejemplo local de este uso degenerativo de la información maliciosa por parte del gobierno ¿chavo/madurista?, sería el del supuestamente descubierto intento de asesinar a Maduro y a su delegado en el estado Táchira. Proyecto en el cual estarían involucrados agencias del gobierno estadounidense (la sempiterna CIA entre ellas), la derecha uribista colombiana, sectores golpistas antidemocráticos venezolanos, militares inconformes y otros que irán apareciendo según las necesidades argumentales de la estructura cívico/militar o militar/cívica psuveca vaya requiriendo.
Sin querer especular sobre este hecho ( no vaya a ser que deba dar explicaciones de las que carezco y que me podrían conducir a un local cerrado que perdió la llave que la abre y está situada por los lados de Boleíta) quisiera comentar un hecho curioso: entre los militares que fueron presentados como golpistas por Maduro y luego sometidos públicamente a una infamante exclusión de la fuerza armada, se encuentran dos hermanos (teniente coronel uno y mayor el otro), que son hermanos de doble conjunción de una magistrada de la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia, quien casi de inmediato renunció a la magistratura. Se dijo en las redes que, siendo magistrada, le había correspondido ser la ponente de la sentencia sobre la acción que la señora María Corina Machado habría intentado para demostrar la inexistencia de la suspensión para el ejercicio de cargos públicos que se alega en su contra, así que otro fue el ponente.
La salida de la magistrada Barbara Gabriela César Siero, que así se llama la dama renunciante, pudiera ser el origen de los rumores sobre nuevos cambios en la nómina de magistrados del Supremo, buscando, según comentan, una mayor fidelidad al modelo chavista. Así podrían enfrentar con mayor cohesión los nuevos momentos políticos que se avecinan, pues el desgaste del modelo, la perpetuación de una dirigencia que no se renueva, la muy comentada afición al dinero fácil y otras menudencias como el desinflamiento del apoyo popular, han hecho que la gente vea una única alternativa candidatural para derrotar a Maduro en unas elecciones presidenciales, aunque nunca fueran justas y libres.
Que el gobierno tenga éxito en contener un desenlace electoral que le sea desfavorable depende, y en mucho, de que la principal opción opositora se mantenga en la lucha, más como una opción para recuperar vías democráticas y pluralistas que como una opción para demostrar un liderazgo personal. Debe ratificar su compromiso con la democracia y aguantar abusos, golpes y escupitajos con la serenidad y paciencia de quien sabe que cuenta con el absoluto respaldo de quienes creen que la democracia se puede mejorar, ampliar y producir felicidad y el de un pueblo que comienza a tener una nueva esperanza.
Bueno, aún falta por ver si las voces que claman por patear la mesa, en ambos lados, tendrán éxito o no.
