La carga de la caballería ligera
La voz de Paulina Vodanovic, auténticamente socialdemócrata, suena permanentemente disonante en una coalición de gobierno tironeada entre el “socialismo democrático” y la orientación que le impone el Partido Comunista.
¿Por qué el gobierno decidió anunciar con tanta anticipación, a mediados de mayo, que en septiembre daría a conocer un proyecto relativo al Crédito con Aval del Estado? Nadie lo sabe, es un misterio. ¿Será que no tiene muchas ideas que proponer y, al anunciarlo con tanta anticipación, busca que todos digan lo que piensan sobre el tema para, de ese modo, poder construir su propio proyecto con las mejores ideas que escuche?
No, no puede ser la explicación; sería demasiado rebuscado.
¿Tal vez lo hizo como un paliativo anticipado, algo con que entretener a su ala izquierda antes de su cuenta pública del 1 de junio, que a esa ala izquierda presumiblemente no le gustará?
Tampoco lo creo, sería demasiado perverso. La verdad es que no se me ocurre por qué el gobierno anunció con tanta anticipación algo que todavía no tiene orientación ni contenido.
Y tanto carece de orientación y contenido, que sus seguidores lo han interpretado cada uno a su modo. Una situación que se sitúa en el ámbito de las comunicaciones defectuosas, que es aquel en el que las cosas suelen terminar en tragedias. Geoffrey Regan, en su libro “Great Military Disasters” (B. T. Batsford Ltd, Great Britain, 1987) afirma que la trágica carga de la caballería ligera británica en la guerra de Crimea en 1854, que acabó en uno de los mayores desastres militares que recuerde la historia, se debió a que el jefe militar británico Lord Ranglan, ordenó a Lord Lucan, al mando de la brigada, atacar “hacia el frente” en circunstancias que en el fragor de la batalla éste tenía varios frentes. Lord Lucan decidió atacar “de frente” y su tropa fue masacrada por las fuerzas rusas que situaban “al frente” pero también a sus costados.
Algunos de los seguidores del gobierno han decidido “atacar de frente”. Después de todo el programa de gobierno de Gabriel Boric planteaba no sólo la condonación de la deuda para todos los deudores y su pago gradual a largo plazo a los bancos por parte del Estado, sino también la desaparición misma del CAE (sería substituido por un sistema transitorio hasta alcanzar el paraíso en la tierra, esto es la gratuidad universal). Por ello el anuncio gubernamental ha sido entendido por este sector de seguidores simplemente como el aviso del pronto cumplimiento del programa, lo que significa que entienden que el gobierno condonará la deuda y se hará cargo (en realidad los gobiernos futuros) de pagar los aproximadamente once mil millones de dólares que los ex estudiantes que usaron el CAE le deben a los bancos.
El gobierno, por su parte, aparentemente decidió atacar por los costados, aunque no ha podido dejar claro (quizás no lo tiene claro), de qué costado se trata. La ministra Tohá declaró que lo que propondrían era un compromiso porque estaba en el programa de gobierno y que se crearía un nuevo sistema de créditos, repitiendo aquello de la transitoriedad hasta alcanzar la gratuidad universal. Como no habló de condonación se le preguntó directamente si ésta iba a ser parte de la propuesta de septiembre, pero eludió el tema: se limitó a decir que se trataba de una solución “integral”, fuese lo que fuese lo que aquello significaba. Los periodistas corrieron entonces a pedirle a la ministra Vallejo que explicara qué había dicho su enigmática colega de gabinete, a lo que ella, apoyando su dedo índice sobre la mejilla, respondió que no se estaba evitando decir “aquella palabra” (y ella no la dijo), sino que “queremos poner énfasis en los principios generales que va a tener esta propuesta”. O sea, un nuevo enigma dentro del enigma anterior.
La única que, dentro de las huestes del gobierno, parece tener claro de qué va el combate es Paulina Vodanovic, que opinó que una condonación integral era “una irresponsabilidad en el escenario económico que tenemos”. Y no sólo eso, sino que, criticando directamente a quien había tomado la decisión de anticipar el anuncio, lo describió como una manera de “nuevamente levantar expectativas a la gente y que se vean insatisfechas”.
No es la primera vez que la presidenta del Partido Socialista hace escuchar una voz razonable dentro de un conglomerado que parece permanentemente dispuesto a “cargar” en todas direcciones al mismo tiempo, debido a malas comunicaciones o a comunicaciones equivocadas que ella ha corregido. El año pasado ya conmovió el ambiente político cuando, hablando de su partido, señaló “el gran error que cometimos el 18 de octubre fue quedarnos callados. No salir a defender con fuerza las ideas, los logros de nuestro gobierno. Y no condenar tajantemente la violencia”. Su único problema es que su partido no siempre parece estar dispuesto a seguirla en sus opiniones y muchas veces se ha mostrado más bien dispuesto a escuchar el toque de clarín que manda “a la carga” y partir hacia adelante con el mismo entusiasmo de la caballería ligera en Crimea.
Es imposible no pensar que Paulina Vodanovic está en el partido equivocado o que, si es escuchada, es su partido el que va a estar en el lugar equivocado. Su voz, auténticamente socialdemócrata, suena permanentemente disonante en una coalición de gobierno tironeada entre el “socialismo democrático” y la orientación que le impone el Partido Comunista. Esa misma voz sería más escuchada y efectiva liderando al “socialismo democrático” hacia un frente político que aísle en un extremo al Partido Republicano y en el otro al Partido Comunista y el Frente Amplio. Algo no imposible de imaginar si se tiene en cuenta otra voz, la de Evelyn Matthei, que, refiriéndose a los dichos de Vodanovic, señaló: “A mí me da mucha alegría cuando una ve personas que no están en el sector político de una, pero que dicen las cosas por su nombre, y en ese sentido la señora Paulina Vodanovic ha sido muy clara y valiente. Ese es el tipo de políticos que queremos tener. Con ese tipo de políticos una se puede poner de acuerdo”.
¿Y el anuncio del gobierno? Seguirá en el misterio y provocando el caos entre sus seguidores, que siguen cargando hacia cualquier lado… como la caballería ligera en Crimea.