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Los hombres no leen

No creo que el porcentaje de hombres que tienen el hábito de la lectura supere el 30 por ciento. Este cálculo a ojo aplicaría para España y América Latina

Reunión de un club de lectura

 

Según el «Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros en España 2023», el 68,6 % de las mujeres lee un libro en su tiempo libre, mientras que, entre los hombres, solo un 59,3 % lo hace. Esas cifras me parecen sospechosas. No tanto la de las mujeres, que apuesto a que es en realidad más alta, sino la de los hombres, que estoy seguro de que es mucho más baja. Quiero decir, que en las encuestas recabadas para ese informe del Ministerio de Cultura muchos hombres deben de haber mentido.

Me atrevería a calcular que la mitad. No creo que el porcentaje de hombres que tienen el hábito de la lectura supere el 30 por ciento. Este cálculo al ojo por ciento aplicaría para España y América Latina. La base para hacer estas afirmaciones es un baremo que me parece más fiable que el de la simple opinión. Me refiero a los clubes de lectura.

En estos momentos, estoy coordinando uno vía Zoom dedicado a ‘Ifigenia’, de Teresa de la Parra. Este clásico de la literatura venezolana está cumpliendo cien años de su primera edición y es una obra pionera, tanto por su temática feminista, como por sus recursos estilísticos. Ocho personas se inscribieron, todas mujeres. Al ser una novela que plantea de manera lúcida y temprana muchos asuntos que el movimiento feminista reivindicaría después, me imagino que los lectores varones asumirían que la obra solo podía tener interés para las mujeres. No obstante, estos prejuicios solo exacerban una tendencia que va más allá de los recelos de los hombres hacia cierto tipo de libros. No es que los hombres no lean a las mujeres.

Ahora estoy coordinando uno vía Zoom. Todos los inscritos son mujeres

El problema es que «los hombres», si se me permite la generalización, simplemente no leen. Esta impresión la ratifiqué en un encuentro que tuve con otro club de lectura, uno de los varios clubes que lleva adelante la librería Luces, de Málaga. El librero Bernabé Naharro propuso mi novela ‘Simpatía’ como lectura del mes de marzo. Asistí gustoso a este encuentro y fue una tarde maravillosa.

Los únicos hombres éramos Berni y yo. Las diez personas que asistieron a esa sesión eran todas mujeres. A ese grupo asiste regularmente, me dijeron, un par de hombres. Uno de ellos, por cierto, tuvo la gentileza de hacerme llegar por escrito sus impresiones sobre la novela, ya que no pudo asistir.

Se puede argumentar que dos ejemplos no bastan para establecer un patrón y es cierto. Hagan entonces ustedes sus propias encuestas en clubes de lectura y verán que no miento. Extrañamente, cuando uno revisa las cifras de los participantes en concursos literarios, la balanza se inclina ostensiblemente del lado de los hombres. Desde este punto de vista, el sistema literario refrendaría la distribución del estereotipado binomio activo-pasivo de los sexos. Los hombres escriben, las mujeres leen.

Por supuesto, el panorama actual de la literatura, donde las autoras tienen ahora un indiscutido el rol protagónico, desmiente tal distribución. A pesar de ello, algunos resabios persisten. En mis talleres de escritura, por ejemplo, suele haber participantes que, por pudor, prefieren firmar con seudónimo sus manuscritos. No hace falta que aclare que también en este aspecto la tendencia es inequívoca.

 

 

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