Villasmil: El espíritu de octubre
Escribo estas líneas entre el 26 y 27 de marzo. En días previos, la más reciente decisión de María Corina Machado había dejado a toda la institucionalidad chavomadurista fuera de base -o entre primera y segunda, para mencionar otra metáfora beisbolera- al nombrar a la Dra. Corina Yoris como la candidata opositora para las elecciones del próximo 28 de julio.
No había duda de que a medida que se acercara el momento final para las inscripciones de candidatos en el CNE aparecerían nuevas e insensatas ilegalidades del régimen. Lo que no podía saberse con certeza era por dónde saltaría la liebre, según un recordado gracejo popular.
Es un dato real que el chavismo ha dependido siempre de metrópolis autoritarias que han apoyado y auxiliado al régimen: Cuba, Rusia, Irán, China, son ejemplos obvios. Y los liderazgos cubano y ruso son los que le “dan línea” al chavomadurismo.
Una excepción en el mundo socialista la constituyó hace años el expresidente chileno Ricardo Lagos: “En Venezuela no hay chavismo, o revolución, sólo un presidente autocrático y populista, con una chequera grande.”
Ya todos sabemos qué pasó con la chequera. Pero la desesperación y la debilidad frutos de tantos años de desastre hacen que se tomen medidas oscuras como las del 25 de marzo por la noche, con un plan que da visos de haber sido fraguado tiempo antes. Y que, como afirmara César Pérez Vivas, busca consolidar un autogolpe de Estado que bien se sabe viene fraguándose desde hace años.
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Creo que podemos estar de acuerdo que el actual CNE es el más débil de la historia. Sus miembros respiran si desde los laberintos del poder les dan permiso. Luego de la lluvia de inhabilitaciones, de calendarios hechos a trancas y barrancas, de medidas que se saltan toda legalidad, el objetivo sigue siendo el mismo: dividir a la oposición, sembrar desesperanza en la población y no permitir una candidatura con chance real de victoria distinta a la del actual presidente.
Por cierto, merece mencionarse que este es un CNE muy misógino: no hay ninguna candidata, ya que las que se propusieron al parecer causaban espumarajos de mal de rabia a la directiva del órgano electoral.
Tengamos un primer dato claro: las once personas (distintas a NM) que inicialmente se inscribieron para la medianoche del 25 -perdón, que el régimen permitió que se inscribieran, el matiz no es por cierto menor- a los ojos de la tiranía, cada uno por sus sinrazones propias, no son rivales. Además, cumplirán en los casi cuatro meses que faltan para el 28 de julio una labor propagandística importante, al menos ante los ojos de la prensa “progresista” mundial y los aliados del régimen: pretenderán dar la imagen de que en Venezuela sí habrá candidaturas opositoras el día de la votación, con la misión adicional de intentar dividir el voto opositor.
Luego de la astracanada del día 25 de marzo, se anunció que se había aceptado la tarjeta de la MUD, con la candidatura del diplomático y embajador de carrera Edmundo González. Sin duda alguna es un nombre destacado, con un currículo completamente distinto a los de los alacránicos candidatos hasta ahora seleccionados por la voluntad de la tiranía. Pero se afirma que esa tarjeta tendrá un candidato final diferente, y sobre esa presa se están lanzando algunos sabuesos.
Una pregunta obvia: ¿si Manuel Rosales quería ser candidato, por qué no se inscribió finalmente en la primaria? ¿por qué se inscribió este lunes 25 entre gallos y medianoche? Las reacciones de rechazo que se están dando en todos los medios y redes son evidentes. Pero ¿qué dijo María Corina Machado en sus declaraciones del martes 26? Entresaquemos lo esencial:
“El régimen escogió a sus candidatos, se quitó la careta con sus cómplices”; “lo que ocurrió acelera la transición”; “hay que fortalecer más que nunca la organización ciudadana”; “nadie nos saca de la ruta electoral”.
Ante las preguntas reiteradas sobre Manuel Rosales, y si lo consideraba un traidor o un real opositor, insistió en varias ocasiones que “Corina Yoris es la candidata de la verdadera oposición, que está más unida que nunca”. Y, finalmente, “¿cómo juzga la inscripción de la candidatura de Rosales? ya el país lo ha juzgado”. A buen entendedor…
Porque la realidad es que inhabilitados no están sólo algunos políticos opositores, o MCM y la doctora Yoris, inhabilitados estamos todos, usted, su pareja, sus familiares, sus amigos, quien escribe esto, todos estaríamos inhabilitados de ser candidatos si a la larga representásemos un peligro, aunque fuera mínimo, para las chances de victoria del candidato de la tiranía…
¿Por qué Enrique Márquez y Manuel Rosales al parecer no representan ese peligro?
De Márquez no voy a a ocuparme hoy. Pero, vistos los acontecimientos de estas últimas 48 horas, más los antecedentes que se tienen del Gobernador-candidato presidencial (lo cual, por cierto viola la constitución), la suya huele a auto-candidatura impuesta a la brava con el beneplácito de la tiranía, y que Rosales busca transformar en un chantaje que es un falso dilema: o votan por mí o gana Maduro. Como si no estuviera claro que él es candidato porque Maduro no lo vetó. De los once seleccionados a dedo Rosales es la pieza más vaiosa de la tiranía, la que le puede servir mejor para la farsa que están intentando cocinar para el 28-7, y que debe ser impedida a toda costa por la oposición.
Hasta ahora, lo más evidente es la debilidad manifiesta del régimen, que lo hace equivocarse una y otra vez, y que las trampas no están siendo acompañadas ni siquiera por por los amigos usuales en el exterior, ni siquiera por Petro y Lula.
Rosales y sus cómplices, en una conjura digna del chavomadurismo, coinciden en lo esencial con el régimen: hay que detener a María Corina Machado como sea.
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Impedir que las elecciones del 28 de julio sean realmente libres, competitivas y democráticas implica para el régimen y sus alacranes asimismo destruir y enterrar el espíritu, la emoción, la esperanza surgidos el 20 de octubre pasado.
Frente a ello, es menester mantenernos unidos y alertas. Hay que evitar los pesimismos a ultranza que simplemente esconden desesperanzas sin futuro. Hay que evitar los análisis rabiosos y emocionales.
Es hora de no olvidar el objetivo final: el cambio de régimen. Y que la estrategia opositora no es un álbum de fotografías sino una película de larga duración. Faltan cuatro meses todavía.
Finalmente, es la hora de mantener presente el “espíritu de octubre”. Así como uno de los momentos más gloriosos de nuestra historia se dio en el impulso general de libertad que cristalizó el 23 de enero de 1958, y que generó una conducta inspirada en esa victoria, el llamado “espíritu del 23 de enero”, es el momento de que los venezolanos seamos conscientes de lo logrado a partir de la pasada Primaria de octubre, y sigamos haciendo de su resultado un espíritu férreo de lucha unitaria hacia la libertad.
No se trata sólo de preguntarnos ¿por quién hay que votar? Además, debemos tener claro qué hay que hacer, cada cuál en su rol ciudadano correspondiente, y esa línea estratégica nos la debe seguir dando la oposición verdadera unida en torno al liderazgo de María Corina Machado.
Es titánica la tarea, luchamos contra una dictadura pocas veces vista, y que seguirá planificando maldades, represiones e injusticias de todo tipo. Pero no hay que cejar en el esfuerzo.
Es deber nuestro hacer este año de Venezuela la primera gran victoria de la libertad en lo que va de siglo. Y mantener el convencimiento de que, si seguimos unidos, teniendo a Dios de nuestro lado, lo podremos lograr.
Suscribo 100% el contenido de este escrito.