Democracia y Política

Friedrich Merz es reelegido como líder de la CDU en Alemania

El partido lo apoya porque tuvo la capacidad, pese a la derrota electoral, de convertir la formación en un grupo unificado y bien engrasado

El presidente de la CDU, Friedrich Merz, durante el congreso celebrado la semana pasada en Berlín AFP

 

La Unión Cristianodemócrata Alemana (CDU) reeligió el pasado lunes a su presidente, Friedrich Merz, que permanecerá dos años más al frente del partido. Merz obtuvo cerca del 90% de los votos de los 1.001 delegados que asistieron a la conferencia federal del partido en Berlín y revalidó así la victoria de enero de 2022, cuando, debido a la pandemia, fue elegido en una conferencia virtual con el 94,6%.

Merz se dirigió a los delegados con la fuerza de las encuestas, que sitúan a la CDU a la cabeza en las generales de otoño de 2025 con un 30% de los votos, el doble que los socialdemócratas del SPD, con el 15,5%. Y mostró una línea clara respecto al partido antieuropeo y antiextranjeros Alternativa para Alemania (AfD), que, aunque dañado por recientes escándalos de extrema derecha y por los indicios de vínculos con Rusia y China de varias de sus figuras, sigue aferrado a la segunda posición.

Merz reiteró la negativa a cooperar con AfD para formar gobiernos y recordó «nuestros valores europeos» y el hecho de que, «desde hace pocas semanas, sabemos que ese partido es apoyado y financiado por Rusia». Para contrarrestar el ascenso de AfD, la CDU se ha hecho con un nuevo programa más duro contra la inmigración y el asilo y centrado en la dañada economía: «No más leyes que las necesarias y tanta libertad como sea posible». A pesar de la victoria de Merz, varios barones regionales esperan agazapados una oportunidad de liderazgo, como el bávaro Markus Söder o Hendrik Wüst.

Salidas de tono

Los pocos que este lunes criticaban a Merz en los pasillos del Estrel Congress Center de Berlín venían a decir que Merz polariza: la mayoría de los delegados se dividían en fans reales y fans necesarios. No terminan de encajar en el carácter moderado del partido sus brillantes arrebatos de ira o sus salidas de tono, como la referencia a «rajás refugiados» que quitan las citas de dentista. Merz ha acusado al canciller Olaf Scholz en sede parlamentaria de no ser más que un fontanero del poder, un tono dialéctico desconocido en Alemania, y ni siquiera se ha arrepentido después.

Pero, a medida que se acercan las próximas elecciones federales, estos episodios se han vuelto menos frecuentes. Merz muestra mejor control de sí mismo y se ciñe al plan destinado a convertirse en canciller. Un gran partido en Alemania no gana las elecciones con declaraciones audaces, sino con un candidato en quien la gente confíe en es capaz de mantenerse él mismo, su partido y el país razonablemente bajo control. Por eso, la CDU reeligió votación tras votación a Angela Merkel, y no porque tuviese dentro del partido más predicamento que Merz. Este lunes, por cierto, algún delegado suspiraba por la improbable vuelta de Merkel, fuera ya de la vida política.

Según las encuestas internas, por delante de Merz figuran Markus Söder y también Hendrik Wüst, que aún no ha cumplido los cincuenta años pero que mantiene con éxito su imagen de hombre de Estado. Pero el partido apoya a su presidente porque, después de la derrota electoral, Merz rápidamente convirtió al caótico grupo que siempre fue en sus buenos tiempos en una formación razonablemente unificada y estratégicamente bien engrasada. Incluso miembros de la directiva que antes nunca hubieran alzado la voz por Merz lo elogian ahora por esto.

No terminan de encajar en el carácter moderado del partido sus arrebatos de ira y sus salidas de tono

Otra de sus virtudes es que Merz es el mejor remedio contra Söder, el bávaro que en el resto de Alemania despierta antipatía. Solo Merz, según creen incluso sus críticos, es lo suficientemente fuerte como candidato de la oposición para evitarlo. «Si Friedrich Merz quiere ser candidato a canciller, lo hará», decía este lunes la delegada posiblemente más opuesta al presidente, la vicepresidenta de la CDU, Karin Prien, mujer, liberal y fanática de Merkel. Pren está segura de que, si Merz continúa su transformación en estadista al mismo ritmo que hasta ahora, llegará exactamente a tiempo para las generales.

Convenció en este congreso, además, con su línea de resistencia para evitar perder votantes en favor de AfD, ahora el mayor peligro electoral. Se mostró a favor de una declaración clara del Estado contra el islamismo: «No queremos eso aquí. Esa no es la identidad de la República Federal de Alemania, con su gran libertad. A los islamistas no se les debería conceder la ciudadanía», dijo, en referencia a los manifestantes que piden en Alemania un Estado califato. «Cada uno de ellos es demasiado aquí», explicó Merz en una entrevista publicada por ‘Die Welt’. «Tenemos millones de musulmanes en Alemania que viven aquí y aceptan las reglas de este país sin ningún problema. No queremos hacerles daño», encontró el punto exacto del discurso. «Pero hay una minoría que habla en estas manifestaciones y es evidente que tenemos que enfrentarlos muy claramente».

 

 

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