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Culos nebulossos

Perdieron los culos, y triunfó la estética de nuestra guapa. Porque Israel también somos nosotros, los españoles que amamos la libertad

El crítico fallo de Nebulossa en el ensayo antes de la segunda semifinal de  Eurovisión 2024 que podría hacerle perder puntos

 

Irene Montero y el profesor Echenique han estado muy pendientes del desarrollo de lo que fue en su día el Festival de Eurovisión y hoy, con la colaboración de RTVE, se ha convertido en un espectáculo asqueroso. Hacen bien la Montero y Echenique en ocuparse de estas cosas para llenar el enorme vacío de su tiempo. Escribo apoyado por unas fotografías de los representantes de España. Suficiente miseria para opinar. Una mujer de 55 años, Mery Bas, prestigiosa peluquera alicantina y dos fantoches exhibidores de sus respectivos culos. Una imagen de España delictiva. De la canción elegida nada puedo escribir porque no la he oído. Contrasta con el aspecto, la dignidad y la valentía de Eden Golan, la representante de Israel, que soportó a sus 20 años toda suerte de atropellos y descalificaciones por parte de los partidarios de Hamás. Lo curioso del caso es que el voto libre de los espectadores españoles, el televoto, le concedió la máxima puntuación a Eden Golan, y Echenique y la jubilada de Galapagar han padecido por ello hondo quebranto. Esa votación libre y ajena a propagandas antisemitas e histerismos pro palestinos, demuestra hasta qué punto los españoles estamos hartos del odio oficial hacia Israel, la nación que representa la libertad de Europa. Ellos sufren las consecuencias mientras aquí nos dedicamos a enseñar dos peludos culos de muy complicada descripción. Dos culos antisemitas, escrito sea de paso. Culos «nebulossos».

Tenía pensado escribir para hoy la crónica social de la boda de Baltasar Garzón con Dolores Delgado, celebrada en los predios del torero Enrique Ponce. No he podido cumplir con mi ilusión porque, finalmente, y desconociendo los motivos, no fui requerido. Me ha costado mi ilusión un ojo de la cara. Adviertan que lo he dicho perfectamente. En la cara hay dos ojos. Los hay que confunden las cosas y describen un gasto excesivo para sus bolsillos, diciendo que les ha costado «un huevo de la cara», cuando en la cara no hay huevos. Son los que también dicen, cuando soportan una impresión inesperada, que se les han puesto los «pelos de gallina». Así que le preguntan a Yolanda Díaz: – ¿ Qué le han parecido los resultados de las elecciones autonómicas de Cataluña?-; y ella responde, con la fluidez que le caracteriza. –No he tenido ocasión aún de analizar los resultados, pero es probable que después de analizarlos, se me pongan los pelos de gallina-. Lo cierto es que, para asistir a tan elegante boda, me había hecho a la medida un traje blanco con chaleco blanco, acompañado de una camisa blanca, corbata blanca, calcetines cortos blancos y blancos zapatos, y a ver qué hago ahora con tantísimos blancos en mi armario de bodas. En fin, una decepción más.

Volviendo hacia los límites que no debería haber superado, creo aconsejable afirmar que España no puede recuperar su prestigio en Eurovisión encomendando tan difícil cometido a un par de culos de muy repugnante exhibición. De ello se tendrían que haber ocupado los expertos Echenique y Montero, con la ayuda inestimable de la Belarra, que también había pedido la retirada de «Nebulossa» en solidaridad con los encantadores terroristas de Hamás. Mientras se celebraba lo que, antaño, era un festival de canciones más o menos pegadizas, y ahora se ha convertido en un degenerado espectáculo de fealdad, yo dormía mi cansancio, y mi desconsuelo por no haber sido invitado a la boda de los Garzón, cuya cena tuvo lugar en torno a una piscina con forma de capote torero, monumental horterada. Y al despertar, supe que «Nebulossa» – a pesar del apoyo de Echenique y Montero-, había hecho el ridículo, que los telespectadores de España le habían votado masivamente a Eden Golan, la bellísima representante de Israel, y que RTVE, una vez más, se proclamó vencedora en el apartado de mal gusto.

Y claro, me alegró que la libertad de los españoles se hubiera situado en el buen gusto, que Baltasar Garzón y Dolores Delgado no fueran lanzados por los invitados al agua de la piscina con forma de capote de Enrique Ponce, que los culos de los «nebulossos» fueran pateados por el desprecio y el asquito, y que los expertos en Eurovisión, Echenique, Montero y Belarra, no acertaran ni una, tal como hacía José Luis Uribarri en los años en los que todavía, la degeneración y la fétida porquería no se consideraban un triunfo del «retroprogresismo».

Perdieron los culos, y triunfó la estética de nuestra guapa. Porque Israel también somos nosotros, los españoles que amamos la libertad.

 

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