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Portugal entra fracturado en un laberinto político

El ascenso de la extrema derecha, con la que Montenegro se niega a pactar, complica la formación de gobierno

El líder de Chega, André Ventura, celebra los resultados obtenidos por su partido AFP

 

Con el 18,1% (1.108.764) de los votos, el partido de extrema derecha, antisistema, radical y populista Chega es el gran vencedor de las elecciones legislativas portuguesas del 10 de marzo. La formación logró romper la alternancia bipartidista entre el PPD-PSD (socialdemócratas) y el Partido Socialista. El sistema político portugués se volvió más caótico y menos gobernable.

No fue una noche para sonrisas ni de los vencedores ni de los vencidos, ambos aún difíciles de determinar. La proximidad entre la Alianza Democrática (AD) y el PS impidió a los líderes celebrar o reconocer la derrota tempranamente. La complejidad de las elecciones con mayor participación de la historia, con 6,1 millones de votos, deja un escenario difícil para la gobernabilidad.

Tras el fracaso de la mayoría absoluta socialista de António Costa para resolver los graves problemas de la sociedad en sectores clave como la vivienda, la sanidad y los salarios, después de haber sido derribada por una investigación del Ministerio Público, se esperaba que la AD (la coalición preelectoral entre el PPD-PSD y el CDS-PP) fuera capaz de lograr un resultado sólido en estas elecciones, como se le exige al partido en la oposición. No fue así.

Inestabilidad

Una vez escrutados todos los votos y contabilizadas todas las circunscripciones, la AD consiguió sólo un 0,8% más de votos que el PS. Un total de 29,5% (1.811.322) de los votos para los socialdemócratas y el 28,7% (1.759.937) para los socialistas abre varios escenarios. Quizá el margen sea pequeño para gobernar Portugal, pero Luís Montenegro quiere ser primer ministro y pedirá la bendición del presidente, Marcelo Rebelo de Sousa. Lo necesita, porque no hay que ser brujo para darse cuenta de que el próximo gobierno será de corta duración, paralizado por el PS a la izquierda y Chega a la derecha.

El socialdemócrata Montenegro, que saca su electorado del centro, ha prometido no gobernar con la extrema derecha. El socialista Pedro Nuno Santos asumió la derrota y la oposición, comprometiéndose a no aprobar los presupuestos de la AD y a no apoyar las mociones de censura de Chega. Todos los demás partidos de derecha o izquierda son demasiado pequeños para dar a Montenegro la necesaria estabilidad.

El líder de Chega dijo que, con el deseo de formar gobierno, podría moderar un poco su radicalismo para hacer concesiones al PSD. Entre bastidores, se habla incluso de que podría haber un golpe interno si Montenegro no consigue formar gobierno en un Parlamento mayoritariamente de derechas.

Los electores han cambiado la dirección del Parlamento portugués hacia la derecha después de ocho años, pero todos los partidos democráticos se niegan a negociar con André Ventura, que, con 48 diputados, será una fuerza ruidosa en la Asamblea. Los tres partidos situados a la izquierda del PS, tradicionalmente los partidos de protesta, no obtuvieron más de 13 escaños.

El PS obtuvo 77 escaños y AD sacó 79. Eso deja a Iniciativa Liberal con 8 diputados y con uno al Partido de los Animales y la Naturaleza. Podrían ser socios de Montenegro, pese a no traducirse en una amplia base de apoyo.

Aunque el país se felicita por el mínimo histórico de abstención, en torno al 33%, se ha dado cuenta de que una buena parte de los nuevos electores han votado a la extrema derecha, el gran elefante en la habitación de la política portuguesa, ya que es imposible que los partidos democráticos ignoren a una fuerza de 48 diputados que ha recibido un millón de votos. La abstención no bajaba del 40% desde hace 19 años.

De hecho, Chega ganó las elecciones en algunas circunscripciones periféricas como Elvas, en la frontera con Badajoz. Los socialistas ganaron en el sur y los socialdemócratas, en el norte. El Partido Comunista, que tras el 25 de abril era un partido del 15%, perdió algunos de sus bastiones históricos como Beja, en el Alentejo, y obtuvo su peor resultado histórico, con tres diputados.

Los electores han cambiado la dirección del Parlamento portugués hacia la derecha después de ocho años

Oposición fuerte

Aunque los socialistas perdieron 45 diputados, sufrieron una derrota leve, prácticamente un empate técnico. Con la inestabilidad que se avecina para el gobierno de Montenegro, Pedro Nuno Santos eligió el momento perfecto para asumir el liderazgo de la oposición. Por otro lado, AD obtuvo la victoria más corta de la democracia portuguesa. Los 106.000 votos más que obtuvieron los socialdemócratas respecto a las últimas elecciones bastaron para vencer a un PS que perdió 500.000 votos.

Con el rápido ascenso de Chega, Rebelo de Sousa vivió lo que siempre quiso que no ocurriera en su mandato, en unas elecciones anticipadas propiciadas en gran parte por él mismo.

Sin perder el tiempo esperando el resultado de los votos de la emigración, el presidente empezó a escuchar a los partidos, pero no nombrará al primer ministro hasta conocer el resultado de las circunscripciones de emigración. El presidente logró desalojar al PS del poder, pero Ventura fue el vencedor de la noche. La débil victoria de AD y la dura oposición de Pedro Nuno Santos empujan al gobierno hacia Chega. No es imposible que en la próxima votación de los Presupuestos Generales del Estado, con un gobierno presidido por Montenegro, Portugal vuelva a ir a elecciones anticipadas.

 

 

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