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Meloni vuelve a viajar a Túnez para contener la llegada de inmigrantes

La inmigración se convierte en uno de los temas prioritarios de la campaña para las elecciones europeas, con profundas diferencias entre Meloni y Salvini

Foto de archivo de Meloni en Lampedusa

 

El Gobierno italiano teme nuevos desembarcos masivos, con repercusiones políticas. La inmigración se ha convertido así en uno de los asuntos prioritarios ante las elecciones europeas del 9 de junio. Giorgia Meloni emprende mañana un nuevo viaje a Túnez, acompañada del ministro del Interior, Matteo Piantedosi, para evitar que la bomba inmigratoria explote en plena campaña electoral.

La primera ministra italiana ya estuvo en la capital tunecina en junio pasado, acompañada por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Firmaron entonces un acuerdo entre la UE y Túnez, con el objetivo de frenar las salidas de migrantes y controlar los flujos de inmigrantes subsaharianos en tránsito hacia Europa. Se concedió al autoritario presidente tunecino, Kais Saied, un paquete de ayudas de 250 millones de euros (100 millones de fondos europeos para el control de fronteras. Y otros 150 millones adicionales de liquidez para amortiguar la crisis financiera del país norteafricano, que estaba al borde de la bancarrota.

Kais Saied, que hace un año atacó con dureza a los países occidentales y a las «hordas de inmigrantes subsaharianos que amenazan nuestra identidad!», disminuyó sus exabruptos, aunque ha vuelto a elevar el tono de sus críticas y a realizar advertencias, seguramente con ánimo de obtener más ayudas: «Túnez rechaza ser un lugar de tránsito y de acogida de inmigrantes».

Con estas palabras, Kais Saied rechazó la hipótesis, que creó cierta tensión, de un centro de inmigrantes en el sur de Túnez, para acoger a los extranjeros subsaharianos en tránsito hacia Europa. Pero el Gobierno Meloni ha desmentido que se vaya a replicar con Túnez el acuerdo con Albania, que permite la construcción de dos centros de detención de inmigrantes irregulares rescatados en el Mediterráneo por naves militares italianas. Giorgia Meloni llegará a Túnez con un paquete de medidas, siguiendo los acuerdos firmados con Egipto el pasado 17 de marzo. Además de 50 millones de euros de ayuda y una línea de crédito para pequeñas y medianas empresas, la primera ministra italiana ofrecerá su apoyo en una serie de iniciativas en el campo de la agricultura, la energía y la formación,

Menos llegadas

El Gobierno italiano está satisfecho de la reducción de la entrada de inmigrantes en el 2024. Desde comienzos del año hasta hoy, desembarcaron 16.090 personas en las costas italianas (menos de la mitad con relación al mismo periodo del año anterior, cuando llegaron 34.142). Pero hay señales de alarma y se teme que la situación se agrave con la llegada del buen tiempo. En un mes, desde el 15 de marzo hasta el 15 de abril, desembarcaron en Italia 9.539 personas; es decir, el 60% del total desde el inicio del año.

Mientras en las costas tunecinas se concentran grupos de desesperados con la idea de partir hacia Italia, la inmigración se ha convertido ya en un asunto prioritario de la campaña electoral, creando tensión dentro de la mayoría gubernamental, en particular entre Hermanos de Italia y la Liga de Matteo Salvini.

La tensión se hizo patente el miércoles pasado, cuando el Parlamento Europeo aprobó la importante reforma europea sobre el pacto de inmigración. El partido de Meloni, Hermanos de Italia, y Forza Italia votaron a favor, mientras la Liga votó contra la reforma. La Liga, alineada con la extrema derecha, acusa a Europa de querer introducir soluciones demasiado progresistas en la cuestión de los inmigrantes. Su líder Salvini considera el paquete como una concesión excesiva al Partido Socialista Europeo (PSE), justo lo contrario de lo que piensa, el Partido Democrático que lidera Elly Schlein, que forma parte del PSE y votó en contra, al considerar que la reforma aprobada por el Parlamento europeo está demasiado en línea con la derecha.

Es decir, Italia contempló una de las maravillas de su política: Liga, extrema derecha, y Partido Democrático, socialista, votaron en contra de la reforma. El analista Wolfgang Münchau, director de Eurointelligence, consideró la aprobación del pacto sobre inmigración como una victoria de Giorgia Meloni a nivel nacional en dos frentes: «Por un lado, la primera ministra puede presumir de una victoria sobre la oposición italiana, que votó en contra de algunas disposiciones del pacto en el Parlamento. Por otro lado, Meloni podrá oponerse más eficazmente a sus aliados más abiertamente euroescépticos, como Matteo Salvini. Pero a nivel europeo la votación demuestra la difícil elección que Meloni tendrá que tomar. Sus aliados europeos en el grupo político ECR votaron en contra del pacto, incluido el polaco Ley y Justicia».

Las divisiones entre Giorgia Meloni y Matteo Salvini son claras en varios frentes. La campaña de Salvini contra Meloni se ha evidenciado sobre todo en un tema clave como es la inmigración. Está por ver si esto le da votos a Salvini, cuyo liderazgo está en profunda crisis, justo cuando la Liga está celebrando los 40 años de su fundación por Umberto Bossi, quien abiertamente se ha mostrado ya a favor de la sustitución de Matteo Salvini.

 

 

 

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